2023
Las metáforas de la salvación de Pablo en sus contextos antiguos
Agosto de 2023


El Nuevo Testamento en contexto

Las metáforas de la salvación de Pablo en sus contextos antiguos

En su Epístola a los Romanos, el apóstol Pablo utilizó conceptos familiares para las personas de su época con el fin de ayudarles a entender la obra de salvación de Jesucristo.

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Pablo escribiendo una carta en un escritorio

¿Cómo se pone en palabras todo lo que Jesucristo ha hecho por nosotros? Para Pablo, la respuesta fue utilizar conceptos que eran familiares en su época y que podían compararse a Jesucristo, conceptos tales como justificación, gracia y propiciación/expiación.

Aunque a veces se malinterpreta cada uno de esos conceptos en la actualidad, en Romanos 3:24–25 Pablo los utilizó como metáforas para explicar la salvación en términos que los seguidores de Cristo de esa época podrían haber entendido mejor. Por lo tanto, saber más acerca del contexto original de esas palabras puede ayudarnos a entender mejor las enseñanzas de Pablo acerca de nuestra salvación en Jesucristo.

Justificación

La palabra justificación se utilizaba en el Antiguo Testamento para enseñar a Israel acerca de su relación con Dios1. La idea proviene de un contexto jurídico. Por ejemplo, en Deuteronomio 16:18–20, a Israel se le manda nombrar jueces para que tomen decisiones “just[as]” y busquen “solo la justicia” (en el hebreo original se lee: buscar la “justicia justicia”, repitiendo la palabra justicia dos veces para poner énfasis). Justo y justicia derivan de las mismas raíces hebreas y griegas que justificación.

Los profetas utilizaron la imagen de un tribunal, con Dios como juez, para advertir poéticamente a Israel y a sus naciones vecinas (véanse Isaías 3:13–14; 41:1–9, 21–24; Miqueas 6:1–5). En Isaías 43:9, Dios convoca a las naciones a comparecer ante Él como ante un tribunal: “[J]úntense todos los pueblos […]. Presenten sus testigos y justifíquense”2. Ser justificada (declarada justa o perdonada) sería la esperanza de cualquier persona que compareciera ante un tribunal.

Sin embargo, a algunos autores del Antiguo Testamento les preocupaba que la “justicia” de Dios, o Su “rectitud” (ambas traducciones de la misma palabra en hebreo y griego), condenara a las personas. El salmista reconoce: “[P]orque no se justificará delante de ti ningún viviente” (Salmo 143:2). Pablo se refiere a este salmo en Romanos 3:20: “[P]orque por las obras de la ley [de Moisés] ninguna carne se justificará delante de [Dios]”. Luego, Pablo presenta la solución. Dios, nuestro gran Juez divino, decide declararnos justos (o rectos) por causa de Cristo: somos “justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24).

Gracia

Gracia es otro término que Pablo adopta para explicar la obra salvadora de Jesucristo. La palabra gracia no era originalmente un término religioso. En la época de Pablo, la gracia (en griego, charis) se utilizaba comúnmente para describir la relación entre un benefactor y un beneficiario. Un benefactor poseía el poder, la autoridad o los medios económicos para otorgar un regalo a los beneficiarios que no podían ganarlo por sí mismos ni devolverlo consecuentemente. Los beneficiarios se sentían obligados a honrar a su benefactor mostrando públicamente su gratitud y fidelidad.

Por ejemplo, en el año 90 d. C., la ciudad de Afrodisias envió una delegación a Éfeso para erigir una estatua en honor a los emperadores romanos. La inscripción en esa estatua dice: “El pueblo de Afrodisias, leal a César, siendo libre y autónomo desde el principio por la gracia de los Augustos, erigió [esta estatua] por un [acto de] gracia privado”4. Esta inscripción utiliza la gracia de dos maneras: en primer lugar, para describir el don de los Augustos —que la ciudad de Afrodisias fuera libre y autónoma— y, en segundo lugar, para describir el don menor de una estatua para profesar la lealtad del pueblo y mostrar su gratitud.

En Romanos, Pablo aclara cuál de estos dos tipos de gracia está describiendo: “[S]iendo justificados gratuitamente por su gracia” (Romanos 3:24; cursiva agregada). Pablo recalcó que este es el don de Dios como nuestro benefactor, que no podemos pagar y debemos aceptar con expresiones públicas de nuestra gratitud y fidelidad.

Propiciación/Expiación

Pablo continúa explicando la obra salvadora de Cristo con una última metáfora:

“Dios puso [a Cristo Jesús] como propiciación por medio de la fe en su sangre” (Romanos 3:25).

La palabra traducida como “propiciación” también se puede traducir como “expiación” o “propiciatorio”. En la época de Pablo, cuando la mayoría de los judíos oían la palabra expiación, pensaban primero en la obra de los sacerdotes en el templo.

Por ejemplo, Levítico 16 describe cómo el sumo sacerdote, en el Día de la Expiación, debe rociar la sangre del sacrificio de animales “sobre el propiciatorio” para “ha[cer] expiación” (Levítico 16:15–16). Pablo utiliza la palabra propiciación para comparar la obra salvadora de Jesucristo con algo con lo que sus lectores estaban familiarizados: la obra de los sacerdotes en el templo para quitar los pecados del pueblo y reconciliarlo con Dios. Sin embargo, Pablo aclara que no es la sangre de los animales lo que salva, sino más bien la “propiciación por medio de la fe en [la] sangre [de Cristo]” (Romanos 3:25).

En dos breves versículos (Romanos 3:24–25), Pablo nos invita a imaginarnos (1) que Dios nos justifica en un tribunal a causa de nuestra redención en Jesucristo, (2) que Dios se convierte en nuestro benefactor a causa de Su don de gracia, por el cual debemos obedecerlo y agradecerle públicamente, y (3) que Dios actúa como sacerdote, haciéndonos santos mediante nuestra fe en la sangre expiatoria de Cristo.

Cuando se aplican a nuestra vida y adoración como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en la actualidad, cada una de estas imágenes puede ayudarnos a ver el poder del sacrificio expiatorio de nuestro Salvador y el amor que Él y nuestro Padre Celestial nos han mostrado al ofrecernos un regalo tan maravilloso.

Notas

  1. Para entender cómo usamos el término justificación en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días hoy en día, véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Justificación, justificar”, scriptures.ChurchofJesusChrist.org.

  2. Se les invita a reunir testigos o a hablar por sí mismos, defendiendo si ellas (las naciones gentiles) han sido capaces de predecir el futuro de la manera en que el Dios de Israel lo ha hecho.

  3. Dallin H. Oaks, “Limpios mediante el arrepentimiento”, Liahona, mayo de 2019, pág. 91.

  4. I. Efesos II. 233 (cursiva agregada); adaptado de James R. Harrison, Paul’s Language of Grace in Its Graeco-Roman Context, 2003, pág. 52.

  5. Dieter F. Uchtdorf, “¡Funciona de maravilla!”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 23. Sobre el poder habilitador de la expiación del Salvador, véanse también David A. Bednar, “En la fuerza del Señor”, Liahona, noviembre de 2004, págs. 76–78; Gene R. Cook, “Recibir asistencia divina a través de la gracia del Señor”, Liahona, mayo de 1993, págs. 89–91.

  6. Dale G. Renlund, “El sacerdocio y el poder redentor del Salvador”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 64.

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