Oración dedicatoria

Templo de Oaxaca, México, 11 de marzo de 2000

Oh Dios, nuestro Padre Eterno, con acción de gracias en nuestros corazones, nos congregamos ante Ti en este día histórico. Nos hemos reunido para dedicar a Ti otra Casa del Señor en esta gran nación de México.

Actuando en el nombre de Tu Hijo Amado, el Señor Jesucristo, y con la autoridad del Santo Sacerdocio que proviene de Ti, dedicamos y consagramos éste, el Templo de Oaxaca, México, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Lo dedicamos A Ti y a Tu Hijo Amado, y rogamos que Tú lo aceptes como la ofrenda de nuestros corazones y de nuestras manos. Hemos anhelado el día en el que una Casa del Señor se edificara más cerca de nosotros para que viniéramos aquí a menudo a adorarte en espíritu y en verdad, y recibir las ordenanzas, tanto para los vivos como por los muertos, que conducen a la inmortalidad y la vida eterna por medio de la gran Expiación que llevó a cabo nuestro Redentor, Tu Amado Hijo.

Rogamos que Tu Santo Espíritu more aquí, que toque el corazón de los que entren aquí, que su prodigiosa influencia la sientan todos los que sirvan aquí.

Te damos gracias por la restauración del Evangelio por conducto del profeta José Smith. En esta última y final dispensación Tú has restaurado en la tierra las ordenanzas salvadoras y ennoblecedoras que atan a todos los que las reciben, y que abren las puertas que conducen a la vida eterna.

Rogamos que como Tus hijos e hijas utilicemos esta santa casa. Que vengamos aquí con frecuencia a participar de las bendiciones que son propias de esta casa. Sólo en la Casa del Señor se administran las ordenanzas cuya validez va más allá del velo de la muerte. Que al prestar servicio traigamos bendiciones a nuestras propias vidas y que luego hagamos llegar esas bendiciones a la existencia inmortal de nuestros antepasados que han muerto. Ayúdanos a ser leales y fieles, a seguir más de cerca Tus pisadas, a acudir a Ti para que vivamos.

Dedicamos esta sagrada estructura y su entorno. Dedicamos su fundamento y sus cimientos, las salas de las ordenanzas y todas las instalaciones de este hermoso edificio aun hasta la parte superior de la aguja más alta donde se encuentra la estatua de Moroni.

Permite que Tu paz more aquí. Que esta santa casa sea un refugio de la conmoción del mundo. Que sea considerada sagrada por todos los que la contemplen y que nunca sea profanada por manos impuras. Padre amado, rogamos por la presidencia del templo y por la directora de las obreras y sus ayudantes. Dales fortaleza y vitalidad para llevar a cabo la sagrada obra de esta casa. Bendícelos con un gran amor para con las personas que vengan aquí. Bendice a todos los que oficien en el templo en cualquier aspecto. Y bendice a los que vengan en calidad de participantes, a fin de vengan limpios de manos y con el corazón puro a realizar la obra para la cual esta sagrada estructura ha sido diseñada.

Que cuando salgan de aquí, habiéndote servido de acuerdo con Tu plan, regresen a sus hogares con una percepción más intensa de sus grandes responsabilidades como maridos y esposas, y como padres que tienen la esencial responsabilidad de criar a sus hijos en luz y verdad.

Rogamos por esta nación de México, que su gente sea bendecida por Ti, que la pobreza del pasado sea quitada de sus hombros, que reinen la libertad, la paz y la prosperidad.

Recordamos ante Ti a los fieles pagadores de diezmos de la Iglesia, cuyas consagraciones han hecho realidad esta estructura sagrada. Bendícelos por su fe y su fidelidad y sonríeles con aprobación.

Rogamos por Tu obra en toda la tierra. Que surja "clara como la luna, resplandeciente como el sol e imponente como un ejército con sus pendones" (D. y C. 5:14).

Ahora bien, amado Padre, Tú, que eres el director Todopoderoso del universo, por favor, oye nuestras súplicas. Que aceptes nuestras gracias y nuestro amor, te pedimos humildemente. Rogamos que Tu Santo Espíritu destile sobre nosotros y nos traiga paz y amor al corazón, todo lo cual te pedimos humildemente en el nombre del Redentor del mundo, sí, el Señor Jesucristo. Amén.