El ébola en Sierra Leona
En diciembre de 2013 se produjo un brote del mortal virus del ébola en África occidental. El primer caso en Sierra Leona se confirmó en mayo de 2014. Miles de personas fueron infectadas y cientos murieron a medida que la enfermedad se expandía por el país. El 30 de julio, el gobierno desplegó tropas para reforzar las áreas que estaban en cuarentena en las que la enfermedad estaba particularmente fuera de control.
Las cuarentenas y las preocupaciones por los fallecimientos tuvieron un efecto negativo en la economía del país. Muchas familias ya tenían dificultades para alimentarse cuando el gobierno declaró el estado de emergencia en agosto y anunció que habría tres días de cuarentena nacional en septiembre. “Me quedé sin dinero en septiembre”, dijo Sai Kamaia, una miembro de la Iglesia a quien le preocupaba cómo alimentar a sus hijos durante la cuarentena. “La gente tenía miedo de comerciar. No sabía qué iba a hacer”. Al igual que la viuda de Sarepta, en la Biblia, los miembros de la Iglesia pusieron su confianza en el Señor.
Afortunadamente, los líderes del Área África Oeste habían comenzado a organizar cargamentos de suministros sanitarios, arroz y aceite para cocinar para los miembros necesitados en Sierra Leona antes de que se anunciara la cuarentena. Los miembros locales recibieron los suministros y ayudaron a distribuirlos a aquellos que los necesitaban justo antes de que comenzara la cuarentena. “Por ser viuda y cabeza [de] familia, me sentí muy feliz de que la Iglesia pudiera ayudarnos”, dijo la hermana Mary Margay, miembro de Freetown.
Incluso en medio de estos desafíos, los miembros expresaron esperanza en el futuro. “El Padre Celestial nos guiará en esta espantosa enfermedad, así como hizo con los israelitas en la tierra de Egipto”, dijo Fatmaqa Oneil el domingo de la cuarentena. En medio de la crisis, los misioneros locales continuaron sirviendo, ajustándose a las condiciones de la crisis al enseñar a los investigadores y a los miembros nuevos por teléfono según era necesario. “No teníamos tiempo para lamentarnos por nuestra situación”, comentó un presidente de distrito en Kossoh Town. “Teníamos que llevar a cabo la obra de salvación”.
Algunos miembros de la Iglesia murieron de ébola durante la epidemia. Haju Julloh, que trabajaba como enfermera cuidando de los pacientes, también contrajo el virus. “No podía asistir a la Iglesia, pero los miembros de la rama me llamaban y me alentaban”, comentó. Mientras se encontraba confinada en casa, se centró en estudiar el Libro de Mormón. “Leí acerca de muchas experiencias espirituales, incluso de milagros que ocurrieron a personas comunes y corrientes como yo. Quería que también me sucediera un milagro, pero no sabía si debía pedirlo”, dijo. Luego de varias semanas de tratamiento y cuarentena, se recuperó. “Aquello fue un milagro para mí”, contó.
Los miembros de la Iglesia continuaron ministrándose y compartiendo el Evangelio durante la crisis. Finalmente, en marzo de 2016 se declaró a Sierra Leona libre del virus.