Lección 56: Doctrina y Convenios 41–44

Doctrina y Convenios 42

Las leyes del Señor

En Doctrina y Convenios 42, el Señor cumplió Su promesa a los santos de darles Su ley después de que se trasladaran a Ohio. Él estableció leyes generales de conducta para los miembros de la Iglesia. Esta lección ayudará a los alumnos a demostrar su amor por el Señor mediante la obediencia a Sus mandamientos.

Algunas posibles actividades de aprendizaje

Dos perspectivas diferentes

Comience la clase invitando a los alumnos a meditar y luego comentar lo que piensan sobre la pregunta siguiente:

• Por lo que ves en el mundo en la actualidad, ¿por qué crees que necesitamos mandamientos de Dios?

Escriba obedecer y desobedecer en la parte superior de dos columnas diferentes en la pizarra. Luego, los alumnos podrían anotar bajo las columnas correspondientes las razones por las que las personas podrían obedecer o desobedecer los mandamientos.

Invite a los alumnos a dedicar un minuto a meditar sobre sus propias razones para guardar o no guardar los mandamientos de Dios.

En tu estudio de hoy, busca la guía del Espíritu Santo para que te ayude a comprender mejor por qué el Señor da mandamientos y cómo puedes mantener, o incluso mejorar, tu obediencia.

La ley del Señor

El Señor prometió a los santos que les daría Su ley cuando se congregaran en Ohio (véase Doctrina y Convenios 38:32). Poco después de llegar a Ohio, el profeta José Smith y doce élderes unieron su fe en ferviente oración (Doctrina y Convenios 41:3) y pidieron al Señor que revelara Su ley.

Lee Doctrina y Convenios 42:1–3 para ver la respuesta del Señor.

• ¿Qué es lo más significativo para ti en estos versículos?

Luego, el Señor enseñó varios mandamientos que Él deseaba que Su pueblo guardara.

Para realizar la actividad siguiente, los alumnos podrían elegir qué versículos leerán o usted podría asignarlos. Podría invitar a los alumnos a escribir en la pizarra los mandamientos que encontraron y en qué versículos los hallaron.

Lee, al menos, dos de los siguientes grupos de versículos y busca los mandamientos del Señor:

• Doctrina y Convenios 42:4–7

• Doctrina y Convenios 42:18–21

• Doctrina y Convenios 42:22–26

• Doctrina y Convenios 42:27–30

• Doctrina y Convenios 42:40–42

Según el versículo 29, ¿por qué debemos guardar los mandamientos del Señor?

Este versículo enseña lo siguiente: Cuando seguimos los mandamientos del Señor, demostramos nuestro amor por Él. Los alumnos podrían marcar esa verdad en el versículo 29 y correlacionarla o vincularla con Juan 14:15. Asimismo, los alumnos podrían leer Doctrina y Convenios 41:5 y buscar qué más significa nuestra obediencia para el Señor.

Considere la posibilidad de dividir a los alumnos en grupos para que lean y respondan lo siguiente.

Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones enseña lo siguiente:

Dios da mandamientos para ayudarte a tomar buenas decisiones. Lo hace porque te ama, y el mejor motivo para obedecer los mandamientos de Dios es que tú lo amas a Él. El amor es la esencia de los mandamientos de Dios (Para la Fortaleza de la Juventud: Una guía para tomar decisiones, 2022, pág. 11).

• ¿De qué manera los mandamientos de Dios son una manifestación de Su amor?

• ¿De qué manera nuestra obediencia a los mandamientos de Dios le demuestra que lo amamos?

Sus mandamientos

Es posible que tenga algunos alumnos que deseen completar la actividad siguiente con un mandamiento que no se encuentra mencionado en Doctrina y Convenios 42. Podría ampliar el rango de mandamientos para satisfacer las necesidades y los deseos de los alumnos.

Selecciona un mandamiento de la sección 42 sobre el que te gustaría meditar o aprender más.

