Oración dedicatoria

Templo de Puebla, México, 19 de mayo de 2024

O Dios, Padre Eterno, en el sagrado nombre de Jesucristo, venimos hoy a dedicar este Templo de Puebla, México de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Estamos agradecidos por Tu Hijo Jesucristo y Su sacrificio expiatorio. Jesucristo nos redime de la muerte física. Él abre el camino hacia la vida eterna. Jesucristo hace posible que cada persona reciba de Ti todas las promesas en el tiempo y la eternidad.

Estamos agradecidos por la restauración continua de la plenitud del evangelio en estos los últimos días. Tú y Tu Hijo visitaron al joven profeta José Smith en la gloriosa Primera Visión en la arboleda sagrada. El profeta José tradujo el Libro de Mormón mediante Tu don y Tu poder. El Libro de Mormón ofrece al mundo otro precioso testamento de tu hijo Jesucristo.

Juan el Bautista, Pedro, Santiago y Juan restauraron Tu santo Sacerdocio. El poder y la autoridad del sacerdocio bendicen a los hombres y mujeres en todas partes. Moisés, Elías y Elías el Profeta restauraron las llaves del sacerdocio. Tus ordenanzas y convenios del sacerdocio bendicen a las familias y a los individuos en la tierra y en el cielo.

Amamos el Santo Templo. Tu Santo Templo es la Casa del Señor. Como invitan las escrituras, que Sión se vista con sus ropas hermosas. Que Sión encuentre en Ti y en Tu Hijo paz, refugio y seguridad de las tormentas de este mundo.

Padre Santo, sabemos que Tú y Tu Hijo son el centro de las ordenanzas y los convenios del Templo. Que podamos acercarnos a Ti y a Tu Hijo en las ordenanzas y convenios de esta Santa Casa del Señor. Tales ordenanzas y convenios nos invitan a llegar a ser Salvadores en el Monte de Sión por nuestros seres queridos. Los Santos Templos hacen posible que las personas regresen a la presencia de Dios y que las familias sean unidas por la eternidad.

Estamos agradecidos por Tu Profeta viviente, el Presidente Russell M. Nelson. Lo amamos y Él nos ama. Es por su asignación y autoridad que dedicamos este Templo de Puebla, México.

Querido Padre, estamos agradecidos que este Templo esté más cerca de nosotros, en esta hermosa parte de México. Te pedimos que multitudes de miembros vengan con frecuencia a este Templo de Puebla. Reconocemos a los muchos miembros que con su fidelidad en sus diezmos y ofrendas ayudaron a que este Templo fuera posible.

Por favor bendice a cada Presidente del Templo y a cada Directora de Obreras del Templo de Puebla, a sus Consejeros y Asistentes de la Directora de Obreras, a los obreros del Templo y a los participantes. Por favor bendice las nuevas generaciónes, a los conversos, a los miembros que regresan, a los novios y novias, a las familias fieles y a los miembros solos que vienen a adorar y servir. Que todos los que vengan puedan hacerlo en sintonía con Tu espíritu de unidad y armonía.

Que todos los que vengan a este Templo, sean bendecidos con paz, gozo, fe, testimonio, inspiración y guía. Estamos agradecidos por la humildad y la fe de Tus hijos e hijas que forman familias de muchas generaciones en esta área de Puebla. Por favor continúa bendiciendo a cada generación aquí en Puebla, las primeras y las últimas, las pasadas, presentes y futuras.

Nuestro Eterno Padre Celestial, oramos para que Tú y Tu Hijo puedan aceptar este Templo de Puebla, México, en Tu tiempo y manera. Te amamos y amamos a Tu Hijo. Permite que este Templo se convierta verdaderamente en una Casa del Señor. Permite que este Templo en verdad sea un lugar de Santidad al Señor.

Ahora, Nuestro Padre Celestial, por la autoridad del sagrado Sacerdocio de Melquisedec y en el nombre de Tu Hijo Jesucristo, dedicamos este Templo de Puebla, México, de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a Ti y a Tu Hijo. Lo dedicamos desde sus cimientos hasta la parte más elevada de su torre. Dedicamos su estructura física y sus sistemas, para que operen bien y de forma segura. Dedicamos cada cuarto y cada una de sus partes, para su función sagrada. Dedicamos sus terrenos para que sean un lugar de paz, belleza y reverencia.

Padre, por favor protege cada parte de este templo, sus terrenos y a quienes sirven aquí. Por favor guárdalo de cualquier daño, ya sea de un evento natural o de una influencia mal intencionada.

Por favor permite que este templo, sea un faro de luz y esperanza del evangelio. Por favor permite que este templo sea un lugar que invite a la serenidad y a la fe, que sea un lugar de consuelo y sanación.

Querido Padre Celestial, al dedicar este templo, nosotros como tus hijos, nos volvemos a dedicar a Ti y a Tu Hijo. Que nuestros corazones sean puros; que nuestras manos estén limpias. Que seamos aún más fieles y amables; más amorosos y generosos, más gentiles y bondadosos; más unidos a Ti y unidos entre nosotros.

Padre Celestial, este día nos regocijamos en Tu eterna bondad y la de Tu Hijo. Y de manera solemne ¡Cantamos Aleluya! ¡Gritamos Hosanna a Dios y al Cordero!, en humildad y gratitud, ofrecemos esta oración de dedicación, en el santo nombre de Jesucristo. Amén.