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Tengo un cuerpo como el de mi Padre Celestial
Introducción para el Maestro
Con el fin de prepararse espiritualmente para enseñar esta lección, tenga a bien leer y meditar en cuanto a lo siguiente:
Todos somos hijos de Dios. Las Escrituras nos enseñan que “creó Dios al hombre a su imagen” (Génesis 1:27; véase también Moisés 2:26–27; Abraham 4:26–27). Esto significa que nuestro cuerpo es similar al de Él. El profeta José Smith vio a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo, y enseñó que “el Padre tiene un cuerpo de carne y huesos, tangible como el del hombre; así también el Hijo” (D. y C. 130:22).
Actividades de Aprendizaje
Comience con una actividad de grupo. Si necesitara ideas para ello, vea la página 3.
Oración
Pida a un niño que haga la primera oración.
Canción
Cante la primera estrofa de “Soy un hijo de Dios” (Canciones para los niños, págs. 2–3):
Soy un hijo de Dios;
Él me envió aquí.
Me ha dado un hogar
y padres buenos para mí.
Repita e invite a los niños a escucharle o a cantar con usted. Dígales que cuando decimos “Dios”, estamos hablando de nuestro Padre Celestial.
Relato de las Escrituras
Muestre la lámina de la página 42. Relate brevemente la historia de la Primera Visión de José Smith a fin de enseñar a los niños que nuestro Padre Celestial tiene un cuerpo como el nuestro (véase José Smith— Historia 1:17). A continuación figura un ejemplo:
Cuando José Smith era un jovencito (señale a José en la lámina), oró a nuestro Padre Celestial y algo maravilloso sucedió. José vio a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo (señale al Padre Celestial y a Jesús en la lámina). Vinieron y hablaron con José. José vio que nuestro Padre Celestial tiene un cuerpo como el de nosotros. Nuestro Padre Celestial tiene brazos. ¿Ustedes tienen brazos? Enséñenme sus brazos. Nuestro Padre Celestial tiene manos. ¿Ustedes tienen manos? Enséñenme sus manos. Nuestro Padre Celestial tiene cara. ¿Ustedes tienen cara? Tóquense la cara. Ustedes son una persona real. Nuestro Padre Celestial es una persona real. Él creó el cuerpo de ustedes. Ustedes tienen un cuerpo como el de nuestro Padre Celestial.
Verso de movimiento
Pida a los niños que se pongan de pie y que realicen el siguiente verso de movimiento con usted:
Mi Padre Celestial me dio
un cuerpo especial, (ponerse las manos sobre el pecho)
con ojos (tocarse los ojos) y oídos (tocarse los oídos)
es un cuerpo sin igual.
Me dio manos para aplaudir (aplaudir)
y pies para correr (correr en su lugar).
Y con la boca que me dio (señalar la boca)
puedo hablar y comer. (hacer de cuenta que se está comiendo)
Cuando pienso en mi cuerpo (tocar la cabeza con el dedo)
lo mejor de todo es
que Dios planeó que fuera
similar al cuerpo de Él. (sentarse silenciosamente)
Conclusión
Invite a los niños a repetir lo siguiente después de usted, unas pocas palabras a la vez: “Tengo un cuerpo como el de mi Padre Celestial”. Exprese la gratitud que siente por su cuerpo.
Oración
Pida a un niño que haga la última oración.
Actividades Opcionales
Preparación
Canción
Cante o diga la letra de “Cabeza, cara, hombros, pies” (Canciones para los niños, pág. 129) y señale cada parte del cuerpo conforme la menciona. Invite a los niños a hacerlo junto con usted.
Cabeza, cara, hombros, pies, hombros, pies, hombros, pies.
Cabeza, cara, hombros, pies, y una vuelta entera.
Repita cuantas veces los niños lo deseen. Recuérdeles que nuestro Padre Celestial nos dio cuerpos que se parecen al de Él.
Relato con títeres
Vuelva a contar el relato de la Primera Visión, valiéndose de los títeres para los dedos que ha elaborado (véase José Smith—Historia 1:11–17; véase también el ejemplo que figura en la página 88). Haga hincapié en el hecho de que José Smith vio que nuestro Padre Celestial y Jesucristo tienen cuerpos como los nuestros.
Delinear
Delinee la mano de cada niño en una hoja de papel y permita que la coloreen. Escriba en el papel el nombre del niño, su edad y la fecha.
Ilustración
Muestre la ilustración de la página 43 y dé a cada niño una copia. Señale la cara del niño y recuerde a los niños que nosotros tenemos una cara al igual que nuestro Padre Celestial. Invite a los niños a señalar la cara del niño en su propia copia de la ilustración. Repita con las otras partes del cuerpo. Permita que los niños coloreen sus ilustraciones, si así lo desean.