Al estudiar, prepárate para compartir lo siguiente acerca del mandamiento que escogiste. Quizás quieras anotar tus pensamientos en tu diario de estudio.

1. Otros versículos de las Escrituras, declaraciones de la conferencia general o pasajes del librito Para la Fortaleza de la Juventud, que profundizan tu comprensión de este mandamiento.

2. Las razones por las que piensas que un Padre Celestial, omnisciente y amoroso nos daría este mandamiento.

3. Las razones por las que crees que guardar este mandamiento nos ayuda a seguir al Salvador, a demostrar nuestro amor por Él y a llegar a ser más semejantes a Él.

4. Las experiencias que has tenido al guardar este mandamiento (esto es opcional; puedes relatarlas solo si no son demasiado sagradas o personales).

Brinde a los alumnos la oportunidad de compartir lo que aprendieron. Podría pedirles que comenten sus ideas en grupos pequeños.

Si los alumnos escribieron los mandamientos en la pizarra antes, podría invitarlos a que rodeen con un círculo los mandamientos que acaban de estudiar. Luego, invite a los alumnos a seleccionar uno o dos mandamientos que consideren que resultaría más útil analizar como clase. Pídales que se imaginen que alguien está teniendo dificultades para entender y guardar ese mandamiento. Invite a la clase a trabajar en conjunto para ayudar a esta persona. Para comenzar, podría invitar a los alumnos que estudiaron esos mandamientos a compartir algunas reflexiones de su estudio. Además, invite a otros alumnos a compartir ideas que podrían ayudar. Podría hacer preguntas de seguimiento como las siguientes: “¿Qué obstáculos podría estar afrontando esa persona?”. “¿Cómo podemos ayudarla a superar esos obstáculos?”. “¿Cómo podemos ayudarla a comprender y sentir el amor del Señor por medio de este mandamiento?”.

Mi obediencia a los mandamientos de Dios

Mientras recuerdas lo que aprendiste y sentiste en esta lección, elige un mandamiento que sientas que al Señor le gustaría que te centraras en él. Responde las preguntas siguientes en tu diario de estudio:

• ¿De qué manera la obediencia a este mandamiento puede bendecir mi vida?

• ¿De qué forma este mandamiento me ayuda a demostrar mi amor por el Padre Celestial y Jesucristo, y a seguirlos?

• ¿Qué cosa específica me gustaría hacer para demostrar mi amor al Señor y guardar ese mandamiento?

Anime a los alumnos a elaborar un plan para guardar mejor el mandamiento que eligieron.

Recursos adicionales

¿Por qué Dios nos da mandamientos?

El élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo siguiente:

Escogeos hoy

El plan de Dios incluye instrucciones para nosotros, que las Escrituras denominan mandamientos. Esos mandamientos no son un conjunto caprichoso ni arbitrario de reglas obligatorias que solo tienen como fin entrenarnos a ser obedientes. Están relacionados con el desarrollo de nuestros atributos divinos, de que regresemos a nuestro Padre Celestial y recibamos gozo perdurable (Dale G. Renlund, “Escogeos hoy”, Liahona, noviembre de 2018, pág. 105).

Why Does God Give us Commandments?

Doctrina y Convenios 42:22–23. ¿Por qué la lujuria es un pecado tan serio?

El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo siguiente:

Además del impacto espiritual destructor total que ejerce sobre nuestras almas, pienso que es un pecado, porque profana la más elevada y la más santa relación que Dios nos da en la vida mortal: el amor que un hombre y una mujer se tienen el uno por el otro y el deseo que esa pareja tiene de traer hijos a una familia con la mira de ser eterna. Alguien dijo una vez que el verdadero amor debe incluir la idea de permanencia. El verdadero amor perdura, pero la lujuria cambia tan rápido como se da vuelta a una página pornográfica o se echa un vistazo a otro posible objeto de gratificación que se nos cruce, ya sea hombre o mujer […]. El amor instintivamente nos hace acercarnos a Dios y tender la mano a los demás. La lujuria, por otro lado, no es para nada piadosa y celebra la autocomplacencia. El amor trae consigo manos extendidas y un corazón abierto; la lujuria solo trae consigo un apetito voraz (Jeffrey R. Holland, “No hay lugar para el enemigo de mi alma”, Liahona, mayo de 2010, págs. 44–45).

