Mensaje de las maestras visitantes
Activación
Con espíritu de oración, estudie este material y, según sea apropiado, analícelo con las hermanas que usted visita. Utilice las preguntas como ayuda para fortalecer a sus hermanas y para hacer que la Sociedad de Socorro forme parte activa de su vida. Si desea más información, visite www.reliefsociety.lds.org.
Nuestro profeta, el presidente Thomas S. Monson, nos alienta a que nos “[esforcemos] por rescatar a aquellos que necesitan nuestra ayuda y [elevarlos] al buen camino y a una vida mejor… es la obra del Señor, y cuando estamos al servicio del Señor, hermanos, tenemos derecho de recibir Su ayuda”1.
Hace muchos años, LaVene Call y su compañera de maestras visitantes fueron a la casa de una hermana menos activa; tocaron a la puerta y les abrió una joven madre en bata de baño. Parecía enferma, pero pronto se dieron cuenta de que su problema era el alcohol. Las maestras visitantes se sentaron y hablaron con la perturbada madre.
“Ella es una hija de Dios, tenemos la responsabilidad de ayudarla”, dijeron después de salir. De modo que la visitaron con frecuencia, y en cada oportunidad pudieron ver y sentir un cambio para bien. Le pidieron a la hermana que asistiera a la Sociedad de Socorro; y aunque lo hizo de forma renuente, con el tiempo asistía regularmente. Después de alentarlos, ella, su esposo y su hija asistieron a la Iglesia. El esposo sintió la influencia del Espíritu Santo y dijo: “Haré lo que el obispo sugiere”. Ahora están activos en la Iglesia y se han sellado en el templo2.
De las Escrituras
De nuestra historia
Ayudar a aquellos que se han extraviado a que regresen al evangelio de Jesucristo siempre ha sido parte de ser Santo de los Últimos Días y miembro de la Sociedad de Socorro. El presidente Brigham Young (1801–1877) dijo: “Tengamos compasión unos con otros… que los que puedan ver guíen a los ciegos hasta que éstos puedan ver por sí mismos el camino”3.
Eliza R. Snow, segunda Presidenta General de la Sociedad de Socorro, reconoció con gratitud los esfuerzos de las hermanas de Ogden, Utah, EE. UU., para fortalecerse mutuamente. Dijo: “Estoy muy al tanto de que mucho de lo que se dona [en relación con el servicio] nunca queda asentado en los libros [de registro]”. Pero al reconocer que se lleva un registro celestial de la obra de las hermanas que tienden una mano a las personas cuyo corazón se ha enfriado, agregó: “El presidente José Smith dijo que esta sociedad se organizó para salvar almas… Hay otro libro que se lleva con un registro de su fe, bondad, buenas obras y palabras… Ningún servicio queda en el olvido”4.