Manuales y llamamientos
La enseñanza del Evangelio en la Iglesia


La enseñanza del Evangelio en la Iglesia

La responsabilidad individual de aprender el Evangelio de Jesucristo

Dios les ha dado a Sus hijos el albedrío, el cual es el poder de escoger entre el bien y el mal, o sea, el poder para participar del plan de redención o para rechazarlo.

Para poder escoger el bien y participar del plan de redención, debemos aprender sobre el Salvador y sobre las doctrinas de Su Evangelio. Él nos ha mandado: “Aprende de mí y escucha mis palabras…” (D. y C. 19:23). En respuesta a este mandamiento, cada miembro de la Iglesia debe estudiar las Escrituras y las enseñanzas de los profetas de los últimos días, meditar y orar sobre ellas y aplicarlas a la vida diaria.

El élder Bruce R. McConkie dijo: “Toda persona debe aprender las doctrinas del Evangelio por sí misma. Nadie puede hacerlo por ella. Cada una de ellas debe hacerse responsable de su aprendizaje del Evangelio, ya que todas tienen acceso a las mismas Escrituras y todas tienen derecho a la guía del mismo Espíritu Santo. Toda persona debe pagar el precio impuesto por la divina Providencia si desea obtener la perla de gran precio” (Doctrines of the Restoration: Sermons and Writings of Bruce R. McConkie, editado por Mark L. McConkie, 1989, pág. 234).

El hogar: El lugar principal para el aprendizaje y la enseñanza del Evangelio

La familia es ordenada por Dios y es una parte fundamental de Su plan. Él ha establecido las familias para que Sus hijos sean felices, para que aprendan el Evangelio en un ambiente de amor y para prepararlos para la vida eterna. El hogar es el lugar más importante para enseñar, para aprender y para poner en práctica los principios del Evangelio (véase Mosíah 4:14–15; D. y C. 68:25–28). Los padres deben esmerarse por planear y llevar a cabo oraciones familiares, sesiones para el estudio de las Escrituras en familia, noches de hogar y otras actividades familiares. Ellos deben hacer todo lo que esté a su alcance para aprovechar esas oportunidades de enseñanza.

Como dijo el presidente Spencer W. Kimball: “El hogar es donde nos convertimos en expertos y estudiosos de los principios correctos del Evangelio” (The Teachings of Spencer W. Kimball, editado por Edward L. Kimball, 1982, pág. 129).

La responsabilidad de los líderes de enseñar el Evangelio

Una de las maneras más importantes de que los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares cumplan con sus responsabilidades es por medio de la enseñanza. El élder Gordon B. Hinckley enseñó: “La enseñanza eficaz es la esencia misma del liderazgo en la Iglesia. La vida eterna se logrará únicamente cuando a los hombres y a las mujeres se les enseñe con tal eficacia que lleguen a cambiar y a disciplinar su vida. No se les puede obligar a ser rectos o a que deseen ir al cielo; se les debe guiar, y eso significa impartir enseñanza” (véase “Venido de Dios como maestro”, Liahona, julio de 1998, pág. 27).

El élder Boyd K. Packer dijo: “El profeta es un maestro; sus consejeros también lo son; las Autoridades Generales somos maestros. Los presidentes de estaca y los presidentes de misión son maestros; los miembros de sumos consejos son maestros, al igual que los presidentes de quórum. Demás está decir que los obispos también son maestros, y así podríamos seguir enumerando la gran variedad de oficiales dentro de las organizaciones de la Iglesia. La Iglesia avanza apoyada en el poder de las enseñanzas que se imparten” (Boyd K. Packer, Teach Ye Diligently, 1991, ed. rev. págs. 3–4).

Los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares enseñan el Evangelio al hablar en las reuniones, al impartir las lecciones y al conversar con otros miembros de la Iglesia. Ellos también enseñan por medio del ejemplo. El siguiente mandamiento, que el Señor dio a los élderes de la Iglesia en 1831, se aplica también a los líderes de la Iglesia en la actualidad:

“Y ahora bien, he aquí, un mandamiento os doy, que al estar reunidos os instruyáis y os edifiquéis unos a otros, para que sepáis cómo conduciros, y cómo dirigir mi iglesia, y cómo obrar de conformidad con los puntos de mi ley y mis mandamientos que he dado.

“Y así seréis instruidos en la ley de mi iglesia, y seréis santificados por lo que habéis recibido, y os obligaréis a obrar con toda santidad ante mí”(D. y C. 43:8–9).

La responsabilidad de los líderes de asegurarse de que se imparta una enseñanza eficaz

Los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares son responsables de la calidad de la enseñanza del Evangelio en sus organizaciones. Ellos deben asegurarse de que la enseñanza sea eficaz y que en ella se imparta doctrina correcta. Además, deben asegurarse de que los maestros utilicen los materiales oficiales que publica la Iglesia. Ellos deben trabajar en estrecha colaboración con los miembros de sus correspondientes organizaciones que tengan llamamientos o asignaciones oficiales para enseñar el Evangelio, tales como los asesores, los maestros, los ayudantes de los maestros, los líderes de música, los líderes de las actividades, los maestros orientadores y las maestras visitantes.