Doctrina y Convenios 42:24–26. ¿Qué es el adulterio y por qué deberíamos evitarlo?

El adulterio es “la relación sexual ilícita entre el hombre y la mujer” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Adulterio”, scriptures.ChurchofJesusChrist.org).

El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó por qué todos debemos vivir la ley de castidad del Señor, ya sea que estemos casados o no:

El poder de la procreación es de importancia espiritual. El mal uso de ese poder degrada los propósitos del plan del Padre y de nuestra existencia mortal. Nuestro Padre Celestial y Su Hijo Amado son creadores y nos han confiado una porción de Su poder para crear. Las normas específicas respecto al uso correcto de la capacidad para crear vida son elementos cruciales en el plan del Padre. Lo que sentimos respecto a ese poder divino y cómo lo usamos determinarán en gran medida nuestra felicidad en la mortalidad y nuestro destino en la eternidad […].

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene una única e inalterable norma de moralidad sexual: las relaciones íntimas son aceptables solo entre un hombre y una mujer en la relación matrimonial prescrita en el plan de Dios. Esas relaciones no son una mera curiosidad para explorar, un apetito que satisfacer, ni un tipo de recreación o entretenimiento que debe procurarse egoístamente. No son una conquista que lograr ni simplemente un acto que realizar. Más bien, en la vida mortal son una de las máximas expresiones de nuestro potencial y naturaleza divinos, y un medio para fortalecer los lazos emocionales y espirituales entre esposo y esposa (David A. Bednar, “Creemos en ser castos”, Liahona, mayo de 2013, pág. 42).

Actividades de aprendizaje complementarias

Consejo misional

Invite a los alumnos a considerar qué consejo darían a un nuevo misionero que esté preocupado por cómo prestar servicio de forma eficaz. Los alumnos podrían leer Doctrina y Convenios 42:6–7, 12–17; 50:13–14, 17–20 y buscar el consejo del Señor a los élderes que enviaría desde Ohio a enseñar el Evangelio. Los alumnos podrían tomar lo que aprendan en los versículos y luego hacer una dramatización del consejo que le darían al misionero. Considere invitar a los alumnos a meditar sobre qué consejo misional se refiere a ellos en este momento.

Doctrina y Convenios 42:43–52. El Señor da instrucciones respecto a la muerte y la sanación

Pida a los alumnos que mediten sobre su respuesta a la pregunta siguiente:

• ¿Qué consejo le darían a alguien que haya orado pidiendo alivio para una enfermedad, pero que no haya sido sanado?

Explique que, en Doctrina y Convenios 42:43–52, el Señor dio instrucciones respecto a la muerte y la sanación. Invite a los alumnos a trabajar en grupos de dos o tres personas. Pídales que lean Doctrina y Convenios 42:43–52 en sus grupos y que busquen lo que el Señor enseñó acerca de la sanación. Invítelos a escribir una declaración de principio que represente la ley del Señor para sanar a los enfermos. Es posible que escriban algo como lo siguiente: “Si tenemos fe en Jesucristo, podemos ser sanados conforme a Su voluntad”.

Analicen las respuestas de los alumnos a la pregunta siguiente:

• ¿Por qué es importante recordar que la sanación depende de la fe y de la voluntad del Señor?

También podría referir a los alumnos al relato de John y Heather que se encuentra en “Aceptar la voluntad y el tiempo del Señor” (David A. Bednar, Liahona, agosto de 2016, págs. 16–23).