Línea por línea
1 Corintios 10:13
El apóstol Pablo nos enseñó la forma de resistir la tentación.
Tentación
“El adversario… sabe dónde, cuándo y cómo tentarnos. Si somos obedientes a las impresiones del Espíritu Santo, podemos aprender a reconocer las trampas del adversario…
“Nuestro éxito nunca se mide por la intensidad con la que seamos tentados, sino por la fidelidad de nuestra reacción. Debemos pedir ayuda a nuestro Padre Celestial y buscar la fortaleza por medio de la expiación de Su Hijo Jesucristo”.
Élder Robert D. Hales, del Cuórum de los Doce Apóstoles, Conferencia General de abril de 2009.
Que no sea humana
Puede que nuestras tentaciones sean diferentes, pero todos somos tentados. La tentación es necesaria porque “es menester que el diablo tiente a los hijos de los hombres, de otra manera estos no podrían ser sus propios agentes” (D. y C. 29:39).
Fiel es Dios
Fiel: Confiable, leal. Podemos confiar en las promesas de Dios de que Él nos ayudará a resistir la tentación y a librarnos de ella.
Más de lo que podáis resistir
Debemos tratar de evitar la tentación. A veces nos complicamos la vida al no rechazar la tentación en cuanto llega. El élder Neal A. Maxwell (1926–2004), del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “Desde luego, Jesús advirtió las grandes tentaciones que lo acecharon, pero no las albergó repetidamente en sus pensamientos. En vez de ello, las rechazaba en el acto. Si damos cabida a las tentaciones, ¡muy pronto estas nos darán cabida a nosotros!” (Véase Conferencia General de abril de 1987).
La salida
Siempre hay una salida: otra elección, otro lugar al que ir, otra cosa que hacer. Cuando todo lo demás falla, sigan el ejemplo de José de Egipto, y simplemente huyan (véase Génesis 39:7–12).
Que podamos soportar
Las Escrituras nos dan algunas claves para ayudarnos en nuestra responsabilidad de evitar la tentación a fin de que podamos resistirla.
-
Velar y orar siempre (véase Mateo 26:41; Alma 13:28; 31:10; 34:39; 3 Nefi 18:18; D. y C. 31:12).
-
Confiar en Jesucristo (véase Alma 37:33), pues “por cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” (Hebreos 2:18; véase también Alma 7:11).
-
“[Humillarse] ante el Señor” (Alma 13:28) y “[cuidarse] del orgullo” (D. y C. 23:1).
-
“[Escuchar] la palabra de Dios y [aferrarse] a ella” (1 Nefi 15:24).