No te dejes arrastrar
Una adolescente tongana habla de buenas razones para poner barreras de seguridad.
La belleza y la fuerza de los hoyos sopladores [bufadores o géiseres marinos] de Mapu ‘a Vaea, Tonga, son impresionantes. Cuando las espumosas olas rompen en este tramo de casi cinco kilómetros de la costa de la isla de Tongatapu, éstas se cuelan por la roca volcánica a través de cientos de huecos que expulsan el agua hasta unos dieciocho metros de altura por los aires.
A Saane F., de 16 años, le encanta la belleza de este lugar, la forma en que el sol y el rocío del agua danzan junto con cada ola.
Pero la fuerza de la naturaleza puede ser peligrosa además de hermosa. Algunos visitantes que se han acercado demasiado, ya fuera por curiosidad o por aventura, se han visto sorprendidos por la fuerza de las olas y, sin poder escapar de la corriente, han sido arrastrados al mar.
La dimensión peligrosa de Mapu ‘a Vaea ofrece una advertencia espiritual sobre el poder de la tentación, particularmente en cuanto a la pureza sexual. El poder de crear vida es hermoso cuando se respetan los límites apropiados, pero si permitimos que la tentación nos aleje de los lugares seguros, nos puede arrastrar.
Entender por qué importa la castidad
El día en que su hermana se casó en el Templo de Nuku‘alofa, Tonga, Saane podía ver lo feliz que estaba. “Me hizo desear ser digna de casarme allí un día”, dice Saane.
Sin embargo, Satanás tratará de evitar que eso suceda con cualquiera de nosotros. Ya ha convencido a muchos de que la intimidad sexual fuera del matrimonio es aceptable y que no tiene consecuencias, pero dar mal uso al poder que Dios ha brindado para crear vida es un pecado grave que puede causar daño espiritual, emocional y físico1.
“Satanás se está esforzando mucho por evitar que regresemos a casa junto a nuestro Padre Celestial”, explica Saane. “Si yo no me esfuerzo por guardar la ley de castidad, puede que pierda la oportunidad de casarme en el templo”.
Respetar las barreras de seguridad de Dios
A fin de ayudar a los visitantes a disfrutar de la belleza de Mapu ‘a Vaea a salvo, el gobierno tongano ha puesto barreras de seguridad en algunos lugares.
Saane cree que el Padre Celestial nos ha brindado barreras de seguridad —o normas— para evitar que caigamos en la tentación. Los líderes de la Iglesia, las Escrituras y Para la Fortaleza de la Juventud marcan límites claros que, si los respetamos, nos mantendrán a salvo. Sobre todo, seguir los susurros del Espíritu Santo nos mantendrá en lugares seguros.
“Hay personas que no les hacen caso a las barreras de seguridad del Señor”, sostiene. “No entienden las consecuencias, o creen que las pueden evitar. Puede que tirarse de un precipicio se sienta como volar, pero el suelo siempre está ahí debajo”.
Ponernos nuestras propias barreras de seguridad
En asuntos de pureza sexual, probar a ver qué tanto nos podemos inclinar por encima de las barreras de seguridad es una forma segura de caer. Cuanto más nos permitamos aproximarnos a la intimidad sexual, más difícil se hace resistir su seducción.
Debido a que la Iglesia no puede delinear cómo comportarse en toda situación, Saana ha armado sus propias barreras de seguridad al decidir de antemano cómo aplicar las normas de la Iglesia a las situaciones que probablemente deba afrontar.
Ha diseñado un cartel que enumera nueve promesas que se hizo a sí misma y al Padre Celestial, las cuales le sirven de barreras personales de seguridad; entre ellas se encuentran el tipo de personas con las que saldrá, la ropa que vestirá y el lenguaje que empleará. Otras barreras personales de seguridad pueden abarcar la decisión de no ver, leer ni escuchar nada que pueda provocar sentimientos de carácter sexual2.
“Ponerme normas elevadas me ayudará a permanecer a salvo”, indica Saane.
Regresar a los lugares seguros
Así como los que se ven atrapados por las impetuosas aguas en Mapu ‘a Vaea, aquellos que ceden a la tentación se encuentran en lugares peligrosos. Puede ser difícil librarse de la potente tenaza del pecado sexual, pero es posible hacerlo con la ayuda del Salvador y de Sus siervos.
Finalmente, ya sea que uno nunca haya abandonado los lugares seguros o que uno haya hecho el difícil camino de regreso a ellos, la meta es quedarse ahí. Respetar las barreras de seguridad del Señor y entender cómo aplicarlas a nuestras propias circunstancias nos preparará para disfrutar del hermoso poder que Dios nos ha dado… en el momento y de la forma indicados.
“Ante todo, espero con anhelo casarme en el templo”, dice Saane. “Sé que si cumplo los mandamientos, incluso la ley de castidad, seré digna de recibir las bendiciones que añoro”.