El nombre “Jesucristo” no aparece en el Antiguo Testamento, pero el Salvador está ahí. Él es Jehová, el Dios de Israel. Cuando el Señor habló a Moisés, Noé, Isaías, Jeremías y los otros profetas, ¡se trataba de Él!, el mismo que más adelante nacería en un pesebre y sufriría en la cruz por nosotros.
Acabamos de leer acerca de la primera Pascua. Como cristianos, reconocemos que la Pascua simbolizaba y presagiaba la expiación del Salvador. Así como los israelitas fueron protegidos al seguir al profeta del Señor esa noche, nosotros podemos ser salvos de la muerte espiritual al seguir al Salvador y a Sus profetas vivientes.
Entonces, ¿cómo te ha ayudado la lectura del Antiguo Testamento este año a acercarte más al Salvador? ¿Cómo lo ves a Él en los versículos que estudias?