Lección 11
Jesucristo anduvo haciendo bienes
Introducción
“El Cristo Viviente: El Testimonio de los Apóstoles” enseña que “[Jesús] ‘anduvo haciendo bienes’ (Hechos 10:38) y, sin embargo, fue repudiado por ello” ( Liahona, abril de 2000, pág. 2). Como discípulos de Jesucristo, debemos seguir Su ejemplo de hacer el bien a pesar de la posibilidad de persecución. En esta lección, los alumnos analizarán por qué debemos tratar a quienes nos maltratan por causa de nuestras creencias con el mismo amor y respeto que Jesús demostró a Sus perseguidores. Al seguir el ejemplo del Salvador, seremos bendecidos con valor para vivir y defender nuestra fe y podremos ayudar a otras personas a acercarse al Señor.
Lectura preparatoria
-
Dallin H. Oaks, “Amar a los demás y vivir con las diferencias”, Liahona, noviembre de 2014, págs. 25–28.
-
Jeffrey R. Holland, “El costo —y las bendiciones— del discipulado”, Liahona, mayo de 2014, págs. 6–9.
-
Robert D. Hales, “Valor cristiano: El precio del discipulado”, Liahona, noviembre de 2008, págs. 72–75.
Sugerencias para la enseñanza
Mateo 5:43–47; 9:9–13; 12:22–30; Marcos 3:1–6; 11:15–19; Juan 11:43–53
Jesucristo fue perseguido por hacer el bien
Comience la clase con la siguiente pregunta:
-
Cuando piensan en la vida ejemplar del Salvador, ¿cuál de todos los bienes que hizo durante Su vida terrenal les llama más la atención?
Después de que los alumnos respondan, lea (o comparta en sus propias palabras) el siguiente relato del élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, acerca de dos misioneras:
“Con admiración y ánimo por todos los que tendrán que permanecer firmes en estos últimos días, les digo a todos, y especialmente a los jóvenes de la Iglesia, que, si aún no les ha tocado, un día se encontrarán ante el llamado de defender su religión o quizás hasta soportar un poco de maltrato personal por el simple hecho de ser miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. En esos momentos se requerirá de parte de ustedes tanto valentía como cortesía.
“Por ejemplo, hace poco una misionera me escribió: ‘Mi compañera y yo vimos a un hombre sentado en una banca de la plaza de la ciudad comiendo su almuerzo. Al acercarnos, alzó la vista y vio nuestras placas misionales. Con una terrible expresión en el rostro, se puso de pie rápidamente y levantó la mano para pegarme. Yo evadí el golpe justo a tiempo, pero él me escupió la comida encima y empezó a decirnos las más horribles palabrotas. Nos marchamos sin decir nada. Intenté limpiarme la comida de la cara cuando sentí que una bola de puré de papas me golpeó la cabeza. A veces es difícil ser misionera, porque en ese preciso momento tenía ganas de volver, agarrar a ese hombre y decirle: “¿QUÉ ES LO QUE LE PASA?”; pero no lo hice’” (“El costo —y las bendiciones— del discipulado”, Liahona, mayo de 2014, pág. 6).
Pida a los alumnos que lean en silencio Mateo 5:43–47 y que busquen uno de los principios que Jesús enseñó en Su Sermón del Monte que esas misioneras pusieron en práctica. (Si lo desea, sugiera que cuando los alumnos lean, apliquen la técnica para el estudio de las Escrituras de personalizar el mensaje de esos versículos. A fin de poner en práctica dicha técnica, los alumnos deben añadir su propio nombre al pasaje de las Escrituras).
-
¿Cuál es un principio que enseñó Jesús en esos versículos? (Tal vez los alumnos utilicen otras palabras, pero deben reconocer el siguiente principio: Si queremos seguir las enseñanzas de Jesucristo, debemos aprender a amar a nuestros enemigos y ser amables con quienes nos persiguen).
