Vivir el Evangelio

Un curso intensivo sobre cómo vencer el perfeccionismo.

03/05/24 | 1 min de lectura
Todavía no eres una persona perfecta, ¡y eso está bien!

¿Te desanimas fácilmente, especialmente cuando te equivocas?

Algunos sentimientos de culpa son espiritualmente saludables. Por ejemplo, si pecamos y nos sentimos mal al respecto, tal vez deseemos arrepentirnos y ser mejores la próxima vez. Es un proceso positivo.

Por otro lado, podemos quedar paralizados por el temor de cometer un error. Esta actitud de perfeccionismo puede envenenar nuestro progreso. En pocas palabras, el perfeccionismo significa que deseas ser mejor sin jamás cometer un error ni expresar emociones fuertes como el enojo, la tristeza, la ansiedad y el temor. En lugar de aprender de nuestros errores y seguir adelante, gastamos mucha energía en los errores del pasado o evitamos por completo las experiencias de crecimiento.

¿Te suena familiar? Si es así, aquí hay algunas cosas en las que puedes pensar.

  • Las emociones son fortalezas, no debilidades.
  • Podemos centrarnos en mejorar, no en lograr la perfección.
  • Dios entiende que a veces podemos cometer errores; y aprender de los errores que cometemos es parte de Su plan para nuestro progreso.
  • La expiación de Jesucristo cubre nuestras debilidades y defectos, así como nuestros pecados.

Nuestro profeta, el presidente Russell M. Nelson, enseñó que nuestra perfección está pendiente1. La verdadera perfección no se logrará en esta vida terrenal, sino en la vida venidera, después de que resucitemos, mediante la gracia de Jesucristo.

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Escribe una de las enseñanzas de este mensaje en una nota adhesiva y ponla donde la veas todos los días. ¡Recuerda que Dios te ama!

Notas

1. “La inminencia de la perfección”, Russell M. Nelson, Conferencia General de octubre de 1995.

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