Oración dedicatoria

Templo de Veracruz, México, 9 de julio de 2000

Oh Dios, nuestro Padre Eterno, en el nombre de Tu Hijo Jesucristo, nos inclinamos ante Ti con reverencia y amor.

Nos hemos reunido para dedicar Tu Santa Casa. La hemos construido para Ti como nuestra ofrenda para ayudar en Tu obra gloriosa de redención y exaltación.

Actuando en el nombre de nuestro Redentor, el Señor Jesucristo, y con la autoridad de Tu sacerdocio sempiterno, dedicamos a Ti y a Tu Hijo Amado, éste, el Templo de Veracruz, México, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Te rogamos que lo aceptes, amado Padre. Te suplicamos que hagas que Tu Santo Espíritu more aquí y enternezca el corazón de todos los que entren por sus puertas.

Dedicamos los terrenos que lo rodean y el edificio desde los cimientos hasta el ángel Moroni que está sobre su torre. Dedicamos las paredes y las ventanas, el hermoso bautisterio, las salas de investidura, el sagrado salón celestial, las salas de sellamiento con sus consagrados altares y todas las demás instalaciones que se encuentran dentro de ésta, Tu morada.

Rogamos que la protejas con Tu poder. Rogamos que Tu solícito amparo esté sobre ella. Que nunca sea profanada por ninguna mano impía ni por palabra profana. Suplicamos que esté protegida de las tormentas de la naturaleza. Que sea una casa de paz, una casa de oración, una casa de Dios.

Oh Padre, estamos tan agradecidos por ella. Es una magnífica bendición tener esta Santa Casa entre nosotros, a la cual podemos venir, para ser investidos por Ti desde lo alto, para hacer convenios contigo, para ser sellados como familias bajo Tu plan divino.

Santifícala para nuestro bien, amado Padre. Que siempre la consideremos la Casa del Señor, con santidad para Ti.

Como se dijo en Kirtland: “Trae a tu memoria, oh Señor, a todos los de tu iglesia, y a todas sus familias y parientes cercanos, con todos sus enfermos y afligidos, con todos los pobres y mansos de la tierra, a fin de que el reino que has establecido, no con mano, llegue a ser una gran montaña y llene toda la tierra;

“para que tu iglesia salga del desierto de las tinieblas, y resplandezca hermosa como la luna, esclarecida como el sol e imponente como un ejército con sus pendones” (D. y C. 109:72-73).

Te imploramos que favorezcas a Tus santos dondequiera que estén. Recompénsalos por su fidelidad. Está cerca de ellos para reconfortarlos y sostenerlos. Guíalos con el poder de Tu Santo Espíritu para que anden por caminos de rectitud y de verdad.

Desde ésta, Tu Casa, saldrán mensajeros para enseñar Tu divina palabra a todos los que escuchen. Dótalos de Tu poder desde lo alto, para que hablen palabras de verdad eterna y lleven el mensaje de salvación a las personas a las que sirvan.

Bendice esta gran nación de México. Bendice a los funcionarios del gobierno para que sean amistosos con los de Tu pueblo. Rogamos que Tus santos puedan prosperar en este buen país, para que sean liberados de los grilletes de la pobreza, para que sigan adelante con fe, con una corona de rectitud sobre sus cabezas, para que hagan Tu voluntad y edifiquen Tu reino.

Bendice a los jóvenes del país, a los hombres jóvenes y a las mujeres jóvenes, a fin de que crezcan en rectitud delante de Ti. Bendícelos con amor por el Salvador del mundo, nuestro Señor y Maestro, para que modelen sus vidas conforme al modelo de la vida de Él. Rogamos que vengan a ésta, Tu casa, para ser sellados como marido y mujer, bajo Tu plan divino. Fortalece su voluntad y fortifica su resolución de vivir como Tú deseas que lo hagan. Suplicamos que Tu obra crezca y se fortalezca en esta parte de Tu viña.

Padre, te rogamos que bendigas a todos los que sirvan aquí, ya sea como obreros o como participantes. Que los vínculos de la rectitud los unan como santos del Altísimo, buscando hacer Tu voluntad y agrandar Tu obra.

Rogamos por la presidencia del templo, por la directora de las obreras y por sus ayudantes, y por todos los que trabajen aquí en cualquier cargo. Rogamos que no se cansen en sus deberes, sino que sean repuestas las fuerzas de su organismo al buscar hacer Tu voluntad y cumplir Tus propósitos.

Te damos gracias por los fieles pagadores de diezmos de toda la Iglesia, cuyas consagraciones han hecho posible todo esto. Que Tus bendiciones se derramen sobre ellos, rogamos humildemente. Recompensa su fe y fortalece su amor por Ti y por Tu Hijo.

Bendice a los de Tu pueblo en todas partes para que acudan a Ti y vivan.

Padre Santo, acepta nuestro agradecimiento. Acepta ésta, Tu Santa Casa. Acepta todo lo que se realizará aquí dentro.

Con fe y con alegría, ofrecemos nuestra oración a Ti. Alabamos Tu santo nombre. Te damos gracias por Tus muchas bendiciones. Lo hacemos, Tus humildes hijos, en el nombre de Tu Hijo Amado, el Redentor del Mundo, nuestro glorioso Líder y Amigo, sí, el Señor Jesucristo. Amén.