La primera vez que Alma, hijo, vio al ángel, este lo reprendió por su iniquidad. Años más tarde, el mismo ángel se apareció de nuevo, esta vez para felicitarlo por su fidelidad.
¡Es increíble cuánto pueden cambiar las cosas en unos años!1.
El ángel le dijo a Alma que regresase a Ammoníah, donde acababa de ser rechazado de manera brusca, y que intentara predicar el Evangelio nuevamente. Si Alma era escéptico en cuanto a sus posibilidades esta vez, no lo demostró, ya que el registro dice que “se volvió prestamente” (Alma 8:18).
Pero observa cómo lo hizo.
“Entró en la ciudad por otro camino; sí, por el que queda al sur de la ciudad” (Alma 8:18, cursiva agregada).
Eso significa que no dio por hecho que tendría que hacerlo todo exactamente igual que la vez anterior solo porque el ángel le dijo que lo intentara de nuevo. Él usó su cerebro y probó algo diferente.
¡Y funcionó! Conoció a Amulek, que se convirtió en su fiel amigo y compañero de misión.
Piensa en los problemas que afrontas. ¿Podrías intentar tener un enfoque diferente? Pídele al Padre Celestial que te ayude a encontrar una manera.
Un segundo intento
Notas
1. Véanse Mosíah 27:10–16 y Alma 8:15.