Estamos agradecidos por la primera Casa del Señor, el Templo de Lima, Perú, edificada en esta ciudad hace treinta y ocho años. Muchos de los de Tu pueblo te han adorado, han sido investidos con Tu poder y han sido sellados a sus familias en ese templo. También allí han ofrecido las ordenanzas de salvación y exaltación a muchos de Tus hijos que moran en el mundo de los espíritus. Rogamos que el Templo de Lima, Perú, sea protegido y bendecido para seguir cumpliendo su misión durante muchos años.
Estamos agradecidos de que Tú, a través de Tus siervos, los presidentes Thomas S. Monson y Russell M. Nelson, hayas considerado oportuno establecer otros templos en Perú. Ya se han dedicado otros dos templos y rogamos que quites cualquier obstáculo que pudiera impedir la terminación a tiempo y la dedicación de todos los demás que han sido o puedan ser anunciados en el futuro por la Primera Presidencia. Sentimos especial gratitud en este día por poder presentarte nuestra ofrenda, este bello templo en Lima.
Y por ello, en este décimo cuarto día de enero, en el año de nuestro Señor de 2024, actuando bajo la autoridad del santo sacerdocio y la dirección de la Primera Presidencia, te dedicamos el Templo de Los Olivos, Lima, Perú. Rogamos que aceptes esta ofrenda y pongas Tu nombre y el de Tu Hijo sobre esta casa, para que llegue a convertirse verdaderamente en la Casa del Señor. Rogamos que la presencia de Tu Santo Espíritu se halle aquí continuamente. Rogamos que las sagradas ordenanzas que se lleven a cabo aquí por los vivos y por los muertos puedan santificar aún más el templo.
Dedicamos los cimientos, los muros y las ventanas, el tejado y todos los elementos de la construcción. Dedicamos cada una de las salas para que sirvan para el propósito para el que se diseñaron. Dedicamos el mobiliario y los accesorios, los equipos mecánicos y todo lo demás que esté relacionado con este santo edificio. Dedicamos los terrenos del templo para la gloria del edificio del templo y como lugar de contemplación serena y adoración.
Padre Santo, te suplicamos que bendigas y protejas este templo. Concédenos que no se vea dañado por terremotos, tempestades u otras fuerzas de la naturaleza. Rogamos que sea protegido de personas con malas intenciones y de cualquier forma de profanación, y que se permita a Tus santos adorarte y servirte con libertad en él sin distracción ni alteración alguna. Rogamos “… que Tus siervos salgan de esta casa armados con tu poder, y que tu nombre esté sobre ellos, y los rodee tu gloria, y tus ángeles los guarden”.
Estamos inmensamente agradecidos porque, durante el tiempo de nuestra vida, el Evangelio restaurado de Jesucristo se ha arraigado en Perú y se han establecido aquí más de cien estacas de Sion. En esta oportunidad, rogamos que sigas derramando Tu Espíritu sobre las personas de este país de forma que puedan, aun con mayor disposición, recibir las buenas nuevas de la redención a través de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Te damos gracias por el Libro de Mormón, el gran instrumento para el recogimiento y la conversión que Tú has preparado y preservado para esta dispensación. Te agradecemos que hayas levantado al profeta José Smith y que por Tu don y poder lo hayas habilitado para traducir y publicar este testamento sumamente poderoso de Tu Santo Hijo, Jesucristo. Concédenos que nuestra fe en el Salvador pueda crecer al grado en que estudiemos el Libro de Mormón, de forma que tengamos “poder para hacer cualquier cosa que [le] sea conveniente”.
Pedimos que bendigas a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para que siga prosperando en Perú y que continúe congregando a Tu pueblo dispersado del convenio en sus estacas de manera que encuentren allí “refugio contra la tempestad y contra la ira, cuando sea derramada sin mezcla sobre toda la tierra”. Bendice la obra de redención de los vivos y de los muertos que está llevando a cabo la Iglesia. Bendice a los líderes, miembros y misioneros de la Iglesia, desde el profeta al converso más reciente, para que cada uno de nosotros pueda ser un siervo diligente Tuyo y que, como cuerpo de Cristo, podamos convertirnos en un pueblo más santo. “… extiéndase el reino de Dios, para que venga el reino de los cielos, a fin de que tú, oh Dios, seas glorificado en los cielos así como en la tierra”.
Padre Santo, bendice e inspira a los líderes de esta nación a todos los niveles para que procuren atender las verdaderas necesidades de la gente y sean honrados y sabios. Concede que exista mayor paz, mayor armonía, mayor amor por Ti y por el prójimo en todo el país, que Perú pueda cumplir su destino en Tu gran obra de los últimos días.
Querido Padre, te damos gracias por este día, por este templo y por el gozo que sentimos. Y por encima de todo, te damos gracias por Tu Hijo Amado y Unigénito, Jesucristo. Te damos gracias por Su nacimiento, Su vida sin pecado, Su muerte para expiar nuestros pecados y Su Resurrección para que tuviéramos inmortalidad y vida eterna. Elevamos a Ti esta oración dedicatoria de gratitud y súplica en el nombre de Jesucristo. Amén.