Retratos de fe
Adriana González
Departamento Central, Paraguay
Cuando pregunté por la mesa azul en el medio de la cocina de Adriana, me enteré que hubo un tiempo en que no tenía ninguna mesa. Luchando para “llegar a fin de mes”, tomó uno de los cursos de la Iglesia sobre autosuficiencia y decidió que podría hacer pan y venderlo, si tan solo tuviera una mesa. Oró pidiendo ayuda, y construyó una mesa de restos de madera.
Cody Bell, fotógrafo
Una de las cosas que más necesitaba en ese momento era una mesa. La que tenía se había roto. Alguien me había dado unos trozos de madera porque sabía que no tenía dinero, pero sabía que yo tenía unas gallinitas y que posiblemente podría usar la madera para hacer un gallinero. Oré para saber qué hacer. Sentí que debía llamar a un amigo carpintero para ver si podíamos algo con la madera. Me dijo: “Vamos a construirte una mesa”. Eso era lo que necesitaba.
Todo lo que he pedido con el corazón, Él me ha escuchado. Él me ha oído porque sabía que era bueno para mí. Ahora tenemos dos mesas. Esta mesa es importante para nuestra familia. Aquí nos sentamos para compartir. Aquí trabajamos. Aquí enseñamos a otros lo que hemos aprendido. Por medio de la autosuficiencia, aprendí a valorarme. Descubrí talentos que Dios me ha dado para ayudarme a mí y a mi familia. Intento transmitir lo que he aprendido a mis hermanas en la Sociedad de Socorro, para ayudarles a que se valoren como hijas de Dios. Estoy agradecida de que pueda bendecir a los que tengo a mi alrededor.
Te sientes bien cuando te das cuenta de todo lo que Dios te ha dado, y tú puedes usarlo para bendecir a los demás. Tenemos que desarrollar cada talento que tenemos para poder compartirlos con los demás.