Defender la verdad
Devocional mundial para jóvenes adultos
Domingo 19 de noviembre de 2023
Hermana Christine Gilbert: La siguiente pregunta que se nos ha pedido tratar es cómo defender la verdad en una época de gran confusión.
¿Cuántos de ustedes participan en hilos de mensajes de texto que intercambian con amigos y con la familia? Probablemente todos nosotros, ¿verdad? En uno de mis varios grupos de mensajes de texto, hay algunas personas profundamente comprometidas con el Evangelio y otras que tienen dificultades con algunos aspectos relacionados con la Iglesia. ¿Les suena familiar? ¿Qué ocurre cuando alguien a quien aman dice algo que ustedes saben que no es verdad?
Élder Clark G. Gilbert: Hemos oído historias y preocupaciones similares de adultos solteros de toda la Iglesia. Sabemos que les ha tocado.
Al hablar de este tema, me doy cuenta de que compartimos el estrado con dos embajadores que son ejemplos y nos muestran que podemos defender lo correcto tanto con bondad como con convicción.
El élder y la hermana Cook vivieron en el área de la bahía de San Francisco durante una gran parte de su carrera profesional. El élder Cook asistió a la Facultad de Derecho de Stanford, dirigió un despacho jurídico en el área de la bahía y fue director de un importante sistema sanitario. Los Cook trabajaron y vivieron entre muchos colegas que no siempre compartían sus valores, pero encontraron maneras de defender la verdad y aún así ser buenos amigos y buenos vecinos. Fui testigo de ello al sumarme a los Cook durante el programa de puertas abiertas en el Templo de Washington D. C. con un grupo de periodistas prominentes a nivel nacional y líderes de la comunidad académica. Me maravilló ver cómo los Cook compartían de forma clara las verdades del Evangelio, incluyendo la importancia del matrimonio en el templo, la pureza moral y el guardar los convenios, al mismo tiempo que tendían puentes de comprensión hacia otras personas.
He tenido otras oportunidades de aprender cómo se defiende la verdad con amor. El año pasado, recibí una llamada del presidente Oaks. Me dijo: “Élder Gilbert, voy a hablar en un próximo devocional, y me gustaría que usted fuera mi compañero como orador. ¿Estaría a mi lado en el estrado para que juntos hablemos y tratemos algunos de los problemas desafiantes de estos días? Dijo que hablaríamos acerca de cuestiones LGBTQ, cuestiones raciales y la infalibilidad profética. Entonces, sugirió: “No hablemos con un guion. Simplemente respondamos de manera orgánica, interactiva” Le respondí rápidamente: “Estoy seguro de que eso funciona en lo que respecta a sus palabras pero, por el bien de la Iglesia en general, sería mejor que yo escribiera lo que voy a decir”.
En su mensaje, el presidente Oaks expuso cinco maneras en que podemos defender la verdad con amor1.
La primera era evitar los entornos demasiado conflictivos. Como el élder Neil L. Andersen, enseñó: “Hay ocasiones en que ser pacificadores significa resistir el impulso de responder y, en vez de ello, permanecer callados con dignidad”2.
Segunda sugerencia era amar a los demás y encontrar puntos en común, aun estando en desacuerdo.
La tercera era aferrarnos a la verdad, incluso al acercarnos a los demás. A veces existe la tentación de alejarnos de lo que sabemos, en nuestro esfuerzo por mostrar amor. No tenemos que negar lo que sabemos que es verdad.
Una cuarta era ser una luz y un amigo, y dar servicio a los demás; y la última era permanecer anclados en Jesucristo.
Hermana Gilbert: En la última conferencia general, el élder Cook habló del dilema de defender la verdad sin ceder a las presiones del mundo: “los pacíficos discípulos de Cristo no [se apartan de la verdad ni dejan de amar al prójimo]”. Somos miembros afectuosos y participamos en las comunidades donde vivimos. [También] amamos, compartimos e invitamos a todos los hijos de Dios a seguir las enseñanzas de Cristo”3.
Creo que esto es lo que nos ha estado enseñando el presidente Nelson en su exhortación a que seamos pacificadores4. Él no quiere que nos apartemos de la verdad, sino que quiere que procedamos con el amor del Salvador.