Publicación semanal para jóvenes adultos
El ayuno: Una manera segura de fortalecer tu fe en el Señor
Julio de 2024


Solo para la versión digital: Jóvenes adultos

El ayuno: Una manera segura de fortalecer tu fe en el Señor

No olvides este poderoso principio del Evangelio.

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jóvenes adultos sentados juntos y aprendiendo

¿Alguna vez te has preguntado si realmente podrías confiar en el Padre Celestial y en Jesucristo?

Yo sí me he sentido de esa manera, sobre todo cuando me convertí en miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Me uní a la Iglesia cuando tenía diecisiete años y era la más joven de mi familia y la única miembro de la Iglesia. Creía que el Evangelio de Jesucristo era verdadero; había orado al respecto y había sentido mucho gozo. Quería vivir el Evangelio, pero al mismo tiempo me sentía abrumadoramente sola. Mis amigos y algunos miembros de mi familia me trataban con dureza por unirme a la Iglesia. Sentía que tenía que escoger entre mi relación con mis seres queridos y mi relación con el Señor. Me parecía imposible convencerlos de que estaba siguiendo el camino correcto.

Recordar el poder del ayuno

Un día, recordé algo que los misioneros me habían enseñado cuando estaba aprendiendo sobre el Evangelio: la ley del ayuno.

Me habían invitado a orar y a ayunar para pedirle al Padre Celestial que ablandara el corazón de mis padres a fin de que dieran su consentimiento para que yo fuera bautizada. Seguí su consejo y sentí mucha paz y seguridad a pesar de mis circunstancias. Mi padre firmó el documento de permiso, que permitía que fuera bautizada, aunque mi madre todavía no lo aceptaba.

Al meditar sobre la actual falta de apoyo de mi familia, recordé ese milagro de paz que había sentido antes de ser bautizada. Recordé que todo es posible para el Padre Celestial (véase Mateo 19:26) y que, al acudir a Él con fe mediante el ayuno y la oración, puede hacer que cosas aparentemente imposibles sean posibles mediante la fe en Cristo.

Como aprendemos en Helamán 3:35: “No obstante, ayunaron y oraron frecuentemente, y se volvieron más y más fuertes en su humildad, y más y más firmes en la fe de Cristo, hasta henchir sus almas de gozo y de consolación”.

Quería profundizar mi confianza en el Padre Celestial, llenar mi corazón de gozo y hacer lo que pudiera para ablandar el corazón de aquellos que no me apoyaban. Así que ayuné y oré constantemente para recibir alivio de la soledad que afrontaba.

Invitar milagros

Nada cambió de inmediato. Me dijeron que estaba causando desafíos en nuestra familia por ser miembro de la Iglesia. Me sentía muy sola, pero confiaba en que el Padre Celestial estaba escuchando mis oraciones y que mi ayuno traería bendiciones. Con el tiempo, vi un milagro: el corazón de mis padres gradualmente se ablandó respecto al Evangelio.

También sentí que mi fe en el Padre Celestial y en mi Salvador se fortalecía. Mi fe más fuerte me ayudó a saber cómo responder a los demás cuando eran descorteses y cómo profundizar mi relación con mis seres queridos y con el Padre Celestial y Jesucristo.

Después de ayunar y orar mucho, recibí la respuesta de que debía servir en una misión. Milagrosamente, mis padres terminaron siendo bautizados antes de que yo saliera a servir y también pude sellarme a ellos en el Templo de Manila, Filipinas, unos meses antes de terminar mi servicio.

El ayuno continúa produciendo milagros a mi vida cada domingo de ayuno. Pero también ayuno cuando la vida es incierta y necesito especialmente la paz de Cristo.

Como enseñó el presidente Russell M. Nelson: “En tiempos de profunda aflicción […], lo más natural que hacemos es recurrir a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo, el Maestro Sanador, suplicando que manifiesten Su maravilloso poder para bendecir a los habitantes de la tierra”.

Puedo testificar sinceramente que el ayuno es una manera asombrosa de invocar al Padre Celestial y a Jesucristo. El ayuno continúa cambiando mi vida y mi fe. Espero que también puedas ver los milagros que este sacrificio puede producir en tu vida.

Notas

  1. Russell M. Nelson, “Abrir los cielos para recibir ayuda”, Liahona, mayo de 2020, pág. 74.

  2. Shayne M. Bowen, “Fasting with Power”, Liahona, abril de 2009, pág. 67.

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