Muchos pasajes de las Escrituras describen el “potente cambio en [el] corazón” que podemos experimentar cuando aceptamos el Evangelio.
¿Qué significa eso? De acuerdo con el rey Benjamín, cuando esto ocurre, “no tenemos más disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente” (Mosíah 5:2).
Esta es una lección práctica que podrías utilizar para hablar de esta idea con los miembros de tu clase o con tu familia, ¡o simplemente probarla por ti mismo!
Necesitarás:
- Un frasco con tapa
- Un huevo crudo
- Vinagre
- Papel y lápices
Qué hacer:
1. Coloca el huevo en el frasco. Vierte suficiente vinagre para cubrirlo, coloca la tapa del frasco y déjalo reposar al menos veinticuatro horas. Pídeles a todos que adivinen lo que le sucederá al huevo.
2. Después de veinticuatro horas, tira con cuidado el vinagre. (¡Asegúrate de que no se caiga el huevo!). Enjuaga el huevo con agua y retira suavemente los trozos de cáscara que queden. ¡Observa lo suave y blando que ha quedado el huevo! Pásalo a los demás con cuidado.
3. La cáscara pasó de dura a blanda, y eso es metafóricamente lo que se supone que le pasa a nuestro corazón cuando seguimos a Dios. Ambos cambios requieren tiempo y paciencia. Cuando tenemos un corazón blando, somos más amables, humildes y obedientes.
4. ¿Qué puedes hacer esta semana para tener un corazón más blando? Pídeles a todos que escriban una meta.
Tu meta
Notas
Lección práctica adaptada de “Un potente cambio en el corazón”, de la revista Para la Fortaleza de la Juventud de febrero de 2021.