“Serviré primero al Señor”, Liahona, febrero de 2024.
Retratos de fe
Serviré primero al Señor
Servir al Señor como misionero me ayudó a edificar mi fe sobre un fundamento seguro que me ha ayudado a tomar decisiones correctas cuando he afrontado decisiones difíciles. Después de la misión, estaba mejor preparado para mis estudios, mi empleo y varios llamamientos en la Iglesia, incluso como obispo.
Desde muy joven, esperaba con muchas ansias asistir a la universidad, dado que podría obtener una buena formación académica y, con el tiempo, me conduciría a un empleo estable que me permitiría formar una familia.
No obstante, cuando llegué a la edad universitaria, no estaba seguro de cómo podía darme el lujo de asistir. Los recursos disponibles para mí no eran suficientes. Mi papá había fallecido el año anterior y mi hermana y yo nos habíamos mudado con mi tío. En ese momento, nuestro tío no tenía suficientes recursos materiales para ayudarme porque estaba ayudando a cinco de sus propios hijos con la universidad.
Desde muy joven, también deseaba servir a Dios de una u otra forma, pero no sabía cómo hacerlo. Antes de unirme a la Iglesia a los diecinueve años, no tuve la oportunidad de lograrlo.
Cuando me uní a la Iglesia en 2004, todavía quería asistir a la universidad, pero tomé la decisión de servir en una misión primero. Aún no sabía cómo iba a lograr mis sueños y metas de estudiar en la universidad después de la misión, pero tenía fe de que con el tiempo las cosas terminarían saliendo bien. Me dije a mí mismo: “Confiaré en el Señor. Le serviré primero a Él. Otras cosas vendrán después”. Así que, seguí adelante con fe y comencé a prestar servicio para ayudar a pagar mi misión.
Algunos de mis amigos me dijeron que iba a perder el tiempo como misionero, pero yo tenía fe en que una misión era lo correcto, que servir al Señor no era una pérdida de tiempo.
Uno de los pasajes de las Escrituras que me inspiró a servir se encuentra en el Nuevo Testamento: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
Pronto fui llamado a la Misión Ghana Costa del Cabo. Mi misión me permitió vivir experiencias memorables y sentó los cimientos para oportunidades y responsabilidades futuras. Después de la misión, estaba mejor preparado para mis estudios, mi empleo y varios llamamientos en la Iglesia, incluso como obispo.
Cuando regresé a casa, algunos de mis primos habían terminado su formación académica. Mi buen tío tenía entonces recursos disponibles para ayudarme con mis estudios universitarios. Hice un curso de contador público certificado y, luego, me matriculé en una licenciatura. Cinco años después de mi misión, me gradué en contabilidad y finanzas.
En verdad, como he visto en mi vida después de la misión, el Señor ha añadido “todas estas cosas” a mi familia. Antes de la misión, me preocupaba el hecho de que, si no iba a la escuela, si no recibía una buena formación académica, viviría en la pobreza. Sin embargo, el Señor ha bendecido a mi familia sobremanera y nos ha permitido llevar una vida de relativa comodidad.
Nunca me he arrepentido de haber servido en una misión antes de ir a la universidad. Manifestar la fe para servir en una misión fue el fundamento de muchas decisiones que he tomado en mi vida. Servir al Señor me ayudó a edificar mi fe sobre un fundamento seguro. Ese fundamento me ha ayudado a tomar decisiones correctas cuando he afrontado decisiones difíciles.
A las personas que se sienten intranquilas por servir en una misión, les daría el mismo consejo que recibí de las Escrituras: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”, y todo lo que piensen que no llegará a ustedes, llegará con el tiempo de acuerdo con la voluntad de Dios, incluso diez veces más. Eso es lo que he aprendido.