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Ministrar a nuestros compañeros de viaje
19 – 25 julio
“Socorre a los débiles, levanta las manos caídas y fortalece las rodillas debilitadas” (Doctrina y Convenios 81:5).
El presidente Thomas S. Monson: Un ejemplo de ministración
Edad cuando se le llama como obispo: 22
Número de miembros del barrio: más de 1000
Número de viudas en el barrio: 85
El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, habló sobre la forma en que el obispo Monson cuidaba de las viudas: “Quizás muchos sepan que todos los años el joven obispo Monson se tomaba una semana de vacaciones en época de Navidad para visitar a cada una de las ochenta y cinco viudas de su barrio. Lo que tal vez no muchos sepan es que, durante varios años, el presente que les llevaba era una de […] las gallinas que él mismo criaba y desplumaba en su gallinero”1.
El obispo Monson recordó cómo había ayudado a un matrimonio de edad avanzada que necesitaba pintar la casa: “En un momento de inspiración, no llamé al cuórum de élderes ni a voluntarios a empuñar las brochas para pintar, sino más bien, siguiendo las instrucciones del manual de bienestar, me dirigí a los miembros de la familia que vivían en otras áreas. Cuatro yernos y cuatro hijas tomaron en sus manos las brochas y participaron en el proyecto”2. Esa inspiración ayudó a que la familia se reconectara y a que cuidaran mejor el uno del otro.
“No podemos amar verdaderamente a Dios si no amamos a nuestros compañeros de viaje en este trayecto mortal”3. —Presidente Thomas S. Monson