“Sabía que estaba protegida”, Liahona, marzo de 2024.
Voces de los Santos de los Últimos Días
Sabía que estaba protegida
Afuera había una guerra, pero, mientras leía el Libro de Mormón, sentía paz y no tenía miedo.
En 1992, la guerra en Yugoslavia estaba en pleno apogeo. La ciudad de Mostar era bombardeada a diario. Se suspendieron todos los servicios públicos, incluido el servicio postal.
Sin embargo, el 1 de abril, alguien llamó a mi puerta. Cuando la abrí, un hombre que nunca había visto me entregó un paquete de mi hija, que entonces vivía en Málaga, España, donde se había unido a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Adentro había un ejemplar del Libro de Mormón.
Comencé a leerlo ese mismo día. Afuera había una guerra, pero mientras leía, sentía paz y no tenía miedo. Más tarde, supe que la paz que sentía era el Espíritu Santo. Sabía que estaba protegida y que no moriría.
Mientras leía, aprendí acerca de Jesucristo y que Él aún estaba vivo. Aprendí sobre el bautismo y la Iglesia del Salvador. Sentí que todo lo que leía era cierto. De vez en cuando, mi hija respondía mis preguntas.
Cuando mi esposo falleció en 2019, decidí ir a Estados Unidos, donde vivía mi hija entonces. Quería verla y aprender más acerca de la Iglesia restaurada.
Me quedé en Salt Lake City, Utah, durante cuatro meses y medio. Iba a la iglesia cada semana con mi hija. Sentí algo que no podía describir. Recibí las charlas misionales. Sabía que todo era cierto. El día más hermoso de mi vida fue cuando entré a las aguas del bautismo y fui confirmada miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días el 27 de julio de 2019.
Cuando entré en la sala para recibir la confirmación después de mi bautismo, todos estaban llorando. Ser bautizada y recibir el don del Espíritu Santo es un gran regalo de nuestro Padre Celestial. Después de mi confirmación, sentí que el cielo estaba abierto y que todos estábamos allí juntos. Después, en mi bendición patriarcal, recibí muchas promesas especiales y eternas.
El Libro de Mormón es verdadero. Al leerlo y orar al respecto, podemos obtener nuestro propio testimonio de ello. Con ese testimonio, sabremos que José Smith fue un profeta y que, por medio de él, la verdadera Iglesia de Jesucristo fue restaurada en la tierra.