Publicación semanal para jóvenes adultos
Tres maneras de alinear tu vida con la voluntad de Dios
Julio de 2024


Solo para la versión digital: Jóvenes adultos

Tres maneras de alinear tu vida con la voluntad de Dios

¿Cómo podemos saber lo que el Padre Celestial desea que hagamos?

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Jesucristo con un cordero sobre los hombros

Going Home [De regreso a casa], por Yongsung Kim

Durante los últimos años, me he preguntado:

“¿Qué propósito tiene Dios para mi vida?”.

“¿Cómo puedo alinear mi voluntad con la de Él?”.

He buscado respuestas a estas preguntas durante mucho tiempo y todavía no creo haberlas resuelto del todo. Sin embargo, he descubierto tres verdades que me ayudan a entender cómo dirigir mi vida de la manera que el Padre Celestial desea que lo haga.

1. Mantén el Espíritu contigo

Una parte importante de hacer lo que el Padre Celestial desea que hagamos es buscar y escuchar las impresiones del Espíritu Santo. El Espíritu puede hablarnos de muchas maneras, pero es nuestra responsabilidad ser dignos de Su compañía y aprender la forma en que Él nos habla personalmente.

En mi caso, el Espíritu me habla a través de mis pensamientos, pero a veces puede ser difícil discernir la diferencia entre mis propios sentimientos y la guía de Dios.

Algo que me gusta hacer es considerar si los pensamientos que tengo son buenos. Tal como enseñó el profeta Moroni: “Todo lo que es bueno viene de Dios” (Moroni 7:12). Si un pensamiento me dice que haga algo bueno por otra persona, me invita a conectarme con el Padre Celestial o me anima a llegar a ser más semejante a Jesucristo, sé que es del Espíritu Santo.

Día tras día, trato de mantener ese compañero constante conmigo, escuchar Sus invitaciones y estar dispuesta a actuar de acuerdo con ellas. Eso me ayuda a alinear mi vida con el Padre Celestial.

El presidente Henry B. Eyring, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, nos recordó: “Se está enviando el Espíritu Santo a los fieles miembros por convenio de la Iglesia de Jesucristo. Ahora, sus experiencias serán singulares y el Espíritu los guiará, de la manera más adecuada para su fe y capacidad, para que reciban revelación para ustedes y para aquellos a quienes aman y sirven”.

2. Recuerda tu identidad divina y ayuda a los demás a recordar la de ellos

El Padre Celestial y Jesucristo dicen que “ama[r] a tu prójimo como a ti mismo” es el segundo gran mandamiento (véase Mateo 22:39). Podemos sentir más amor y compasión por nosotros mismos y por los demás cuando conocemos y honramos nuestra identidad divina.

El Padre Celestial desea que nos veamos a nosotros mismos como lo que somos: Sus amados hijos con un potencial infinito. Debido a que nos ama, Él desea que amemos a los demás y que les recordemos quiénes son en realidad.

El élder Gerrit W. Gong, del Cuórum de los Doce Apóstoles, nos recuerda con amor: “La fe, el servicio y el sacrificio nos hacen mirar más allá de nosotros mismos y nos acercan a nuestro Salvador. Cuanto más compasivo, fiel y desinteresado sea nuestro servicio y sacrificio por Él, más podremos comenzar a comprender la compasión y gracia expiatoria de Jesucristo por nosotros”.

Creo que si pudiéramos vernos como el Padre nos ve, podríamos ver más fácilmente Su mano en nuestra vida.

3. Confía en Su tiempo

Una parte fundamental de hacer las cosas a la manera de Dios es confiar en Su tiempo. Sé que hay momentos en nuestra vida en los que lo último que queremos hacer es esperar. Tal vez estemos esperando bendiciones, entre ellas encontrar un cónyuge, tener suficiente dinero para comprar una casa, encontrar un trabajo bien remunerado, sanar ya sea física o mentalmente, o innumerables otras.

Pero a veces esas bendiciones no llegan cuando queremos. De hecho, a veces la vida puede parecer como si estuviéramos deambulando por un vasto desierto, donde las bendiciones se han secado.

Sin embargo, cuando esperamos en el Padre Celestial, podemos acudir al relato de los jareditas en el Libro de Mormón (véase Éter 2). Cuando viajaban hacia la tierra prometida, Dios no quiso que se detuvieran en el desierto (véase el versículo 7). Él quería que avanzaran. De la misma manera, el Padre tampoco quiere que nos detengamos en nuestros desiertos metafóricos. Él desea que sigamos progresando con fe hasta que alcancemos las bendiciones prometidas.

Él desea que yo siga adelante con fe, guarde Sus mandamientos y espere en Él con paciencia.

Puede que haya ocasiones en las que no podamos entender por qué tenemos que soportar algunos desafíos o por qué tenemos que esperar de acuerdo con Su tiempo. Algo que he aprendido es que todo, por difícil que sea, siempre puede ser para nuestro beneficio si seguimos acercándonos al Padre Celestial (véase Doctrina y Convenios 122:7).

Sé que al esforzarnos por hacer las cosas a la manera del Padre Celestial, podemos tener la compañía del Espíritu Santo y sentir Su amor todos los días. Si confiamos en el Padre Celestial, incluso en los momentos difíciles, podemos encontrar la fortaleza que necesitamos. Si estás pasando por algo difícil, arrodíllate y habla con Él. Sé que el Padre Celestial te escuchará y te dará el consuelo y la guía que necesitas.

Es posible que tus tribulaciones no desaparezcan después de orar, pero el Padre te dará la fortaleza para continuar y Él estará en esa senda contigo.

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