Las doctrinas y los principios que se encuentran en los Artículos de Fe
Cada Artículo de Fe agrega un valor único a nuestro entendimiento del evangelio de Jesucristo.
Cuando se me dio la asignación de hablar en la sesión del sacerdocio de la conferencia general, inmediatamente pensé en una maravillosa maestra de la Primaria. Su gran deseo era prepararnos para ser dignos de recibir el sacerdocio. Ella nos evaluaba extensamente sobre los requisitos para la graduación de la Primaria: memorizar los nombres de los miembros del Quórum de los Doce Apóstoles y los Artículos de Fe. También nos hizo una promesa: si todos podíamos recitar los trece Artículos de Fe de memoria, podíamos elegir un lugar y tener una actividad durante la última clase.
Elegimos un lugar especial donde nos gustaba escalar en las rocosas laderas, justo arriba de la primera represa en la entrada del cañón de Logan. Había un lugar pequeño y llano en esos peñascos para hacer una fogata, en donde podíamos cocinar salchichas y tostar malvaviscos. Sin embargo, cuando elegimos el lugar, no consideramos a nuestra maestra, que era mayor y ciertamente no era del tipo atlético. Si lo hubiéramos pensado mejor, tal vez habríamos pensado que para ella sería difícil de escalar. Sin embargo, estaba determinada a cumplir su promesa y con valentía nos siguió.
Primero, escalamos la colina pequeña. En mi época no había líneas eléctricas que impedían el paso. Con un poco de ayuda, nuestra maestra logró subir la colina. Cuando llegamos a la cima, descendimos hasta una cresta rocosa llamada “Turtle Back”.
Cuando llegamos, a nuestra maestra le tomó unos cuantos minutos recuperar el aliento. Para cuando preparamos la comida y nos sentamos a comer, ella se había recuperado lo suficiente como para enseñarnos nuestra última lección. Nos dijo cuánto había disfrutado de enseñarnos en la Primaria los últimos dos años. Nos felicitó por la manera en que dominábamos los Artículos de Fe; ella podía nombrar el número de cualquiera de ellos, y nosotros lo recitábamos. Después dijo que memorizar los Artículos de Fe no significaría más que saber muchas palabras de memoria, a menos que entendiéramos las doctrinas y los principios que contenían. Nos alentó a estudiar la doctrina del Evangelio que se enseña en cada uno de los Artículos de Fe. Explicó que la doctrina que se encuentra en los Artículos de Fe fue dividida en secciones.
La Trinidad y la doctrina básica de Cristo
Aprendemos del primer Artículo de Fe que la Trinidad tiene tres personajes: Dios el Padre, Jesús el Cristo y el Espíritu Santo.
El segundo artículo enseña que somos responsables de nuestras acciones en la tierra.
El tercero da una visión de la misión del Salvador para la salvación de los hijos del Padre Celestial.
El cuarto enseña la importancia de los principios y ordenanzas básicos.
El poder de las palabras de nuestra maestra ha sido una fuente de inspiración para mí, debido al énfasis que puso en el valor del estudio del Evangelio. Las Escrituras nos guían a un estándar de verdad por el cual podemos juzgar el conocimiento que estamos recibiendo, ya sea verdadero o falso. La verdadera doctrina proviene de Dios, la fuente y fundamento de todas las verdades. Las enseñanzas y los conceptos de la doctrina verdadera se encuentran en el evangelio de nuestro Señor y Salvador. Las enseñanzas falsas provienen de Satanás, el padre de todas las mentiras. Su deseo es pervertir, cambiar y alterar las verdades reveladas. Quiere engañarnos para que algunos de nosotros nos desviemos del camino de regreso al hogar celestial.
Las Escrituras nos enseñan cómo evitar falsas enseñanzas. Por ejemplo, en la epístola de Pablo a Timoteo, leemos:
“Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia,
“a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16–17).
Esta doctrina es para la Iglesia lo que una batería es para un teléfono celular. Cuando quitan la batería del teléfono celular, ya no sirve. Una iglesia donde la verdadera doctrina ya no se enseña, también es ineficaz. No puede guiarnos de regreso a nuestro Padre Celestial y a nuestro hogar eterno.
II. La organización y el orden del sacerdocio
Después de que empezamos a entender la doctrina básica de Cristo, el quinto y sexto Artículo de Fe nos enseñan la organización y el orden del sacerdocio. Bajo la dirección del Señor, José Smith organizó la Iglesia del Salvador usando la autoridad del sacerdocio, el poder de Dios. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es la misma organización que Cristo organizó y dirigió mientras Él estuvo en la tierra.
Qué glorioso fue para José Smith y Oliver Cowdery, en mayo de 1829, cuando fueron a la arboleda a orar sobre la doctrina del bautismo para la remisión de los pecados, de la que habían leído mientras traducían el Libro de Mormón. Había muchas enseñanzas sobre el bautismo en las diferentes iglesias a comienzos del siglo diecinueve, y José y Oliver sabían que no todas podían ser verdaderas. Querían saber sobre la manera correcta del bautismo y también quién tenía la autoridad para bautizar.