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Melchizedek

Los líderes deben ayudar a los maestros y alentarlos en sus esfuerzos por enseñar eficazmente y mejorar su enseñanza continuamente (véanse las págs. 4–7); deben enseñar a los maestros recién llamados (véanse las págs. 4–5) y deben tomar la iniciativa en el planeamiento de las reuniones de mejoramiento de maestros (véanse las págs. 8–10 ). Además, ellos recomiendan a personas para que participen en el curso de Enseñanza del Evangelio (véanse las págs. 1–11).

Tanto en las reuniones de presidencia como en las reuniones de liderazgo del grupo de sumos sacerdotes, los líderes deben dedicar cierto tiempo para evaluar la calidad de la enseñanza en sus respectivas organizaciones. Ellos deben responder a las necesidades de los maestros y analizar las formas de apoyar, alentar y ayudarlos en sus esfuerzos por mejorar. Ellos se instruyen los unos a los otros sobre los principios relacionados con el mejoramiento de la enseñanza. A la vez, pueden invitar a otras personas, tales como los líderes de las organizaciones auxiliares de estaca o al coordinador para el mejoramiento de maestros de barrio, para que les enseñen.

Los líderes de estaca ayudan a los líderes de barrio en sus esfuerzos para mejorar la calidad de la enseñanza en sus correspondientes organizaciones. Instruyen a los líderes de barrio durante las reuniones de líderes de estaca y se reúnen con éstos durante las visitas que hagan al barrio. Al impartir esta ayuda, los líderes de estaca deben consultar y hacer referencia a esta publicación y a otros materiales publicados por la Iglesia, tales como La Enseñanza: El llamamiento más importante y a la sección “Enseñanza del Evangelio y liderazgo” del Manual de Instrucciones de la Iglesia.

Los líderes deben prestar especial atención a los nuevos conversos y a los miembros que se hayan activado recientemente. Ellos deben colaborar estrechamente con los maestros con el fin de poder satisfacer las necesidades de esos miembros. A los nuevos conversos y a los miembros que se hayan reactivado recientemente se les puede llamar como ayudantes de maestros.

Las responsabilidades del coordinador de mejoramiento de maestros

El coordinador de mejoramiento de maestros de barrio apoya a los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares en los esfuerzos que hacen por mejorar la enseñanza del Evangelio. Las responsabilidades del coordinador de mejoramiento de maestros de barrio son:

  • Ayudar a los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares a planear y a presentar las reuniones de mejoramiento del maestro (véanse las págs. 8–10).

  • Hacer los últimos preparativos para las reuniones de mejoramiento de maestros, tales como hacer los arreglos para conseguir un lugar para efectuar las reuniones y asegurarse de que los materiales necesarios estén disponibles. Eso hará que los líderes puedan dedicarse a cumplir con sus otras responsabilidades.

  • Instruir a los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares acerca de los principios relacionados con el mejoramiento de maestros. Eso se puede llevar a cabo en las reuniones de consejo de barrio y en las reuniones de presidencia y de liderazgo de grupo, cuando los líderes así lo soliciten.

  • Conferenciar individualmente con los maestros, cuando se le solicite.

  • Prestar servicio como instructor del curso de Enseñanza del Evangelio (véase la pág. 11) a menos que el obispado asigne a alguien más para enseñar en esa capacidad.

Siempre que sea posible, se debe llamar como coordinador de mejoramiento de maestros de barrio a un maestro con experiencia que comprenda la forma en que la enseñanza del Evangelio ayuda a la gente a venir a Cristo.

Cómo mejorar la enseñanza del Evangelio por medio de las reuniones de consejo de barrio

El obispo supervisa el consejo de barrio en la coordinación de la obra de mejorar la enseñanza del Evangelio en el barrio. Por lo menos dos veces por año, dedica parte de la reunión de consejo de barrio para instruir a los líderes del barrio sobre los principios relacionados con el mejoramiento de la enseñanza. Él puede asignar al coordinador de mejoramiento de maestros de barrio o a otros miembros del consejo de barrio para que impartan tal enseñanza. Entre las fuentes de recursos que se pueden emplear para dar esa instrucción se encuentran esta publicación, La enseñanza: El llamamiento más importante y la sección “Enseñanza del Evangelio y liderazgo” del Manual de Instrucciones de la Iglesia.

Bajo la dirección del obispo, los miembros del consejo de barrio pueden:

  • Informar sobre la enseñanza en sus correspondientes organizaciones.

  • Analizar los principios del Evangelio que se tengan que enseñar en el barrio.

  • Recomendar temas que deben comunicarse a los maestros del barrio.

  • Informar sobre las últimas reuniones de mejoramiento de maestros.

  • Repasar los planes para las próximas reuniones de mejoramiento de maestros.

  • Recomendar a personas para participar en el curso Enseñanza del Evangelio.

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