Yo también puedo ser un misionero
“De modo que, si tenéis deseos de servir a Dios, sois llamados a la obra” (D. y C. 4:3).
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Brett estaba entusiasmado, ya que acababa de recibir una carta de Tony, su hermano mayor. Tony era misionero, y antes de que se marchara, Brett le había prometido que él también haría obra misional.
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Brett, ¿sabías que cuando sirves a los demás, estás haciendo obra misional? Tengo muchas ganas de saber de toda la obra misional que estás haciendo. Con amor, Tony
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Mamá, quiero servir a los demás para poder hacer obra misional como Tony. ¿Qué puedo hacer?
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Sé que la señora Hampton necesita ayuda el sábado para rastrillar hojas. ¿Sería eso una buena manera de hacer obra misional?
¡Sí! Y luego podría escribirle a Tony y contárselo.
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El siguiente sábado, Brett se sentó para escribirle una carta a Tony.
Querido Tony: Espero que estés tan contento como yo haciendo obra misional. Hoy ayudamos a la señora Hampton en su jardín; nos dio un plato de galletas. Papá le preguntó si quería ir a la iglesia con nosotros y dijo que sí. Con amor, Brett
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Brett dobló el papel y metió la carta y una hoja del jardín de la señora Hampton adentro de un sobre.
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Yo también puedo ser un misionero