En respuesta a sus peticiones al Señor, un mensajero del cielo, Juan el Bautista, se les apareció. Colocó las manos sobre sus cabezas y les confirió la autoridad de bautizar con estas palabras: “Sobre vosotros, mis consiervos, en el nombre del Mesías, confiero el Sacerdocio de Aarón” (D. y C. 13:1).
¡Qué día más maravilloso en la historia del mundo! El sacerdocio fue restaurado sobre la tierra.
Cuando recibimos el sacerdocio, recibimos la autoridad de actuar en el nombre de Dios y dirigir para andar por las vías de la verdad y justicia. Esta autoridad es una fuente vital de justo poder e influencia para el beneficio de los hijos de Dios sobre la tierra y que durará más allá del velo. Era necesario que el sacerdocio se restaurara antes de que la Iglesia verdadera de Jesucristo se pudiera organizar. Ésta es la lección fundamental que aprendemos del quinto y sexto Artículo de Fe.
III. Recursos eternos en un viaje terrenal
Los siguientes tres Artículos de Fe —séptimo, octavo y noveno— describen los recursos disponibles para instruirnos en nuestro viaje terrenal. Se nos dan dones espirituales para guiarnos cuando seguimos las enseñanzas del Señor y para protegernos de la maldad. Las Escrituras son otra guía; si leemos atentamente la palabra de Dios, Él nos revelará nuestro camino de regreso a la vida eterna.
El noveno Artículo de Fe nos enseña que Dios ha revelado, revela y revelará en el futuro muchas verdades grandes e importantes a Sus profetas, videntes y reveladores. Aprendemos que además de escuchar la voz apacible y delicada del Espíritu y de leer las Escrituras, otra fuente de guía son nuestros líderes de la Iglesia, quienes son escogidos, llamados y apartados para bendecir nuestra vida mediante las lecciones que ellos enseñan.
IV. Miembros misioneros
Los Artículo de Fe décimo, undécimo y duodécimo nos instruyen sobre cómo dirigir la obra misional y compartir el Evangelio en un mundo con muchas naciones y diversas leyes. Aprendemos sobre el recogimiento de Israel en preparación para la Segunda Venida del Salvador. Se nos instruye que los hombres y las mujeres son sus propios agentes, y que pueden aceptar o rechazar la palabra de Dios según su propia conciencia. Finalmente, aprendemos que al difundir el evangelio de Jesucristo a los cuatro extremos de la tierra, debemos respetar los gobiernos de cada nación a la que entramos. Verdaderamente, creemos en obedecer, honrar y sostener la ley de cada nación.
V. Atributos a los que aspiramos
El décimo tercer Artículo de Fe proporciona un entendimiento especial sobre cómo debemos manejar nuestra vida y presentarnos ante los demás. Dice: “Creemos en ser honrados, verídicos, castos, benevolentes, virtuosos y en hacer el bien a todos los hombres; en verdad, podemos decir que seguimos la admonición de Pablo: Todo lo creemos, todo lo esperamos; hemos sufrido muchas cosas, y esperamos poder sufrir todas las cosas. Si hay algo virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza, a esto aspiramos”.
Todos debemos aspirar a obtener estos atributos y vivir de tal manera que nuestra vida sea un ejemplo de ellos. Las verdades que se enseñan en los Artículos de Fe se edifican una sobre la otra, como los componentes de un teléfono celular que se apoyan mutuamente. Así como la elaborada cadena de fabricación que agrega componentes a un teléfono celular, los Artículos de Fe nos proporcionan las doctrinas clave de la Restauración. Cada Artículo de Fe agrega un valor único a nuestro entendimiento del evangelio de Jesucristo.
Mi maestra de la Primaria inculcó en mí la determinación de estudiar las doctrinas del reino. Me enseñó a buscar el significado profundo que se encuentra en estos simples Artículos de Fe. Ella me prometió que si me esforzaba por aprender estas verdades sagradas, el conocimiento que adquiriría cambiaría mi vida para mejor, y les testifico que así ha sido.
Después de la maravillosa lección de mi maestra en esa montaña en el cañón de Logan, notamos que nos habíamos quedado más de lo planeado. El día se estaba acabando y nos dimos cuenta de que teníamos un problema.
A mi maestra le costó llegar a nuestro lugar especial, pero regresar representaba un desafío aún mayor. Eso reafirmó nuestra mala elección del lugar para la caminata. Descender fue difícil para nosotros, pero fue aún más difícil para una persona de su edad.
Mientras nos esforzábamos por ayudarla en la colina, aparecieron dos policías. La presidenta de la Primaria los había mandado a buscarnos porque temía que nos hubiéramos perdido. El dramático acontecimiento y las lecciones enseñadas hicieron que ésa fuese una experiencia inolvidable en mi vida.
Jovencitos, los aliento a usar sus mentes brillantes para estudiar y aprender los Artículos de Fe y las doctrinas que ellos enseñan. Están entre las más importantes y, sin duda, es la más concisa declaración de doctrina en la Iglesia. Si los usan como guía para dirigir sus estudios del evangelio de Jesucristo, estarán preparados para declarar su testimonio de la verdad restaurada al mundo. Podrán declarar de una manera simple, directa y profunda las creencias fundamentales que ustedes valoran como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Sumo mi testimonio a la veracidad de los trece Artículos de Fe; en el nombre de nuestro Señor y Salvador, sí, Jesucristo. Amén.