“21 – 27 marzo. Éxodo 1–6: ‘Me he acordado de mi convenio’”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical: Antiguo Testamento 2022 (2021)
“21 – 27 marzo. Éxodo 1–6”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical: 2022
21 – 27 marzo
Éxodo 1–6
“Me he acordado de mi convenio”
Conforme lea Éxodo 1–6, piense en las personas a las que enseña. ¿Qué verdades que se hallan en estos capítulos tienen más probabilidades de ser significativas para ellas? ¿Cómo los ayudará usted a descubrir esas verdades?
Anote sus impresiones
Invitar a compartir
Una idea para alentar a los miembros de la clase a que compartan lo que aprendan podría ser escribir una pregunta como la siguiente en la pizarra: Al leer Éxodo 1–6, ¿encontraron algo que no habían notado antes? Invite a los miembros de la clase a compartir sus respuestas.
Enseñar la doctrina
Jesucristo es nuestro Libertador.
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Si bien en Éxodo 1–2 no se menciona al Salvador por nombre, este relato puede servir para que los miembros de la clase aumenten su fe en Su misión de librarnos del cautiverio. Ellos podrían buscar palabras o frases en Éxodo 1–2 que describan las dificultades que afrontaron los israelitas. ¿En qué forma son similares esas descripciones al cautiverio espiritual o a otras dificultades a las que hacemos frente? ¿De qué manera procuraron la liberación los hijos de Israel y cómo les respondió Dios? (véanse también Éxodo 2:23–25; 3:7–8). ¿Cómo recurrimos al poder de Dios cuando necesitamos ser liberados de algo? ¿En qué forma responde Dios a nuestras súplicas? Los miembros de la clase podrían buscar otras perspectivas en el mensaje del presidente Russell M. Nelson “Cómo obtener el poder de Jesucristo en nuestra vida” (Liahona, mayo de 2017, págs. 39–42).
Al llevar a cabo la obra del Señor, podemos tener Su poder.
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La reseña de esta semana de Ven, sígueme — Para uso individual y familiar sugiere escudriñar Éxodo 3–4 para averiguar la forma en que Dios respondió a las inquietudes que tenía Moisés en cuanto a la tarea de liberar a los israelitas de la esclavitud. Si los miembros de la clase hicieron eso en casa, invítelos a que compartan lo que hayan aprendido. O bien, podrían hacer esta actividad en la clase. De forma específica, los miembros de la clase podrían escudriñar Éxodo 3:11–18; 4:1–17, en busca de las inquietudes que tenía Moisés y la respuesta del Señor a cada una de ellas. ¿Cómo podrían ayudarnos las respuestas del Señor cuando tenemos dudas acerca de nuestra habilidad para hacer Su obra?
Debemos mostrar reverencia por las cosas y los lugares sagrados.
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¿Cómo puede utilizar el ejemplo de Moisés para inspirar un análisis acerca de cómo debemos tratar las cosas sagradas? Por ejemplo, después de leer juntos Éxodo 3:5, podría mostrar objetos sagrados o láminas de cosas sagradas (como los libros canónicos o los templos) y objetos comunes o láminas de objetos comunes (como un libro secular o un edificio cualquiera). Los miembros de la clase podrían hablar de otras cosas que consideren sagradas y compartir cómo muestran reverencia por ellas (véanse también Levítico 19:30; Doctrina y Convenios 6:10–12). ¿Por qué desea el Salvador que tratemos con reverencia las cosas sagradas?
Los propósitos del Señor se cumplirán en Su propio tiempo.
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Podría ser desalentador cuando hacemos un esfuerzo sincero por hacer el bien y no parece que tengamos éxito: tal vez un amigo no responde a nuestros empeños por ministrarle o nuestras oraciones por un hijo que se ha alejado del camino parecen no recibir respuesta. Los miembros de la clase podrían leer Éxodo 5:4–9, 20–23 para ver una experiencia similar que tuvo Moisés. ¿Cómo ayudó el Señor a Moisés a superar sus sentimientos de desánimo? (véase Éxodo 6:1–13). Los miembros de la clase podrían compartir experiencias de ocasiones en las que no hayan visto resultados inmediatos en sus esfuerzos por servir al Señor. ¿Qué nos enseña la experiencia que tuvo Moisés en estos capítulos acerca de cómo podemos reaccionar en situaciones similares? (Véase también “Recursos adicionales”).
Recursos adicionales
Servimos a los demás por el Señor.
La presidenta Joy D. Jones contó de la forma en que ella y su esposo habían servido fielmente en una asignación de ministración, mas no vieron resultados en sus empeños. La pareja reflexionó sobre el asunto y oró para pedir guía. Al relatar la respuesta a sus oraciones, la presidenta Jones dijo:
“Nos dimos cuenta de que estábamos esforzándonos sinceramente por prestar servicio a esa familia y a nuestro obispo, pero teníamos que preguntarnos si realmente estábamos sirviendo por amor al Señor. El rey Benjamín aclaró esta diferencia cuando dijo: ‘He aquí, os digo que por haberos dicho que había empleado mi vida en vuestro servicio, no deseo yo jactarme, pues solamente he estado al servicio de Dios’ [Mosíah 2:16; cursiva agregada].
“De modo que, en realidad, ¿a quién prestaba servicio el rey Benjamín? Al Padre Celestial y al Salvador. Saber el quién y el porqué de nuestro servicio a los demás nos ayuda a entender que la manifestación más elevada de amor es la devoción a Dios” (“Por Él”, Liahona, noviembre de 2018, pág. 50).