-
¿Por qué es difícil vivir ese principio del Evangelio?
Muestre la siguiente declaración en la pizarra:
Explique que aunque mucha gente aceptó al Salvador tanto en Galilea como en Judea, y muchos reconocieron Sus buenas obras como un testimonio de Su divinidad, otros lo despreciaron y lo persiguieron por Sus buenas obras.
Escriba en la pizarra los siguientes pasajes de las Escrituras bajo “Jesús anduvo haciendo bienes”:
Divida la clase en pequeños grupos y asigne a cada grupo uno de los pasajes de las Escrituras que escribió en la pizarra. Pida a los alumnos que busquen en cada pasaje la buena obra que hizo Jesús y cómo respondió la gente. Después de darles suficiente tiempo, pida a los alumnos que den un informe de lo que hayan encontrado. Señale que esa serie de pasajes de las Escrituras revela un modelo en la vida del Señor del que podemos aprender. Haga la siguiente pregunta:
-
¿Qué notaron acerca de la forma en que el Salvador respondió a la persecución que sufrió?
Aliente a los alumnos a imaginarse lo que se describe en el pasaje de las Escrituras que estudiaron. Después pregunte:
-
¿Qué pensamientos o sentimientos creen que habrían tenido si hubieran estado en presencia de Jesús en esa ocasión?
-
¿Qué creen que Jesús habría querido que aprendieran de Sus palabras y acciones en ese momento? (El siguiente principio es uno de los que los alumnos posiblemente reconozcan: Al seguir el ejemplo de buenas obras del Salvador, a veces tendremos que soportar persecución).
Mateo 5:9–12, 21–24, 38–41; 6:14–15; 7:1–5, 12
Cómo responder ante la persecución
Diga a los alumnos que, en Su Sermón del Monte, Jesucristo aconsejó a Sus discípulos cómo reaccionar cuando fueran perseguidos. Escriba la siguiente frase y lista de referencias de las Escrituras en la pizarra, y asigne a cada alumno a leer por lo menos uno de los pasajes. Pídales que, en el pasaje que lean, busquen un principio que Jesús enseñó que pueda guiarlos con respecto a sus interacciones con los demás.
Después de darles suficiente tiempo, pida a los alumnos que expliquen los principios que encontraron y cómo éstos se aplican a nuestra relación con los demás. Mientras los alumnos comparten los principios que han descubierto en Mateo 5:21–24, puede señalar como dato curioso que aunque en la versión del Rey Santiago de la Biblia en inglés aparecen las palabras “cualquiera que se enoje con su hermano sin causa” (Mateo 5:22 ), tanto en 3 Nefi 12:22 como en la Traducción de José Smith de Mateo 5 en inglés se omite la frase “sin causa”. (Conforme los alumnos respondan, haga hincapié en la siguiente verdad: El Padre Celestial espera que sigamos el ejemplo de Jesucristo cuando seamos perseguidos por nuestras creencias).
Muestre las siguientes declaraciones del élder Jeffrey R. Holland y del élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles:
“Defiendan sus creencias con amabilidad y compasión, pero defiéndanlas” (Jeffrey R. Holland, “El costo —y las bendiciones— del discipulado”, Liahona, mayo de 2014, pág. 9).
“Los seguidores de Cristo deben ser ejemplos de civismo. Debemos amar a todas las personas, ser buenos oyentes, y demostrar interés por sus creencias sinceras. Aunque podamos estar en desacuerdo, no es apropiado ser desagradables. Nuestra postura y comunicaciones relacionadas con temas polémicos, no deben ser contenciosas. Debemos ser prudentes al explicar y poner en práctica nuestras posturas y al ejercer nuestra influencia…
“Cuando nuestras posturas no sean convincentes ante la oposición, debemos aceptar con gentileza los resultados desfavorables y poner en práctica la cortesía con nuestros adversarios” (Dallin H. Oaks, “Amar a los demás y vivir con las diferencias”, Liahona, noviembre de 2014, pág. 27).
