Praying hands
Vivir el Evangelio

Calmar la mente y el espíritu atribulados

03/11/22 | 1 min de lectura
Aquí tienes cinco ideas relajantes.

Es normal sentir un poco de estrés o ansiedad, pero si sientes que los desafíos del día a día comienzan a desbordarte, tal vez necesites buscar la paz en tu vida de una manera proactiva.

¡Lo bueno es que, de todas maneras, muchos de estos son hábitos que se nos alienta a incorporar en nuestra vida! Estas son algunas cosas que puedes hacer para reducir tus preocupaciones en un día cualquiera:

  • Habla con Dios. Aparta un tiempo para realmente tener una conversación. Imagínatelo sentado a tu lado, escuchándote y ofreciéndote apoyo.
  • Practica la gratitud. Piensa en ocasiones en las que te hayas sentido bendecido. Tal vez podrías comenzar escribiendo una manera en que veas la mano del Señor cada día en tu vida, como ha hecho el presidente Henry B. Eyring1.
  • Evalúa tus expectativas. A veces nuestro mayor estrés se produce cuando la vida no sale como hemos planeado. Podemos practicar la confianza en que “todas estas cosas te servirán de experiencia, y serán para tu bien” (Doctrina y Convenios 122:7).
  • Tómate un respiro. Respira varias veces lenta y profundamente. Deja que los pensamientos fluyan. Haz estiramientos. Intenta relajarte físicamente.
  • Ponte en movimiento. Disfruta del mundo que te rodea tanto como seas físicamente capaz. Incluso caminar unos minutos puede ayudarte a mejorar tu estado de ánimo y reducir el estrés.

Mi lista de relajación

La próxima vez que me sienta muy estresado…

Notas

Esto es parte de una serie continua sobre la resiliencia emocional, adaptado de este manual.

1. Véase “Oh recordad, recordad”, Conferencia General de octubre de 2007.

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