2004
Debes saber quién eres
julio de 2004


Ven y escucha la voz de un profeta

Debes saber quién eres

Los felicito, niños, por ser espíritus especiales y escogidos que han sido reservados para nacer en esta generación. Tienen grandes retos, aunque espero que estén comenzando a tener éxito y a sobresalir de alguna forma especial. Puede que se trate de su sonrisa, su personalidad o su habilidad para edificar a los demás; quizás estén descubriendo el talento que tienen como atletas, eruditos, especialistas en computadoras, músicos, constructores, artistas o cualquier otra actividad. Estos logros pueden hacer que se pongan a pensar en quiénes son ustedes en realidad.

Muchos miden lo que valen únicamente en términos de sus talentos y logros, en vez de por quienes son realmente en el interior. No siempre es cierto que cuanto más se logra, más feliz se es o más a gusto se está con uno mismo.

Dios los conoce y sabe lo que ustedes pueden llegar a ser, porque los conoce desde el principio, como hijos e hijas espirituales Suyos. Lo que ustedes lleguen a ser dependerá en gran medida de cómo obedezcan los principios de rectitud y hagan buenas obras.

Si realmente queremos sentirnos mejor con nosotros mismos, debemos llevar a cabo obras de bondad. La bondad moldea nuestro carácter y nos hace más semejantes a nuestro Padre Celestial. Podemos recibir gran satisfacción al ayudar al pobre, al enfermo, al anciano o a cualquier otra persona que tenga necesidades especiales. Miren a su alrededor; hay todo tipo de oportunidades.

El ser amigables con nuestros vecinos y con los que nos rodean en la escuela y en la Iglesia es una gran forma de mostrarle al Señor que queremos guardar el convenio que hicimos al bautizarnos de “llevar las cargas los unos de los otros para que sean ligeras” (Mosíah 18:8). Hay numerosísimas personas tímidas o solitarias que necesitan una palabra amable o una sonrisa. El elevar a los demás es la forma de obrar del Maestro.

Así que, ¿quiénes creen que son? El saber quiénes son, quiénes son en realidad, está estrechamente ligado a conocer a Dios, pues son Sus hijos.

Adaptado de “¿Quiénes creen que son?”, Liahona, junio de 2001, págs. 2–7.