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Lección 38: Doctrina y Convenios 23–24: “Te hablo”


“Doctrina y Convenios 23–24: ‘Te hablo’”, Manual del maestro de Seminario de Doctrina y Convenios, 2025

“Doctrina y Convenios 23–24”, Manual del maestro de Seminario de Doctrina y Convenios

Lección 38: Doctrina y Convenios 23–26

Doctrina y Convenios 23–24

“Te hablo”

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un adolescente orando junto a las Escrituras abiertas

Luego de la organización de la Iglesia en abril de 1830, los santos enfrentaron inmediatamente una intensa persecución. A pesar de estos desafíos, el Salvador continuó fortaleciendo la Iglesia y brindando consejo personal a aquellos que deseaban fervientemente conocer Su voluntad. Esta lección puede ayudar a los alumnos a sentir que el Padre Celestial y Jesucristo los conocen y les brindarán guía para su vida personal.

Algunas posibles actividades de aprendizaje

Pedir guía

Usted podría anotar las preguntas siguientes en la pizarra e invitar a los alumnos a pensar en silencio sobre sus respuestas. Después de darles tiempo suficiente, anime a los alumnos a pensar en algún consejo valioso que hayan recibido de esta persona e invite a algunos alumnos a compartirlo.

  • ¿Quién te conoce mejor?

  • ¿Qué sabe sobre ti?

  • ¿Qué no sabe sobre ti?

Aunque los alumnos pueden recibir valiosos consejos de muchas fuentes confiables, invítelos a meditar en por qué el Padre Celestial y Jesucristo son la mejor fuente de consejo. Pida a los alumnos que piensen en sus esfuerzos actuales por buscar el consejo del Padre Celestial y de Jesucristo. ¿Sienten que sus esfuerzos son adecuados o sienten que necesitan hacer algún ajuste? Invite a los alumnos a considerar con espíritu de oración estas preguntas a lo largo de la lección.

El Señor te conoce

José Smith y otros buscaron la guía del Padre Celestial y de Jesucristo en cuanto a sus funciones en la Iglesia recién restaurada. Doctrina y Convenios 23–24 contiene la respuesta del Salvador a su ferviente deseo de recibir guía divina.

Considere escribir la verdad siguiente en la pizarra: El Padre Celestial y Jesucristo nos conocen a cada uno de nosotros y nos aconsejarán según nuestros deseos y circunstancias.

A medida que los alumnos analicen este principio, podría señalar que podemos recibir consejo de Dios por medio de la oración, las Escrituras, las palabras de los profetas, los padres, los líderes adultos de confianza, etc.

Lee Doctrina y Convenios 23:1–6 y busca evidencias de esta verdad.

  • ¿Qué evidencia encontraste?

  • ¿Qué efecto causa esta evidencia en tu comprensión del Padre Celestial y de Jesucristo?

La hermana Cristina B. Franco, quien prestó servicio como Segunda Consejera de la Presidencia General de la Primera, enseñó lo siguiente:

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Hermana Cristina B. Franco

El Padre Celestial también te conoce a ti. Él sabe dónde estás y quién eres y lo que necesitas. Él escucha y contesta tus oraciones. Por muy solo que te sientas, Él siempre está ahí. ¡Nunca estás solo! Siempre puedes volverte a Él (Cristina B. Franco, “El Padre Celestial te conoce”, Liahona, junio de 2018, pág. 75).

  • ¿De qué manera nos aconseja Dios según nuestros deseos y circunstancias?

Ellos pueden guiar mi vida

El volante adjunto puede ayudar a los alumnos a comprender cómo el Padre Celestial y Jesucristo pueden guiarlos de acuerdo con sus circunstancias personales. Considere agrupar a los alumnos de dos en dos o en grupos pequeños y entregar a cada uno una copia del volante. Permita que los alumnos elijan las personas sobre las que van a aprender. Después de haberles dado tiempo suficiente, pídales que compartan con la clase lo que aprendieron.

También podría considerar la posibilidad de asignar a cada grupo una o dos personas sobre las que van a aprender.

Doctrina y Convenios 23–24: El consejo del Señor

Manual del maestro de Seminario de Doctrina y Convenios: Doctrina y Convenios 23–24

Elige por lo menos dos de las personas siguientes para leer sobre ellas. Busca frases en los versículos que se relacionen con el resumen histórico. Esto puede ayudarte a ver evidencias de que el Padre Celestial y Jesucristo conocían a cada persona y les ofrecían consejos para su vida personal.

