Oración dedicatoria

Templo de la Ciudad de Guatemala, Guatemala, 14 de diciembre de 1984

Nuestro Padre, santificado sea Tu santo nombre. Tú eres el gran Elohim a quien elevamos nuestras voces en acción de gracias y oración este día en que dedicamos Tu casa.

Nos has honrado al mandar, por medio de Tu profeta, que se construyera un templo sagrado en esta tierra. Los anhelos de nuestro corazón de recibir las bendiciones más elevadas del Evangelio pueden ahora hacerse realidad. No pensamos solo en nosotros mismos, sino también en nuestros antepasados de quienes hemos recibido nuestro legado. Bajo las llaves del Santo Sacerdocio restauradas por Tu poder, podemos ahora recibir nuestros lavamientos y nuestras unciones, nuestras investiduras y nuestros sellamientos mediante las ordenanzas que has revelado en esta dispensación.

Has enviado a Tu profeta Elías para que vuelva el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que se cumplan los propósitos de la tierra y para que aquellos que han pasado más allá del velo de la muerte puedan participar de las bendiciones de Tu evangelio sempiterno y seguir adelante por el camino de la vida eterna.

Padre bondadoso y misericordioso, nuestro corazón se llena de gratitud porque has retenido en Tu memoria a los hijos e hijas de Lehi, a las muchas generaciones de nuestros padres y madres que sufrieron tanto y anduvieron tanto tiempo en tinieblas. Tú has oído sus clamores y has visto sus lágrimas; ahora se les abrirán las puertas de la salvación y de la vida eterna.

Querido Padre, ten misericordia de nosotros, los de esta generación; fortalécenos en nuestra fe. Fortalécenos contra la debilidad; danos el poder de resistir las asechanzas del adversario. Que el amor por Ti y por Tu Hijo aumente en nuestros corazones, y que pueda hallar expresión en nuestro amor por los demás como hijos e hijas de Tu convenio.

Te damos gracias, oh Dios, por retirar las escamas de tinieblas que por el espacio de generaciones nublaron la visión de los descendientes de Lehi. Te damos gracias por la maravillosa luz del Evangelio, restaurado en esta dispensación por medio de Tu siervo José Smith, a quien ordenaste para ser profeta a las naciones. Te damos gracias por la gloriosa visión que se le concedió al iniciarse esta dispensación. Te damos gracias por el registro restaurado de nuestros antepasados, el registro de Lehi, de Nefi y de Jacob; de Alma y Mosíah; de Benjamín, Mormón y Moroni. Te damos gracias por esta voz que ha venido del polvo para dar testimonio de la divinidad de Tu Hijo Amado, el Señor Jesucristo.

Te damos gracias por los oídos prestos a escuchar y los corazones creyentes; por habernos conmovido por el poder de Tu espíritu para reconocer la verdad divina cuando Tus siervos ordenados nos la presentaron.

Y ahora, actuando bajo la autoridad del sempiterno sacerdocio, y en calidad de Tus siervos debidamente comisionados, dedicamos a Ti y a Tu Amado Hijo el Templo de la Ciudad de Guatemala, Guatemala, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Dedicamos el terreno sobre el cual se asienta, con la belleza de Tus creaciones creciendo sobre él. Dedicamos la construcción desde los cimientos hasta la figura de Moroni que corona la aguja más elevada. Dedicamos la pila bautismal, las salas de investidura, el hermoso salón celestial que representa Tu morada, las salas de sellamiento con sus altares sagrados, junto con todas las instalaciones relacionadas. Dedicamos las edificaciones auxiliares para que contribuyan a los propósitos de este templo. Al hacerlo, nos dedicamos nosotros mismos a la obra sagrada que se llevará a cabo aquí.

Por favor acepta esta casa como la dádiva de Tus hijos. La hemos edificado de acuerdo con Tu voluntad, para que Tú, nuestro Padre, y Tu Hijo, nuestro Señor resucitado, tengan un lugar para manifestarse a Tu pueblo. La consagramos con amor. Reposen sobre ella Tus poderosas bendiciones y tu Santo Espíritu la santifique.

Bendice los jardines y el exterior a fin de que sean hermosos para todos los que contemplen Tu casa. Que aquellos que sean dignos de entrar en ella vengan con acción de gracias en su corazón y con un espíritu de dedicación y amor por Ti y Tu modelo eterno de salvación. Que la fe aumente en su corazón. Que su mente sea santificada y que ante ellos se revelen las visiones de Tu glorioso y eterno plan. Que las familias se regocijen al ser unidas bajo la autoridad del Santo Sacerdocio para toda la eternidad con un convenio sempiterno.

Protege esta Tu casa de manos o voces que quieran profanarla. Presérvala de los temblores de la tierra y de las tormentas de la naturaleza.

Bendice nuestra tierra, oh Padre, esta nación de Guatemala, donde se encuentra Tu santa casa. Que los que gobiernen lo hagan con rectitud. Bendícelos conforme actúen para preservar las libertades y aumentar la prosperidad de las personas. Que haya paz en el país; que sea preservado de la revolución y la guerra. Que haya libertad y equidad bajo la ley; que haya educación y oportunidades para todos. Que las fuerzas de opresión y tinieblas sean contenidas por Tu poder, y que la luz de la verdad brille sobre esta república. Bendice de este modo, Padre, a las naciones vecinas para que sean preservadas en independencia y libertad.

Haz que prosperen Tus fieles hijos e hijas a medida que Te sirvan en rectitud y anden en obediencia a Tus mandamientos. Presérvalos del hambre y las privaciones, y que las generaciones de su posteridad caminen con fe delante de Ti.

Alzamos nuestras voces con fe para pedir Tu bendición sobre Tu profeta, el presidente Spencer W. Kimball, para que aumentes sus días y le concedas fortaleza de acuerdo con Tu divina voluntad. Bendice a todos los que trabajan con él y a todos los que tienen responsabilidades dondequiera que esté establecida Tu obra.

Padre, te damos gracias por el sacrificio redentor de Tu Hijo. Lo amamos por lo que Él hizo por nosotros y por toda la humanidad. Bendecimos Su santo nombre. Venimos a Ti por medio de Aquel que dio Su vida en rescate por cada uno de nosotros.

Acepta nuestras gracias; escucha nuestra oración; bendícenos con un espíritu de dedicación a Ti y a Tu gran obra. Lo pedimos humildemente como Tus hijos e hijas agradecidos, para quienes has revelado Tu glorioso plan de vida eterna a fin de bendecirnos. En el nombre de Jesucristo, nuestro Redentor. Amén.