Doctrina y Convenios 2021
19 – 25 julio. Doctrina y Convenios 81–83: Donde “mucho se da, mucho se requiere”


“19 – 25 julio. Doctrina y Convenios 81–83: Donde ‘mucho se da, mucho se requiere’”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical Doctrina y Convenios 2021 (2020)

“19 – 25 julio. Doctrina y Convenios 81–83”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical 2021

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Cristo y el principal joven rico

Cristo y el principal joven rico, por Heinrich Hoffman

19 – 25 julio

Doctrina y Convenios 81–83

Donde “mucho se da, mucho se requiere”

Recuerde que los integrantes de la clase tienen experiencias espirituales al estudiar las Escrituras en casa. Considere con espíritu de oración cómo puede alentarlos a compartir sus experiencias a fin de edificarse el uno al otro.

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Invitar a compartir

Invite a los miembros de la clase a escoger una frase de cada una de las siguientes secciones que fuera un buen título para tal sección: Doctrina y Convenios 81, 8283. ¿Por qué eligieron esos títulos?

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Enseñar la doctrina

Doctrina y Convenios 81:5; 82:18–19

Cada uno de nosotros debe buscar “el bienestar de su prójimo”.

  • En la reseña de esta semana de Ven, sígueme — Para uso individual y familiar se sugieren preguntas para reflexionar sobre Doctrina y Convenios 81:5, las cuales también podrían ser buenas preguntas para el análisis de la clase. Además, si lo desea, puede compartir una experiencia personal en la que se haya sentido “débil” en algún aspecto y el servicio de alguien lo haya elevado o fortalecido. Quizá los integrantes de la clase tengan anécdotas semejantes para compartir. También podrían compartir la cita del presidente M. Russell Ballard, que está en “Recursos adicionales”.

  • Si lo desea, pida a los miembros de la clase que lean Doctrina y Convenios 82:18–19 en busca de principios que les ayuden a entender los propósitos y las bendiciones de servir a los demás. Luego permítales explicar lo que aprenden. Además, podrían ver el video “Las enseñanzas de Thomas S. Monson: Rescatar a los necesitados” (ChurchofJesusChrist.org). ¿De qué modo los miembros del barrio del obispo Monson ejemplifican lo que se enseña en los versículos 18–19?

Doctrina y Convenios 82:8–10

“Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo”.

  • Para ayudar a los integrantes de la clase a comprender la relación entre nuestra obediencia voluntaria y las bendiciones prometidas de Dios, podrían leer Doctrina y Convenios 1:37–38; 82:10; 130:20–21, ya sea juntos o en grupos pequeños. ¿Qué nos enseñan esos pasajes sobre el Señor? Tal vez los miembros de la clase podrían mencionar palabras que describan Su naturaleza, basándose en esos versículos.

  • Tras leer el versículo 10, los de la clase podrían hablar sobre lo que el Señor nos ha prometido y cómo el Señor ha cumplido Sus promesas. El relato que narra la hermana Virginia H. Pearce en “Recursos adicionales” podría ayudar a los miembros de la clase a ver que el Señor nos bendice según Su propia sabiduría, y no siempre de la manera que queremos o esperamos.

  • ¿Qué aprendemos en Doctrina y Convenios 82:8–10 sobre la razón por la que el Padre Celestial nos da mandamientos? Quizá los integrantes de la clase podrían buscar ideas en esos versículos para ayudar a algún amigo o hijo que piense que los mandamientos son restrictivos (véase también el video “Benditos y felices son aquellos que guardan los mandamientos de Dios”, ChurchofJesusChrist.org). O bien, podrían compartir experiencias que les hayan enseñado a ver los mandamientos como bendiciones.

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Recursos adicionales

La religión pura.

El presidente M. Russell Ballard enseñó:

“En nuestro discipulado, tenemos muchas exigencias, preocupaciones y asignaciones. Sin embargo, algunas actividades siempre deben ocupar el centro de nuestra membresía en la Iglesia. ‘De manera que’, manda el Señor, ‘sé fiel; ocupa el oficio al que te he nombrado; socorre a los débiles, levanta las manos caídas y fortalece las rodillas debilitadas’ [Doctrina y Convenios 81:5; cursiva agregada].

“¡Esa es la Iglesia en acción! ¡Esa es la religión pura! ¡Ese es el Evangelio en el sentido verdadero: cuando socorremos, levantamos y fortalecemos a quienes tienen necesidades espirituales y temporales! Para hacerlo, se necesita que los visitemos y ayudemos [véase Santiago 1:27] a fin de que su testimonio de fe en el Padre Celestial y en Jesucristo y Su expiación se arraigue en sus corazones” (“Los preciosos dones de Dios”, Liahona, mayo de 2018, pág. 11).

El Señor nos bendice a Su propia y maravillosa manera.

La hermana Virginia H. Pearce, quien fuera miembro de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes, se refirió a una mujer que se preocupaba por sus hijos descarriados. Se fijó una importante meta de mayor asistencia al templo y se sentía segura de que el Señor honraría ese sacrificio significativo cambiando el corazón de sus hijos. La mujer relató:

“… después de diez años de mayor asistencia al templo y de constante oración, lamento decir que las elecciones de mis hijos no han cambiado […].

“Pero yo sí. Soy una mujer diferente […]. He renunciado a mis plazos, y soy capaz de esperar en el Señor […]. Mis expectativas han cambiado. En lugar de esperar que mis hijos cambien, espero esas tiernas misericordias frecuentes y estoy llena de gratitud por ellas […]. El Señor obra de maneras maravillosas, y realmente estoy llena de la paz que sobrepasa todo entendimiento” (en “La oración: Una cosa pequeña y sencilla”, En el púlpito, 2017, págs. 283–294).

Cómo mejorar nuestra enseñanza

Invite a los jóvenes a ser parte de la lección. Brinde a los jóvenes oportunidades de enseñarse mutuamente. Escuchar los testimonios y las experiencias los unos de los otros puede ser de gran influencia. Según sea necesario, ayude a los jóvenes a prepararse para enseñar y muéstreles lo que significa enseñar a la manera del Salvador (véase Enseñar a la manera del Salvador, págs. 27–28).

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