¿Cómo puede mi familia regresar a vivir con Dios?
Dios ha proporcionado un plan claro para que usted y su familia regresen con Él; ese plan es el evangelio de Jesucristo. Debido a que Dios ama a todos sus hijos, cada persona finalmente tendrá la oportunidad de escuchar y aceptar el Evangelio, ya sea en esta vida o en la próxima. Usted acepta el Evangelio cuando ejerce fe en Jesucristo, se arrepiente y recibe ordenanzas sagradas como el bautismo y la confirmación. Una ordenanza* es una ceremonia religiosa sagrada realizada por alguien que tiene la autoridad de Dios. Cuando usted recibe una ordenanza, muestra su amor a Dios al hacerle promesas sagradas a Él y Él hacerle promesas sagradas a usted. Las promesas que usted hace cuando recibe una ordenanza se llaman convenios. Es necesario recibir ordenanzas y guardar convenios para poder regresar a la presencia de Dios.
El bautismo y la confirmación son las primeras ordenanzas que usted recibe cuando se convierte en miembro de Su Iglesia. Cuando es bautizado y confirmado por alguien que posee la debida autoridad, usted promete vivir una vida cristiana, guardar los mandamientos y recordar a Cristo en todo lo que haga. Si guarda fielmente estos convenios, Dios le promete el perdón de sus pecados y la compañía del Espíritu Santo. El bautismo y la confirmación son las primeras ordenanzas en su camino hacia la vida eterna con Dios.
Algunas ordenanzas, como el bautismo y la confirmación, son esenciales para que usted regrese con Dios. Otras ordenanzas esenciales incluyen recibir el sacerdocio de Melquisedec (para los hombres), recibir la investidura del templo y sellarse como parte de una familia eterna en el templo. A través de estas ordenanzas y convenios, usted aprenderá más acerca del plan de Dios y experimentará más de Su poder en su vida (véase D. y C. 84:20). Estas ordenanzas y convenios son acontecimientos personales significativos que marcan el camino hacia la vida eterna. Usted persevera hasta el fin de este camino al ejercer continuamente la fe en Jesucristo, arrepentirse, seguir la inspiración del Espíritu Santo y guardar sus convenios. Los convenios que haga con Dios le darán fortaleza y un sentido de propósito. También podrá disfrutar de una mayor felicidad en esta vida, sentir una mayor fortaleza espiritual, recibir protección y guía y estar preparado para finalmente vivir con Dios y con su familia para siempre.