Liahona
Lo que descubrí cuando me desconecté de las redes sociales
Marzo de 2024


“Lo que descubrí cuando me desconecté de las redes sociales”, Liahona, marzo de 2024.

Lo que descubrí cuando me desconecté de las redes sociales

Disminuir mi uso de las redes sociales me ha permitido estar más presente para mis hijos y mejorar mi relación con el Salvador.

Imagen
Una mujer sosteniendo cables desconectados mientras íconos de redes sociales flotan a su alrededor

Ilustración por David Green

Durante los últimos años, sabía que Dios me estaba inspirando a alejarme de las redes sociales. Sabía que descansar de las redes sociales era bueno para mí, pero también disfrutaba de la comunidad que encontré allí. No sabía cómo conciliar estas dos cosas; solo sabía que algo tenía que cambiar.

Leí un libro que me hizo reflexionar sobre la siguiente pregunta: “¿Cuánto tiempo en las redes sociales es el adecuado para obtener el beneficio de la comunidad sin todas las influencias negativas?”. Para mí, la respuesta a esta pregunta fue unos veinte minutos… al mes. Me propuse conseguirlo y, con la ayuda del Señor, fue más fácil de lo que pensaba. Lo que no esperaba era lo mucho que este cambio fortalecería mi relación con mi Salvador. Comencé a sentir mejor el amor que el Salvador tiene por mí, a comprender más claramente el plan que Él tiene para mí y a ver con más claridad las necesidades de las personas que me rodean.

No dejaré que las selfis determinen mi autoestima

Siempre he sabido que soy hija de Dios y que Él me ama. He sentido el amor de mi Salvador en momentos difíciles de mi vida. Sin embargo, con demasiada frecuencia dejaba que las redes sociales determinaran cómo me veía y qué pensaba de mí misma. Por mucho que intentara convencerme de que las imágenes idealistas de las redes sociales no me afectaban, resulta que sí lo hacían. Disminuir mi tiempo en las redes sociales me permitió obtener la paz mental y la tranquilidad que necesitaba para escuchar al Salvador decirme lo que Él sentía por mí. No me di cuenta de lo mucho que extrañaba escuchar Su voz hasta que creé más espacio para Él.

Siempre he creído en el Plan de Salvación. Sé que Jesucristo es fundamental en ese plan, pero también creo que el Padre Celestial tiene un plan para cada uno de nosotros individualmente. Larry M. Gibson, quien prestó servicio como Primer Consejero de la Presidencia General de los Hombres Jóvenes, enseñó: “Sé que nuestro Padre Celestial se interesa por cada uno de nosotros en forma personal y tiene un plan personal para cada uno a fin de que logremos nuestro destino eterno”1.

Pasé mucho tiempo navegando por las redes sociales para tratar de averiguar cuál era mi propósito. Estar en las redes sociales me permitió ver en primera fila todas las cosas creativas y maravillosas que hacía la gente. Aprendí mucho de estas personas, pero pasé mucho más tiempo buscando que haciendo. Desde que me alejé de las redes sociales, me he sentido guiada a saber específicamente lo que el Padre Celestial quiere que yo haga. Muchas de estas cosas han sido sorprendentes y diferentes de lo que pensaba que serían, pero han hecho que mi vida sea mejor y más abundante.

El Salvador vino para que tuviéramos vida y para que la tuviéramos en abundancia (véase Juan 10:10). Estoy agradecida por las señales que nos da el Espíritu Santo para ayudarnos a tener una vida más abundante.

La vida más allá de la pantalla

El Salvador veía a los que pasaban desapercibidos para los demás. Me encanta leer historias sobre cómo Él ministraba a esas personas y les enseñaba lo que valen. Pasar demasiado tiempo en las redes sociales me impedía ver realmente a las personas en mi propia vida, incluida mi familia. Me di cuenta de que, si mis hijos no se sentían valorados por mí, pronto buscarían fuentes externas para confirmar su valor.

Me ha sorprendido el amor que siento por mis hijos al estar más presente con ellos. Este último año he amado mi función de madre más que nunca. He llegado a conocer a mis vecinos y he participado más activamente en mi comunidad. Mis oportunidades de servicio han aumentado. Pensaba que las redes sociales me estaban ayudando a ser más consciente, pero, en realidad, no estaba viviendo el momento lo suficiente como para ver realmente las necesidades de quienes me rodeaban.

Disminuir mi uso de las redes sociales parecía algo pequeño y sencillo, pero me ha permitido aumentar mi fe de manera considerable y mejorar mi relación con mi Salvador. Sé que el Padre Celestial nos ama, tiene un plan para nosotros y tiene hijos que también necesitan sentirse valorados por nosotros.

La autora vive en Nueva York, EE. UU.

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