Hasta la próxima
Engaños
De “Oh ese sutil plan del maligno”, Liahona, noviembre de 2010, págs. 108–110.
El otoño es una época particularmente emocionante para los pescadores con mosca, ya que con un hambre casi insaciable, las truchas salen a darse un banquete para fortalecer su cuerpo contra la escasez de alimentos durante el invierno.
El objetivo de la pesca con mosca es atrapar truchas mediante un hábil engaño. El pescador experto estudia el comportamiento de las truchas, el clima, las corrientes de agua, los insectos que comen y cuándo esos insectos encoban. A veces confecciona los señuelos que usa. Sabe que los insectos artificiales incrustados en diminutos anzuelos deben ser engaños perfectos, porque las truchas reconocerán el menor defecto y los rechazarán.
Qué emoción observar a una trucha salir a la superficie, morder la mosca y resistir hasta que finalmente, exhausta, es recogida. La lucha es el enfrentamiento entre el conocimiento y la habilidad del pescador, y la noble trucha.
El uso de señuelos artificiales para engañar y atrapar peces es un ejemplo de la forma en que a menudo Lucifer nos tienta, engaña y trata de atraparnos.
Como el pescador con mosca que sabe que lo que atrae a las truchas es el hambre, Lucifer conoce nuestro “hambre” o debilidades, y nos tienta con señuelos falsos que, si los aceptamos, pueden interrumpir la paz de nuestra vida y conducirnos hacia su influencia despiadada. Pero, a diferencia del pescador que atrapa y devuelve al agua peces ilesos, Lucifer no nos soltará voluntariamente. Su objetivo es hacer que sus víctimas sean tan infelices como él.
Uno de los métodos principales que usa contra nosotros es su habilidad de mentir y engañar para convencernos de que lo malo es bueno y lo bueno malo. Desde el principio, en el gran Concilio de los Cielos, Satanás “pretendió destruir el albedrío del hombre que yo, Dios el Señor, le había dado” (Moisés 4:3).
La batalla por el albedrío que Dios dio al hombre continúa hoy. Satanás y sus siervos nos rodean con sus señuelos; esperan que flaqueemos y aceptemos su carnada para atraparnos con medios falsos.
Hermanos y hermanas, seamos conscientes de los señuelos artificiales que nos presenta el falso pescador de hombres: Lucifer. Tengamos la sabiduría y la perspectiva espiritual para discernir y rehusar sus muchos ofrecimientos peligrosos;
y, para todos los que sean víctimas de cualquier tipo de adicción: hay esperanza; porque Dios ama a todos Sus hijos y porque la Expiación y el amor del Señor Jesucristo hacen que todo sea posible.