Oliver Cowdery

Doctrina y Convenios 23:1–2; 24:10–12

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Oliver Cowdery

Oliver era maestro de escuela. Sirvió como escriba de José Smith, hijo, cuando se tradujo el Libro de Mormón. Fue uno de los Tres Testigos del Libro de Mormón y el segundo élder de la Iglesia restaurada. Compartió el Evangelio con la familia Whitmer y sus demás amigos en Fayette, Nueva York. En varias ocasiones dio muestras de orgullo, entre ellas está la vez que escribió a José Smith, hijo, sobre una parte de una revelación con la que no estaba de acuerdo. Su orgullo lo hizo dejar la Iglesia por un tiempo entre 1838 y 1847.

Hyrum Smith

Doctrina y Convenios 23:3

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Hyrum Smith

Hyrum era uno de los hermanos mayores del profeta José Smith. Él colaboró en la publicación del Libro de Mormón trabajando directamente con el impresor. Tenía grandes deseos de predicar el Evangelio restaurado, pero se le pidió que esperara y se preparara estudiando la palabra de Dios (véase Doctrina y Convenios 11:21–22). Prestó servicio como presidente de la primera rama de la Iglesia en Colesville, Nueva York. Hyrum cumplió con su deber en la Iglesia y fue fiel al Señor a lo largo de su vida.

Joseph Knight, padre.

Doctrina y Convenios 23:6–7

Joseph Knight, padre, era un amigo íntimo de José Smith, hijo, y había sido muy amable con él. Suministró provisiones al Profeta mientras este trabajaba en la traducción del Libro de Mormón. Sintió el deseo de ser bautizado con los demás el día en que se organizó la Iglesia, pero esperó porque quería estudiar más el Libro de Mormón. Poco después de recibir el consejo del Señor en Doctrina y Convenios 23, Joseph Knight, padre, decidió ser bautizado. Siguió siendo un miembro fiel de la Iglesia a lo largo de su vida.

José Smith

Doctrina y Convenios 24:1–9

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el profeta José Smith

José Smith, hijo, fue el profeta del Señor. En abril de 1830, José organizó la Iglesia restaurada. De inmediato, la nueva Iglesia afrontó persecución. José fue arrestado por acusaciones falsas y puesto en libertad. Él tenía la responsabilidad de proveer para su familia y dirigir la Iglesia al mismo tiempo. “Tan ocupado como estaba con la nueva Iglesia, él aún tenía que plantar sus campos, y pronto, si quería tener una cosecha productiva en el otoño. Se había retrasado con los pagos por la granja y, si fallaban sus cosechas, tendría que encontrar otra manera de pagar su deuda al padre de Emma” (Santos, tomo I, pág. 92).

Después de que los alumnos terminen su estudio, invítelos a compartir la evidencia que encontraron de que el Señor conocía a estas personas.

Podría mostrar el video “Mi Padre Celestial me conoce” (3:18) a fin de ayudar a los alumnos a prepararse para pensar en sus propias experiencias y relatarlas.

Las preguntas siguientes pueden ayudar a los alumnos a profundizar su comprensión y sus sentimientos de que el Señor está al tanto de ellos. Considere la posibilidad de dar tiempo a los alumnos para que escriban sus respuestas en su diario de estudio. Algunos alumnos podrían sentir que el Señor no los conoce. Asegure a cada alumno que Él los conoce, y anímelos a seguir buscando la ayuda y guía del Señor.

  • ¿Qué evidencias has visto de que el Padre Celestial y Jesucristo te conocen y están al tanto de ti?

  • ¿Qué efecto ha tenido esto en tu relación con Ellos?

  • ¿Qué consejo crees que te darían el Padre Celestial y Jesucristo en tus circunstancias actuales?

Invite a los alumnos que así lo deseen a relatar experiencias que ellos, u otras personas que conozcan, hayan tenido y que los hayan ayudado a saber que el Padre Celestial y Jesucristo están al tanto de ellos. Recuerde a los alumnos que no deben compartir nada que sea demasiado personal o sagrado.

Usted podría dar un testimonio personal o relatar una experiencia que ilustre cómo el Padre Celestial y Jesucristo nos conocen a cada uno de nosotros y nos aconsejarán según nuestros deseos y circunstancias.

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