Mensaje de la Primera Presidencia
Reconocer, recordar y dar gracias
Dios nos pide que le demos las gracias por toda bendición que recibamos de Él. Es fácil que nuestras oraciones de gratitud se conviertan en algo mecánico, repitiendo a veces las mismas palabras pero sin la intención de dar gracias a Dios como un don del corazón. Debemos “dar gracias… en el Espíritu” (D. y C. 46:32) a fin de que podamos sentir verdadera gratitud por lo que Dios nos ha dado.
¿Cómo podemos recordar siquiera una porción de todo lo que Dios ha hecho por nosotros? El apóstol Juan registró lo que el Salvador nos enseñó sobre el don de recordar que se recibe mediante el don del Espíritu Santo: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho” (Juan 14:26).
El Espíritu Santo nos recuerda lo que Dios nos ha enseñado, y una de las maneras en que Dios nos enseña es con Sus bendiciones; de modo que, si elegimos ejercer la fe, el Espíritu Santo nos hará recordar la bondad de Dios.
Ustedes podrían ponerlo a prueba al orar hoy; podrían seguir el mandamiento “Darás las gracias al Señor tu Dios en todas las cosas” (D. y C. 59:7).
El presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) sugirió que la oración nos da la ocasión de hacer eso. Él dijo: “El profeta José dijo una vez que uno de los pecados más grandes del cual serían culpables los Santos de los Últimos Días es el pecado de la ingratitud. Supongo que la mayoría de nosotros no hemos pensado en que ése sea un pecado grave. En nuestras oraciones y en nuestras plegarias al Señor hay una gran tendencia a pedir bendiciones adicionales; pero, en ocasiones pienso que deberíamos dedicar más tiempo de nuestras oraciones a expresiones de gratitud y agradecimiento por las bendiciones que ya hemos recibido. Disfrutamos de muchas cosas”1.
Ustedes podrían tener hoy ese tipo de experiencia con el don del Espíritu Santo. Podrían empezar una oración privada con agradecimiento; podrían empezar a contar sus bendiciones y después hacer una pausa. Si ejercen fe, con el don del Espíritu Santo, verán que los recuerdos de otras bendiciones acudirán a su mente. Si empiezan a expresar gratitud por cada una de ellas, su oración tal vez sea un poco más larga de lo normal. Los recuerdos vendrán, así como también la gratitud.
Podrían intentar hacer lo mismo al escribir algo en su diario personal. El Espíritu Santo ha ayudado a las personas con ello desde el comienzo de los tiempos. Recordarán que en el libro de Moisés dice: “…y se llevaba un libro de memorias, en el cual se escribía en el lenguaje de Adán, porque a cuantos invocaban a Dios les era concedido escribir por el espíritu de inspiración” (Moisés 6:5).
El presidente Spencer W. Kimball (1895–1985) describió ese proceso de escritura inspirada: “Hay más probabilidades de que aquellos que llevan un libro de recuerdos se acuerden del Señor en su vida diaria. Los diarios personales constituyen un medio de contar nuestras bendiciones y de dejar un inventario de esas bendiciones para nuestra posteridad”2.
Al empezar a escribir, se podrían hacer esta pregunta: “¿Cómo me bendijo hoy Dios a mí y a mis seres queridos?”. Si lo hacen con suficiente frecuencia y con fe, se encontrarán recordando bendiciones y, en ocasiones, acudirán a su mente dones que no reconocieron en el momento, pero que entonces distinguirán como la influencia de la mano de Dios en su vida.
Ruego que sigamos esforzándonos con fe por reconocer, recordar y dar gracias por lo que nuestro Padre Celestial y nuestro Salvador han hecho y hacen para abrirnos el camino a fin de llegar a nuestro hogar con Ellos.