Desempleado durante la Navidad
En enero de 2001, mi esposo Peter se quedó sin empleo, y poco después nació nuestro tercer hijo. Cuando Peter encontró un trabajo a 800 Km de distancia, tuvimos que realizar una gran mudanza; y aunque él disfrutaba el trabajo, el año fue muy malo desde el punto de vista económico, y apenas teníamos el dinero suficiente para pagar el alquiler y comprar alimentos. Nuestro pequeño almacenamiento de comida se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos y la Navidad se acercaba. Entonces el patrón de Peter nos dio una inesperada “bonificación de Navidad”: todos los empleados del departamento de Peter quedaron sin empleo por un mes.
Por consiguiente, mi esposo volvió a quedarse sin trabajo, pero el Señor no se olvidó de nosotros. A Peter le pidieron ayudar a varios miembros de la Iglesia y recibimos algo de dinero por su trabajo. Tampoco se olvidaron de nosotros en Navidad. Las misioneras llamaron un día a nuestra puerta y nos entregaron un paquete remitido por una familia anónima de nuestro barrio. Al abrirlo, encontramos muchos regalos envueltos con mucho amor, los que llevaban el nombre de algún miembro de la familia. Había también un sobre con algo de dinero, ¡como si todos aquellos regalos no hubiesen sido suficientes!
En Nochebuena, volvieron a llamar a la puerta. En la entrada había un paquete con regalos hermosamente envueltos para cada uno de nosotros. Estábamos muy felices y dimos gracias a nuestro Padre Celestial por los pequeños milagros con los que nos había bendecido. Yo me sentí agradecida por el amor de los miembros, aunque sólo llevábamos cinco meses viviendo allí.
No sabemos quién nos ayudó durante aquellos momentos difíciles, pero no puedo evitar pensar en las palabras del Salvador: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis” (Mateo 25:35).
Iris Lehmann es miembro del Barrio Salzburgo, Estaca Salzburgo, Austria.