Escrito por ti
Volveré a ver a mi hermano
La semana pasada fue el cumpleaños de Gabriel, mi hermano pequeño. Habría cumplido siete años, pero tenía parálisis cerebral y murió hace dos años. En la Primaria cantamos “Getsemaní”. Las palabras eran claras y significativas y el salón se llenó del Espíritu.
Luego de la canción, la hermana Webster compartió su testimonio de la expiación de Jesucristo. El salón se llenó aún más del Espíritu. Luego habló acerca de su hermano que había muerto hacía varios años. Me hizo pensar en Gabriel y casi me puse a llorar. Recordé cuando abracé a Gabe por última vez; sentí tristeza, pero también sentí paz.
La hermana Webster habló de lo feliz que estaba de saber que volvería a ver a su hermano. Dijo que sabía que todos veríamos a nuestros seres queridos que habían muerto.
Después de la Primaria le di un abrazo a la hermana Webster; lloramos juntas por unos minutos. El Espíritu se sentía muy fuerte. Me dijo que yo vería a mi hermanito otra vez. Dijo que la expiación de Jesucristo no era solo para las personas malas, sino también para los que sienten dolor. Me preguntó qué era lo que más extrañaba de Gabe y le dije que extrañaba mucho su risa.
Le dije a la hermana Webster que había estado triste porque esa semana había sido el cumpleaños de Gabriel y realmente necesitaba saber que vería a mi hermano otra vez. Me dijo que nuestras lágrimas eran lágrimas de gozo. Pude sentir el Espíritu y supe que lo que ella dijo es verdad. Estoy segura de que volveré a ver a Gabriel y eso me hace muy feliz; lo amo. Sé que gracias a que me ama, Jesucristo dio Su vida para que yo pueda volver ver a Gabriel.