Mientras el profeta José Smith sufría en la cárcel de Liberty, Dios le enseñó que, aunque su sufrimiento era profundo y doloroso, lo ayudaría a llegar a ser más como Cristo. Esta lección puede ayudar a los alumnos a entender que, gracias a Jesucristo, incluso las experiencias difíciles pueden ayudarnos a progresar y llegar a ser más semejantes a Él.
Algunas posibles actividades de aprendizaje
Pulido por medio de la aflicción
¿Qué se requiere para que las rocas ásperas lleguen a ser lisas o pulidas?
El profeta José Smith compartió lo siguiente sobre sí mismo:
Soy como una enorme piedra áspera que viene rodando desde lo alto de la montaña; y la única manera en que puedo pulirme es cuando alguna aspereza de la piedra se alisa al frotarse con otra cosa, golpeándose fuertemente […], limándose una aspereza aquí y otra allí. Y así llegaré a ser dardo pulido y terso en la aljaba del Todopoderoso (Joseph Smith, in History, 1838–1856, Manuscrito de la historia de la Iglesia, tomo D-1, pág. 1556, josephsmithpapers.org).
¿Qué aflicciones recuerdas en la vida de José Smith, que posiblemente le ayudaron a llegar a ser un mejor instrumento en las manos del Señor?
En tu estudio de hoy, piensa en por qué nuestro amoroso Padre Celestial permitiría que pases por pruebas dolorosas. Medita en cómo el Salvador puede ayudarte a llegar a ser más semejante a Él por medio de las aflicciones y el sufrimiento que puedas experimentar en tu vida.
Las aflicciones pueden ser para nuestro bien
Durante el invierno de 1838–1839, José Smith y otros líderes de la Iglesia fueron encerrados injustamente en la cárcel de Liberty y sufrieron aflicciones intensas. Como parte de una carta inspirada dirigida a los santos que estaban sufriendo, José incluyó verdades que Dios le había revelado sobre el sufrimiento que estaba experimentando.
Lee Doctrina y Convenios 122:5–7 y busca lo que Dios quería que José entendiera acerca de las pruebas que tuvo que sobrellevar en su vida.
¿Qué crees que significa que las aflicciones pueden servirnos de “experiencia” y ser “para [nuestro] bien”? (versículo 7).
¿Cómo se puede relacionar esa verdad con las rocas ásperas y pulidas del principio de la lección?
¿Qué aflicciones afrontan muchos adolescentes en la actualidad?
¿Por qué es importante, en esas situaciones, entender lo que Dios enseñó al profeta José Smith?
¿En qué ocasiones tú o un ser querido han experimentado una aflicción que con el tiempo llegó a ser una bendición?
¿Qué debería hacer una persona para permitir que una aflicción le sirva de experiencia y sea para su bien?
Recordar a Jesucristo en nuestras aflicciones
A fin de ayudar a los alumnos a pensar en la capacidad única del Salvador para entenderlos y ayudarlos cuando pasan por aflicciones, considere invitarlos a completar individualmente el volante “Recordar a Jesucristo en nuestras aflicciones”. Esta podría ser una buena oportunidad para que los alumnos inviten al Espíritu Santo mientras estudian, reflexionan y escriben en silencio.
Recordar a Jesucristo en nuestras aflicciones
Lee Doctrina y Convenios 122:8–9 e intenta imaginar que Dios te está hablando a ti directamente sobre situaciones que tú y tu familia están afrontando. Marca las frases que Él enseñó y que es importante que tú escuches. Si lo deseas, anota los pensamientos y sentimientos que experimentes en tu diario de estudio o en tu ejemplar de las Escrituras.
Lee Alma 7:11–12 y la declaración siguiente del presidente Henry B. Eyring, de la Primera Presidencia. Anota lo que enseñan acerca del Salvador, que te ayude a comprender mejor Doctrina y Convenios 122:8–9.
Cuando se pregunten cuánto dolor podrán soportar bien, piensen en Él. Él sufrió lo que ustedes sufren para que pudiera saber cómo elevarlos a ustedes. Puede que Él no retire las cargas, pero les dará fortaleza, consuelo y esperanza. Él conoce el camino, Él bebió la amarga copa, Él padeció el sufrimiento de todos.
Ustedes están siendo nutridos y consolados por un amoroso Salvador que sabe cómo socorrerlos en cualquier prueba que afronten (Henry B. Eyring, “Ser probados, probarnos y ser pulidos”, Liahona, noviembre de 2020, pág. 97).
¿De qué manera podría ayudarte durante tus pruebas el saber que Jesucristo ha “descendido debajo de todo ello”? (Doctrina y Convenios 122:8). ¿Por qué crees que Él haría eso?
¿Qué otros pasajes de las Escrituras han sido significativos para ti al pasar por aflicciones?
Dé tiempo a los alumnos para que compartan parte de lo que hayan aprendido con un compañero o con la clase. Anímelos a compartir cualquier pasaje de las Escrituras que haya sido significativo para ellos al pasar por aflicciones.
Usted podría invitarlos a reflexionar de nuevo en la forma en que sus desafíos los están moldeando. Pídales que mediten en la pregunta siguiente:
¿Qué has aprendido o sentido hoy acerca de Jesucristo que pueda ayudarte cuando pases por aflicciones?
Podría concluir la lección con su testimonio de que, por medio de Jesucristo, todas nuestras aflicciones pueden servirnos de experiencia y ser para nuestro bien.