Revelación Gota a gota
Luis Andrés Varela mira atentamente mientras una gota de agua llega hasta el final de una estalactita en las cuevas de Taulabe, Honduras. Cada gota hace que la estalactita crezca, añadiendo un poco más a lo que las gotas previas han dejado atrás.
Sin embargo, Luis ve más que tan sólo una estalactita; él ve una lección sobre sí mismo.
“Las estalactitas crecen gota a gota”, dice él. “Así es como también crece nuestro testimonio. El Espíritu Santo nos enseña poco a poco. Cada gota nos ayuda a crecer en el conocimiento del Evangelio”. (Véase 2 Nefi 28:30.)
Luis recuerda un acontecimiento semejante en su vida. Un día, mientras su familia leía las Escrituras, él tuvo un sentimiento de tranquilidad y seguridad de que lo que estaba leyendo era verdad.
“Sólo tengo catorce años, pero sé que he recibido revelación porque he sentido al Espíritu Santo decirme que la Iglesia es verdadera y que José Smith es un Profeta”, dice él. “Quizás no he recibido mucho aún —todavía soy como una pequeña estalactita— pero si hago lo que debo para recibir revelación, mi conocimiento y testimonio seguirán creciendo”.
Luis dice que ir a la iglesia, asistir a seminario, estudiar las Escrituras, ayunar y orar nos preparan para recibir “revelación tras revelación” (D. y C. 42:61).
“Si hago estas cosas”, dice él, “mi fe, al igual que esas estalactitas, puede llegar de aquí al cielo”.