“18 – 24 noviembre. Santiago: ‘Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores’”, Ven, sígueme — Para uso individual y familiar Nuevo Testamento 2019 (2019)
“18 – 24 noviembre. Santiago”, Ven, sígueme — Para uso individual y familiar 2019
18 – 24 noviembre.
Santiago
“Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores”
A medida que lea la Epístola de Santiago, fíjese en las frases que le llaman la atención y anótelas. ¿Qué siente que debe hacer para vivir conforme a esas verdades?
Anote sus impresiones
A veces, un solo versículo de las Escrituras puede cambiar el mundo. Santiago 1:5 parece ser un simple consejo: Si necesitas sabiduría, pídela a Dios. Mas cuando José Smith, con 14 años, leyó ese versículo: “Pareció introducirse con inmenso poder en cada fibra de [su] corazón” (José Smith—Historia 1:12). Siendo inspirado de esta manera, José obedeció la admonición de Santiago y procuró sabiduría de Dios mediante la oración; y efectivamente, Dios se la concedió abundantemente, y José recibió una de las visitaciones celestiales más notables de la historia: la Primera Visión. Esa visión cambió el curso de la vida de José y condujo a la restauración de la Iglesia de Jesucristo sobre la tierra. Todos nosotros somos bendecidos en la actualidad gracias a que José Smith leyó Santiago 1:5 y actuó en consecuencia.
¿Qué encontrará en su estudio de la Epístola Universal de Santiago? Quizás un versículo o dos cambien su vida o la de algún ser querido. Podría hallar guía para cumplir su misión en la vida. Hallará motivación para hablar con amabilidad y ser más paciente. Sea cual sea la inspiración, permita que esas palabras se “[introduzcan]… en cada fibra de [su] corazón”. Recuerde “[recibir] con mansedumbre la palabra” como escribió Santiago, “la cual puede salvar [sus] almas” (Santiago 1:21).
Ideas para el estudio personal de las Escrituras
¿Quién era Santiago?
En general, se cree que el autor de la epístola de Santiago era un hijo de María, la madre de Jesucristo y, por lo tanto, un medio hermano del Salvador. Se menciona a Santiago en Mateo 13:55; Marcos 6:3; Hechos 12:17; 15:13; 21:18; y Gálatas 1:19; 2:9. De estos pasajes se infiere que Santiago era un líder de la Iglesia en Jerusalén y que había sido llamado a Apóstol (véase Gálatas 1:19).
Soportar con paciencia conduce a la perfección.
“Esperar puede ser difícil”, enseñó el élder Dieter F. Uchtdorf. “Queremos lo que queremos y lo queremos ya. Por tanto, la idea en sí de la paciencia puede parecer desagradable” (“Continuemos con paciencia”, Liahona, mayo de 2010, pág. 57). Luego de leer Santiago 1:2–4; 5:7–11, ¿cuál diría que es el mensaje principal de Santiago en cuanto a la paciencia? ¿Qué otras impresiones recibe luego de leer el resto del mensaje del presidente Uchtdorf? ¿De qué modo puede demostrarle al Señor que está dispuesto(a) a ser paciente?
Santiago 1:3–8, 21–25; 2:14–26; 4:17
La fe requiere que actuemos
¿Cómo sabe si alguien tiene fe en Jesucristo? ¿Cómo demuestran sus obras que tiene fe en Dios? Reflexione sobre esas preguntas a medida que estudie las enseñanzas de Santiago en cuanto a la fe. Puede resultarle interesante leer acerca de Abraham y Rahab, dos ejemplos que mencionó Santiago (véanse Génesis 22:1–12; Josué 2). ¿Cómo manifestaron su fe en Dios?
Leer Santiago 1:3–8, 21–25; 2:14–26; 4:17 puede ayudarle a pensar en cómo ser un mejor hacedor de la palabra. Anote las impresiones que reciba, y haga planes para ponerlas en práctica.
Véanse Alma 34:27–29; 3 Nefi 27:21.
Las palabras que hablo tienen el poder de lastimar o bendecir a los demás.
Entre las ricas metáforas que Santiago utilizó a lo largo de su epístola, algunas de sus más vívidas se encuentra en su consejo acerca del lenguaje. Podría elaborar una lista de todas las formas en que Santiago describió a la lengua y la boca. ¿Qué sugiere cada comparación o imagen acerca de las palabras que hablamos? Piense en algo que pueda hacer para bendecir a alguien por medio de sus palabras (véase D. y C. 108:7).
Como discípulo de Jesucristo debo amar a todas las personas sin importar sus circunstancias.
Santiago amonestó a los santos específicamente para que no favorecieran a los ricos y despreciaran a los pobres, mas su amonestación puede aplicarse a cualquier parcialidad o prejuicio que sintamos hacia otras personas. Puede resultar difícil reconocer las maneras en que juzgamos negativamente a los demás, pero el Señor ha prometido que nos ayudará a ver en qué aspectos necesitamos mejorar (véase Éter 12:27). Al estudiar con oración Santiago 2:1–9, explore lo que hay en su corazón y escuche las impresiones del Espíritu Santo. ¿Siente que deba hacer algunos cambios en la manera en que trata a los demás o cómo piensa de ellos?
Ideas para el estudio familiar de las Escrituras y la Noche de Hogar
Al leer las Escrituras con su familia, el Espíritu le ayudará a saber qué principios debe enfatizar y analizar según las necesidades de su familia. A continuación, se dan algunas sugerencias:
Podrían leer Santiago 1:5 y pedirle a un miembro de la familia que resuma el relato de la Primera Visión (véase José Smith—Historia 1:8–13 o el video “Pide a Dios: La Primera Visión de José Smith” en LDS.org). Invite a los integrantes de la familia a que compartan sus testimonios del profeta José Smith, así como experiencias en las que el Padre Celestial haya contestado sus oraciones.
Podrían ver el video “El cristianismo verdadero” (LDS.org) en relación con esos versículos. Luego, lean la definición que da Santiago de la religión pura y analicen la forma en que su familia pudiera practicar su religión de una forma más pura.
Santiago 3 contiene muchas imágenes que podrían inspirar lecciones prácticas que ayuden a su familia a hablar con amabilidad. Por ejemplo, podrían analizar cómo una pequeña chispa o un fósforo [o cerillo] puede comenzar un gran incendio, y los miembros de la familia podrían pensar de las ocasiones en que una palabra áspera ocasionó un problema (véanse los versículos 5–6). También podrían verter algo ácido o agrio en algo que por lo general se usa para endulzar alimentos, tal como poner jugo de limón en un frasco de miel. Esto podría dar pie a un análisis sobre la necesidad de asegurarnos que nuestras palabras sean dulces y edificantes (véanse los versículos 9–14).
¿Por qué debemos “[acercarnos] a Dios” al afrontar tentaciones?
Al compartir una experiencia personal sobre una bendición del sacerdocio, puede que un integrante de la familia se anime a “pedir una bendición del sacerdocio cuando [necesite] poder espiritual” (Dallin H. Oaks, “La importancia de las bendiciones del sacerdocio”, Liahona, julio de 2012, pág. 48).
Para consultar más ideas para enseñar a los niños, vea la reseña de esta semana de Ven, sígueme—Para la Primaria.