“3 – 9 octubre. Isaías 58–66: ‘Vendrá el Redentor a Sion’”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical: Antiguo Testamento 2022 (2021)
“3 – 9 octubre. Isaías 58–66”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical: 2022
3 – 9 octubre
Isaías 58–66
“Vendrá el Redentor a Sion”
Conforme estudie la hermosa doctrina que se encuentra en estos capítulos, invite al Espíritu a que le guíe a los mensajes que sean más significativos para los miembros de la clase.
Anote sus impresiones
Invitar a compartir
Podría invitar a los miembros de la clase a que escriban en la pizarra las referencias de los versículos que los hayan inspirado durante su estudio de las Escrituras esta semana. Después, podrían buscar como clase esos versículos y hablar de las verdades que en ellos se encuentran. Esas ideas podrían dar pie a un análisis más a fondo de uno o más de los principios que se enumeran a continuación.
Enseñar la doctrina
El ayuno trae bendiciones.
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A fin de ayudar a los miembros a que analicen por qué el Señor nos ha dado el mandamiento de ayunar y cómo debemos hacerlo, podría hacer dos columnas en la pizarra con los títulos “No ayunéis como lo hacéis hoy” y “El ayuno que yo escogí”. Después, los miembros de la clase podrían leer Isaías 58:3–7, para que llenen la primera columna con descripciones de la forma en que los israelitas ayunaban y la segunda con descripciones de la forma en que el Señor espera que ayunemos. ¿Cómo influyen esas descripciones en la forma en que vemos el ayuno? Los miembros de la clase podrían hablar de la forma en que, según su propia experiencia, el ayuno conduce a las bendiciones que el Señor promete en los versículos 8–12.
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Puede que algunos miembros de la clase ya le hayan explicado a otras personas por qué ayunamos. Invítelos a que compartan lo que hayan dicho en sus explicaciones. Usted podría invitar a un miembro del obispado a que hable de la forma en que se utilizan las ofrendas de ayuno; o bien, podría compartir uno de los ejemplos que da el presidente Henry B. Eyring en su mensaje “¿No es [este] más bien el ayuno que yo escogí?” (Liahona, mayo de 2015, págs. 22–25). ¿De qué manera ayudan el ayuno y el pago de ofrendas de ayuno a “soltar las cargas de opresión” nuestras o de otras personas? (Isaías 58:6).
Jesucristo es nuestro Salvador y Redentor.
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Cuando Jesucristo anunció al pueblo de Nazaret que Él era el Mesías, citó Isaías 61:1–3 (véase Lucas 4:16–21; véase también el video “Jesús declara que Él es el Mesías”, ChurchofJesusChrist.org). Los miembros de la clase tal vez podrían leer Isaías 61:1–3 y hablar de por qué estos versículos son una buena descripción de la misión del Salvador. Si lo desea, podría hacer una lista en la pizarra de cada una de las cosas para las que el Salvador fue ungido y analizar el significado de cada una de ellas. ¿De qué manera cumplió el Salvador esos aspectos de Su misión durante Su vida terrenal? ¿Cómo los ha cumplido en nuestra vida?
2:3 -
Los miembros de la clase también podrían leer Isaías 63:7–9 y explicar cómo Jesucristo los ha bendecido de esas maneras.
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En Isaías 61:1–3 se emplea un lenguaje hermoso y poético para describir el poder que Jesucristo tiene para redimir lo que parece arruinado. A fin de ilustrar estos versículos, considere contar un relato de algo que se pensaba que se había perdido o arruinado, pero que se convirtió en algo todavía más hermoso. Como ejemplo, vea el video “Templo del Centro de la Ciudad de Provo” (ChurchofJesusChrist.org; véase también “Recursos adicionales”) o el relato que está al principio del mensaje del presidente Dieter F. Uchtdorf: “Él los colocará en Sus hombros y los llevará a casa” (Liahona, mayo de 2016, págs. 101–104). Los miembros de la clase podrían hablar de la forma en que han visto al Señor dar algo hermoso a las personas cuando pensaban que su vida se había arruinado.
En Su segunda venida, el Señor “crear[á] nuevos cielos y nueva tierra”.
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En Isaías 65:17–25 se describen las condiciones de la tierra después de la segunda venida del Salvador. Podría invitar a los miembros de la clase a que repasen esos versículos en busca de respuestas a preguntas como estas: ¿De qué manera será distinta la vida en la “nueva tierra” a como es actualmente? ¿Qué encuentran en esos versículos que les dé motivo para regocijarse?
Recursos adicionales
El Señor “no nos deja en las cenizas”.
Después de narrar la manera en que un incendio casi destruyó el Tabernáculo de Provo, lo que permitió que después fuera reconstruido como el Templo del Centro de la Ciudad de Provo, la hermana Linda S. Reeves dijo: “… el Señor permite que seamos probadas, a veces hasta nuestra máxima capacidad. Hemos visto la vida de seres queridos —y quizás la nuestra— quemarse por completo, en sentido figurado, y nos hemos preguntado por qué un Padre Celestial amoroso y solícito permite que sucedan esas cosas. Pero Él no nos deja en las cenizas; Él extiende Sus brazos y con gran deseo nos invita a venir a Él. Él está edificándonos para que seamos magníficos templos donde su Espíritu pueda morar por la eternidad” (“Reclamen las bendiciones de sus convenios”, Liahona, noviembre de 2013, págs. 119–120).