Oración dedicatoria

Templo de Hermosillo, Sonora, México, 27 de febrero de 2000

Amado Padre Celestial, Tú, Dios Todopoderoso, Te damos gracias por la oportunidad de congregarnos este día en Tu sagrado templo y dedicarlo a Ti y a Tu Hijo Amado como la Casa del Señor.

Es sagrado para nosotros, el lugar donde se administrarán ordenanzas santas tanto para los vivos como por los muertos. Aquí se ejercerá la única autoridad que hay sobre la tierra, la cual llega más allá del velo de la muerte y es eficaz en los mundos del más allá. Cuán agradecidos estamos por tener entre nosotros este sagrado y hermoso edificio.

En el nombre de Jesucristo, y, con la autoridad de Tu divino sacerdocio, dedicamos a Ti y a Tu Hijo éste, el Templo de Hermosillo, Sonora, México, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Lo presentamos a Ti con amor y rogamos que Tú lo aceptes, lo santifiques y lo bendigas como la dádiva consagrada de nuestras manos y de nuestro corazón.

Rogamos que Tu divina presencia se haga sentir aquí. Suplicamos que Tu Santo Espíritu toque el corazón de todos los que aquí presten servicio. Que sea un lugar de refugio del ruido y del tumulto del mundo. Que sea un lugar de serenidad y de paz para todos los que vengan a él. Dedicamos los terrenos, junto con la estructura desde los cimientos hasta la estatua de Moroni. Dedicamos todas las instalaciones de ésta, Tu santa casa. Rogamos que ninguna mano impía la profane. Que sea protegida de las fuerzas de la naturaleza. Que sea una estructura de belleza, una gema preeminente en esta gran ciudad. Estamos agradecidos por que los funcionarios del gobierno han permitido su construcción, y porque ya se ha terminado y está lista para ser presentada a Ti.

Bendice a todos los que la usen, y rogamos que éstos sean muchísimos. Ésta es Tu casa y sabemos que Tú Te complacerás si se mantiene ocupada en la sagrada obra para la cual fue diseñada. Suplicamos que sea un lugar de santidad para todos los que entren en ella.

Te damos gracias por la fe de Tus santos de todo el mundo, cuyos diezmos y ofrendas han hecho realidad este edificio. Cumple Tus antiguas promesas a los fieles. Derrama bendiciones sobre ellos. Galardona sus vidas con un testimonio de la veracidad de ésta, Tu santa obra. Bendice a Tus santos de toda la tierra a fin que “acudan a Ti para que vivan”. Rogamos que tengan motivo para regocijarse en Tu bondad. Bendícelos con fe y testimonio, y con gran regocijo al andar con fidelidad ante Ti.

Rogamos por esta gran nación de México que ha permitido que los mensajeros de la verdad eterna sirvan entre su gente. Rogamos que se eleve con esplendor entre las naciones de la tierra. Suplicamos que Tu obra aquí prospere y se vuelva cada vez más fuerte entre las buenas personas de este país.

Amado Padre, rogamos que Tu obra en toda la tierra crezca, se fortalezca y siga adelante como una ola gigantesca sobre el mar. Que sus números aumenten. Que sea conocida en todas partes por el extraordinario bien que hace. Que la acojan bien los que ocupan puestos de influencia.

Reconocemos lo que dependemos de Ti. Tú eres la fuente de todas nuestras bendiciones, y, con reverencia y con amor, Te damos las gracias. Rogamos que recordemos siempre el gran sacrificio expiatorio que llevó a cabo Tu Hijo en bien de todos los hombres. Acepta nuestro amor hacia Ti y hacia Él y deja que Tu paz destile sobre nosotros como rocío del cielo, rogamos humildemente, en el nombre de Jesucristo. Amén.