“Lección 57: Doctrina y Convenios 42:29–39: Consagrados al Señor”, Doctrina y Convenios: Manual del maestro de Seminario, 2025
“Doctrina y Convenios 42:29–39”, Doctrina y Convenios: Manual del maestro de Seminario
Lección 57: Doctrina y Convenios 41–44
Doctrina y Convenios 42:29–39
Consagrados al Señor
Un grupo de miembros de la Iglesia que vivía en la granja de Isaac y Lucy Morley tenía un gran deseo de vivir el Evangelio de Jesucristo y de cuidar unos de otros. Por medio del profeta José Smith, el Señor reveló la ley de consagración para ayudar a los santos a cuidar de los pobres. Esta lección puede ayudar a los alumnos a aumentar su deseo de vivir la ley de consagración.
Algunas posibles actividades de aprendizaje
“Ustedes son Mis manos”
El presidente Dieter F. Uchtdorf, en ese entonces miembro de la Primera Presidencia, compartió lo siguiente:
Se cuenta que en el bombardeo de una ciudad durante la Segunda Guerra Mundial una estatua de Jesucristo resultó sumamente dañada. Cuando los habitantes hallaron la estatua entre los escombros, se lamentaron porque había sido un amado símbolo de su fe y de la presencia de Dios en su vida.
Los expertos lograron reparar la mayor parte de la estatua, pero las manos estaban tan dañadas que no las pudieron restaurar. Algunos sugirieron contratar a un escultor para que hiciera manos nuevas, pero otros querían dejarla así, como recordatorio permanente de la tragedia de la guerra. Al final, la estatua permaneció sin manos; sin embargo, la gente de la ciudad agregó en la base de la estatua de Jesucristo una placa con estas palabras: “Ustedes son Mis manos” (Dieter F. Uchtdorf, “Ustedes son Mis manos”, Liahona, mayo de 2010, pág. 68).
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¿Qué te llamó la atención de esta historia?
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¿De qué maneras podemos ser las manos de Jesucristo?
La ley de consagración
A principios de 1831, los miembros de la Iglesia que vivían en Nueva York emigraron a Ohio. Muchos de esos santos eran pobres y dejaron atrás muchas de sus posesiones. En Ohio, un grupo numeroso de miembros nuevos vivía en la granja de Isaac y Lucy Morley. Ellos habían formado un grupo comunitario al que llamaban “la familia”. Una creencia que compartían era que todas las posesiones personales pertenecían a todos los del grupo. El Señor se refirió a sus prácticas cuando reveló Su ley a José Smith. Entre otras leyes, el Señor reveló los principios de la ley de consagración. Aprender y vivir esos principios era una manera en que los santos podían ser las manos del Señor.
Consagrar es apartar o dedicar algo como sagrado, reservado para propósitos santos (D. Todd Christofferson, “Reflexiones sobre una vida consagrada”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 16).
El Señor pidió a los santos de Ohio que consagraran sus pertenencias a Él, entregándolas a Su Iglesia.
Lee Doctrina y Convenios 42:29–38 para saber por qué el Señor les pidió que hicieran eso.
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¿Por qué crees que el Señor invitó a los santos a recordar a los pobres y a cuidar de ellos?
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¿Qué verdades podemos aprender de estos versículos?
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¿De qué maneras nos pide el Señor que consagremos lo que tenemos en la actualidad?
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¿Cuáles son algunos ejemplos de cómo puedes utilizar tu tiempo, tus talentos y las bendiciones de Dios para ayudar a los demás?
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¿Cuáles son algunas maneras en que podemos cuidar de las necesidades de los pobres?
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¿Qué sabes acerca de Jesucristo que podría motivarte a consagrar tu tiempo, tus talentos y tus medios a Él?
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¿Por qué crees que el Salvador desea que le sirvamos mediante el servicio a las personas necesitadas? (Para una mayor reflexión, podrías buscar uno o más de estos pasajes de las Escrituras: Jacob 2:17–19; Mosíah 4:21–25; Doctrina y Convenios 38:24–27; 104:14–17).
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¿Por qué crees que ayudar a los necesitados nos ayuda a llegar a ser más semejantes a Cristo?
Podría resultar útil decir a los alumnos que en la investidura del templo, los miembros hacen convenio de guardar la ley de consagración mediante la dedicación de “su tiempo, sus talentos y todo aquello con lo que el Señor los haya bendecido a edificar la Iglesia de Jesucristo en la tierra” (Manual General: Servir en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 27.2, LaIglesiadeJesucristo.org).
Si los alumnos dibujaron el contorno de su mano en su diario de estudio, podría pedirles que lo completen durante la actividad siguiente.
Dedica un momento a evaluar tu deseo de ser las manos del Señor. Meditar y escribir en un diario es una manera en que podrías tratar de escuchar la voz del Salvador y lo que Él te está invitando a hacer. Podrías meditar y escribir sobre una o más de las opciones siguientes:
Considere mostrar las siguientes sugerencias para que los alumnos mediten y escriban sobre ellas.
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Palabras que describan tus sentimientos respecto a vivir la ley de consagración.
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Maneras en que te gustaría compartir lo que el Señor te ha dado para ayudar a los demás.
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Cualquier inquietud que tengas respecto a vivir la ley de consagración y cómo puedes acudir al Señor para superarla.
Podría pedir a los alumnos que compartan sus pensamientos con la clase y en casa, con su familia. Además, usted podría compartir sus propios pensamientos y su testimonio.