Pornografía
Experiencia de recuperación: Conozca a Sidreis


“Experiencia de recuperación: Conozca a Sidreis”, Ayuda para mí, 2021

“Experiencia de recuperación: Conozca a Sidreis”, Ayuda para mí

Experiencia de recuperación: Conozca a Sidreis

Sidreis fue adicta a la pornografía durante gran parte de su vida, pero finalmente halló esperanza por medio de la expiación de Cristo al buscar la ayuda de su obispo.

Creada a Su imagen

Soy una hija de Dios que se está recuperando de la adicción sexual. Mi adicción fue la experiencia más oscura, más desesperanzadora y más solitaria de mi vida. Me sentía como si estuviera atrapada en un pozo profundo; solamente escuchaba mi propio eco al pedir ayuda. Recibía únicamente el silencio por respuesta: el silencio de mis amigos, mis familiares y aparentemente también del Señor. Me sentía completamente sola, sin ninguna esperanza de que alguien me extendiera la mano para sacarme de allí.

La adicción sexual interfería en mi vida en muchísimas maneras. Como resultado de la vergüenza que me daba mi adicción, sentía que nadie me amaba y que yo no tenía ningún propósito ni valor en esta vida. Aunque me esforzara al máximo, siempre habría personas mejores y más rectas que yo. Sentía que mi alma se marchitaba literalmente desde dentro hacia afuera. Hasta donde alcanzo a recordar, recorría la vida con dificultad, manteniendo una sonrisa postiza para que nadie supiera de mi dolor real; pero no era feliz, solamente estaba sobreviviendo. Siempre había procurado superar la adicción a mi manera, simplemente esforzándome por alcanzar la abstinencia, más bien que esforzarme por lograr la recuperación.

Decidí ir a ver a mi obispo y él me presentó el Programa para recuperarse de las adicciones. Me entregó la guía del Programa para recuperarse de las adicciones y me sugirió que asistiera a sus reuniones. Descarté la idea, ya que tenía demasiado miedo para afrontar a otras personas, incluso aunque lucharan contra las mismas cosas que yo. Decidí trabajar con los pasos por mí misma y seguí viendo a mi obispo cada semana. Satanás trabajaba día y noche para que siguiera hundida, pero yo descubrí que, cada vez que yo atravesaba la puerta de la capilla para reunirme con mi obispo, él se quedaba afuera.

Me llevó tiempo pero, al trabajar con el Paso 1, mi corazón se ablandó y comencé a darme cuenta de que de ninguna manera podría lograrlo sola. Necesitaba la fortaleza de un grupo para ser capaz de superar mi adicción. Me di cuenta de que la fuerza de Satanás era mucho mayor cuando estaba sola, y aunque mi obispo era increíble, de ninguna manera él podría seguir siendo mi único apoyo para siempre. Tenía que encontrar y mantener mi propia red de apoyo, así que decidí asistir a mi primera reunión.

Recuerdo vívidamente la tarde de mi primera reunión. Tenía miedo de que las mujeres del grupo de apoyo me miraran con ojos acusadores y simplemente supieran lo mala persona que yo era. También temía ver a otras personas que me conocieran. Ahora me doy cuenta de que el adversario estaba procurando que yo mantuviera esa mentalidad temerosa. Tenía muchísimo miedo mientras me dirigía hacia allí, pero al llegar, mi obispo estaba a la puerta para guiarme.

Cuando entré por primera vez, solamente había una hermana, la cual me acogió con tanta calidez que mis temores se disiparon ligeramente. No obstante, a medida que llegaban más mujeres, sentí que volvía el temor. Me acurruqué en mi asiento sin mantener contacto visual con nadie y empecé a preguntarme qué estaba haciendo allí.

Al comenzar la reunión, sentí que el Espíritu entraba en la sala y me rodeaba con una hermosa luz sanadora. Comenzaron a caerme las lágrimas de manera inmediata y sentí que mi Padre Celestial me susurraba que me amaba y que me encontraba en el lugar correcto. Con cada mujer que compartía su experiencia, las olas de vergüenza fueron sustituidas lentamente por olas de validación —validación de que no estaba sola y de que no era la persona repugnante y pervertida que había llegado a creer que era. Nunca en mi vida antes de ese momento me había imaginado que hubiera otras personas como yo, y aquí estaba, en una sala llena de hermosas hijas de Dios que afrontaban los mismos problemas que yo. Aquella tarde salí de la reunión sintiéndome más aceptada, amada, fortalecida y comprometida de lo que nunca me había sentido en mi vida entera.

Al seguir asistiendo a las reuniones, salgo con una esperanza renovada sabiendo que no estoy sola en mi camino. He conocido a muchas personas maravillosas a lo largo de este camino, las cuales me han elevado continuamente.

Me siento sumamente agradecida a mi Padre Celestial y a Jesucristo. Siempre he amado a mi Salvador, pero mi vergüenza había sido tal que no creía que fuera digna de recurrir a Su gracia. Nunca supe de qué manera apoyarme personalmente en Su poder para salvarme. No tenía que hacer nada más que creer que al acercarme a Él y confiar en Él, Él estaría ahí, y así fue. Me extendió una escalera con doce escalones o pasos, es decir, los principios del Evangelio que se enseñan en los pasos del Programa para recuperarse de las adicciones. Con esta escalera y mi Salvador a mi lado bendiciéndome con fortaleza y valentía, ya no podía negar que Su mano estaba extendida hacia mí. Comencé por admitir que era incapaz de superar mi adicción por mí misma, confié en Dios y empecé mi ascenso hacia la recuperación.

Hace poco llegué al año y medio de abstinencia. Estoy muy agradecida a mi Padre Celestial por trabajar pacientemente conmigo, moldearme y ayudarme a obtener claridad y comprensión. Hubo un tiempo en el que tenía dificultades con mi adicción diariamente, pero ahora por fin me he liberado de las cadenas de esos factores desencadenantes y luchas diarios. Aprendí que mi adicción sexual es solamente un síntoma de una tragedia personal aún mayor —no darme cuenta de mi propio valor personal. Ahora sé que soy una hermosa hija de Dios. Ya no me miro en el espejo y pienso que soy fea y que no tengo valor. Ya no me escondo de mi propia imagen, ya que estoy hecha a Su imagen, y eso me concede un valor infinito.

Este relato procede del sitio web del Programa para recuperarse de las adicciones.