Un poderoso espíritu misional
Poco tiempo después del establecimiento de la Iglesia en Sierra Leona comenzó una guerra civil en el país vecino de Liberia. En ese momento, ocho hombres de Libera servían como misioneros de tiempo completo. Los misioneros permanecieron en Liberia al comienzo del enfrentamiento, pero su trabajo se detuvo en el verano de 1990 durante el sitio de Monrovia. Los misioneros tenían la determinación de continuar su servicio y lo demostraron realizando el difícil trayecto hasta las nuevas oficinas de la misión en Freetown.
El élder Marcus Menti, que servía como líder de zona, deliberó con su compañero, el élder Joseph Myers, y con Philip Abubakar, un consejero en la presidencia de rama local que tenía un automóvil, para crear un plan para el viaje. Al tener dificultades para encontrar el ya de por sí escaso combustible y hacer otros arreglos, confiaron en las palabras de 1 Nefi 3:7 en lo referente a que el Señor prepararía el camino para que Sus hijos hicieran lo que Él les había mandado. “Durante el viaje”, recordó Menti, “el hermano Philip, que conducía, observaba con asombro el indicador de la gasolina que no había cambiado tras haber recorrido entre 22 a 30 kilómetros. Estaba tan sorprendido. Nosotros no lo estábamos, ya que sabíamos que el Señor prepararía el camino”. Los misioneros también sintieron la mano protectora del Señor según iban pasando por varios puestos de control militarizados sin ser detenidos.
Después de que los misioneros liberianos llegaran a Sierra Leona, aumentó el número de conversos y no tardó en duplicarse el número de ramas. Walter Stewart, un misionero mayor que servía en Freetown por aquel entonces, recordó que los misioneros de Liberia “trajeron un espíritu poderoso de fe y devoción a esa parte de la misión, sin duda como resultado de la agonía que habían padecido en su amada patria”. Los miembros de Sierra Leona pronto mostraron el mismo espíritu misional indomable. En 1992, se retiró de Sierra Leona a los matrimonios misioneros extranjeros a causa de los enfrentamientos en el país. Para finales de 1993 había ochenta y nueve misioneros de Sierra Leona sirviendo en su lugar, haciendo que la Iglesia avanzase en medio del conflicto.