Historia de la Iglesia
Los santos colombianos tienden una mano de amor a sus comunidades


“Los santos colombianos tienden una mano de amor a sus comunidades”, Historias mundiales: Colombia, 2022

“Los santos colombianos tienden una mano de amor a sus comunidades”, Historias mundiales: Colombia

Los santos colombianos tienden una mano de amor a sus comunidades

En Colombia, donde hay muchos subempleados, los miembros de la Iglesia trabajan juntos para ayudarse unos a otros en sus comunidades para ser autosuficientes. “Los miembros activos son muy unidos”, dice Fabián Hernández, de Palmira. “Debido a la mala economía, los miembros han tratado de ayudarse unos a otros”. En 2016, para celebrar el 50.º aniversario de la Iglesia en Colombia, los miembros de todo el país participaron en un año de servicio. Durante todo el año, los miembros organizaron proyectos de limpieza de la comunidad y donaciones de sangre, realizaron exposiciones de historia familiar en los centros de reuniones y se unieron a grupos interconfesionales locales.

Los santos colombianos también se unieron a las agencias gubernamentales para ofrecer ayuda a los refugiados venezolanos que están llegando a su país. En 2019, los Santos de los Últimos Días de Bogotá organizaron un “Día de donaciones”, para reunir alimentos, ropa e insumos médicos para enviar a los campos de refugiados.

Como en la mayoría del mundo, Colombia experimentó infecciones masivas de COVID-19 durante 2020, que llevaron a cuarentenas generalizadas y a la obligatoriedad del uso de la mascarilla. En Bucaramanga, las hermanas de la Sociedad de Socorro hicieron y distribuyeron en los vecindarios locales cientos de mascarillas cosidas a mano. “En nuestra misión continua de servir a los demás”, dijo Ludivia Gallego, presidenta de la Sociedad de Socorro del Barrio Villa de San Carlos, “nuestras hermanas lo ven como una oportunidad de poner manos a la obra”. En colaboración con varias organizaciones públicas, los Santos de los Últimos Días proporcionaron mascarillas, que se necesitaban desesperadamente, a varios centros comunitarios y organizaciones médicas públicas en la ciudad. “He sentido gozo y satisfacción al saber que estoy cumpliendo con el mandato del Señor de servir a los demás”, dijo Cristina Vargas, una de las hermanas.