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Vivir el Evangelio

¡Todos, sí, todos, son bienvenidos!

10/09/24 | 1 min de lectura
La reunión sacramental está abierta para todos.

Cuando el Salvador instituyó la Santa Cena entre los nefitas, dejó muy claro que nadie debía participar indignamente al tomar la Santa Cena.

También dijo que todo aquel que se niegue a arrepentirse de sus pecados “no será contado entre los de mi pueblo”, es decir, no pueden ser miembros de Su Iglesia (3 Nefi 18:31).

Sin embargo, ¡Él fue igual de claro en que incluso los pecadores que no se arrepientan y las personas que ya no son miembros de la Iglesia todavía son bienvenidos a asistir a la reunión sacramental!

“[A] nadie le prohibiréis estar con vosotros cuando os reunáis”, dijo Él.

En lugar de evitarlos o rechazarlos, debemos “continuar ministrando por estos; pues no sabéis si tal vez vuelvan, y se arrepientan” (3 Nefi 18:22, 32).

Y si no te sientes digno de tomar la Santa Cena, habla con el obispo. Quien te hará saber si necesitas tomarte un descanso para no participar de estos emblemas sagrados. Esta pausa es un don, una oportunidad para arrepentirte y empezar de nuevo.

A menos que seas el obispo, no es asunto tuyo quién toma o no la Santa Cena. ¡Lo que sí es nuestra responsabilidad es amar y dar la bienvenida a cualquier persona que quiera adorar con nosotros en la Iglesia!

Invita a alguien

¡Trata de invitar a alguien para ir a la iglesia contigo! Aunque diga que “no”, extender la invitación es un éxito.
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