Discapacidades
Debemos reconocer y celebrar nuestros dones únicos


“Debemos reconocer y celebrar nuestros dones únicos”, Servicios para personas con discapacidad: Recursos, 2020

“Debemos reconocer y celebrar nuestros dones únicos”, Servicios para personas con discapacidad: Recursos

Debemos reconocer y celebrar nuestros dones únicos

Boy in wheelchair passing the sacrament

“Todos los hijos de nuestro Padre Celestial son diferentes de algún modo; sin embargo cada uno posee su hermoso sonido propio que agrega intensidad y riqueza al conjunto” (Joseph B. Wirthlin, “La preocupación por la persona en particular”, Liahona, mayo de 2008, pág. 18).

“[E]s por designio divino que no todas las voces del coro de Dios son iguales. Para enriquecer la música se requiere variedad: sopranos y contraltos, barítonos y bajos. Tomo prestada una línea de la alegre correspondencia de dos mujeres Santos de los Últimos extraordinarias: “Todas las criaturas de Dios tienen un lugar en el coro”. Cuando menospreciamos nuestra singularidad o intentamos coincidir con los estereotipos ficticios —estereotipos impulsados por una insaciable cultura de consumo e idealizados por las redes sociales más allá de toda comprensión posible— perdemos la riqueza de tono y timbre que Dios deseaba al crear un mundo de diversidad.

“Ahora bien, eso no quiere decir que todos los de este coro divino puedan simplemente comenzar a gritar en su propio oratorio personal. La diversidad no es cacofonía y los coros requieren disciplina —para nuestro fin hoy […], yo diría discipulado— pero una vez que hemos aceptado la letra revelada divinamente y la armoniosa orquestación compuesta antes que el mundo fuese, entonces nuestro Padre Celestial se deleita en que cantemos con nuestra propia voz y no con la de otra persona. Crean en sí mismos y crean en Él. No menosprecien su valor ni menoscaben sus aportaciones. Sobre todo, no abandonen su función en el coro. ¿Por qué? Porque ustedes son únicos; son irremplazables. La pérdida de aunque sea una sola voz debilita a todos los demás cantantes de nuestro gran coro terrenal, incluso la pérdida de quienes sienten que están en los márgenes de la sociedad o en los márgenes de la Iglesia” (Jeffrey R. Holland, “Las canciones que se cantan y las que no se cantan”, Liahona, mayo de 2017, pág. 50).