Analice con los alumnos los desafíos y las bendiciones de seguir el consejo del élder Holland y del élder Oaks. Luego invite a un alumno a leer Mateo 5:9–12 en voz alta.
-
Según esos versículos, ¿qué promesas hizo Jesús que pueden hacer que sea más fácil reaccionar de forma cristiana cuando somos perseguidos por nuestras creencias religiosas?
Invite a los alumnos a meditar cómo pueden aplicar una o más de las enseñanzas del Salvador del Sermón del Monte a una de sus relaciones interpersonales actuales o cómo podrían haberlas aplicado a una experiencia pasada. Pregunte si alguno de los alumnos está dispuesto a compartir sus pensamientos con el resto de la clase.
Entregue a cada alumno una copia de la siguiente declaración del élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles:
“Algunas personas equivocadamente piensan que reacciones tales como el silencio, la mansedumbre, el perdón y el expresar humilde testimonio son respuestas pasivas o débiles, pero, el ‘[amar] a [nuestros] enemigos, [bendecir] a los que [nos] maldicen, [hacer] bien a los que [nos] aborrecen y [orar] por los que [nos] ultrajan y [nos] persiguen’ (Mateo 5:44) requiere fe, fortaleza y, más que todo, valor cristiano…
“Cuando no tomamos represalias, cuando ofrecemos la otra mejilla y dominamos los sentimientos de ira, nosotros también seguimos el ejemplo del Salvador; manifestamos Su amor, que es el único poder que puede someter al adversario y dar una respuesta a nuestros acusadores sin, a la vez, acusarlos a ellos. Eso no es debilidad; eso es valor cristiano…
“Al responder a los demás, cada circunstancia será diferente. Afortunadamente, el Señor conoce el corazón de nuestros acusadores y cómo podemos responderles de la manera más eficaz. A medida que los verdaderos discípulos buscan la guía del Espíritu, reciben inspiración específica para cada situación; y en cada situación los verdaderos discípulos responden de un modo que invita al Espíritu del Señor …
“Como verdaderos discípulos, nuestra preocupación principal debe ser el bienestar de los demás, no la justificación personal. Las preguntas y las críticas nos dan la oportunidad de tender la mano a los demás y demostrarles que ellos son importantes para el Padre Celestial y para nosotros. Nuestro objetivo debe ser ayudarlos a comprender la verdad, no defender nuestro amor propio ni ganar puntos en un debate teológico. Nuestro testimonio sincero es la respuesta más poderosa que podamos dar a nuestros acusadores…” (“Valor cristiano: El precio del discipulado”, Liahona, noviembre de 2008, págs. 72, 73–74).
Dé tiempo a los alumnos para que lean y marquen los principios que enseña el élder Hales. Invítelos a compartir lo que descubrieron. Si es necesario, analice algunas o todas las preguntas siguientes:
-
¿De qué manera nuestras acciones hacia otras personas pueden afectar su relación con Dios? (Ayude a los alumnos a comprender el siguiente principio: Al seguir el ejemplo de Jesucristo de responder con amor y bondad a quienes están en nuestra contra, podemos fortalecer su relación con Dios al igual que la nuestra).
-
¿Por qué el tratar a los demás de esa manera es parte del convenio bautismal que hemos hecho con el Padre Celestial? (Es una forma importante de ser testigos de Dios en todo tiempo, en todas las cosas y en todo lugar [véase Mosíah 18:9]).
Pregunte a los alumnos si han tenido alguna experiencia en la que seguir el ejemplo y las enseñanzas del Salvador les haya permitido ayudar a otra persona a acercarse más al Señor. Invite a algunos alumnos a compartir sus experiencias.
Aliente a los alumnos a examinar su relación con otras personas, a reconocer alguna que podría mejorar y a escribir cómo aplicarán a esa relación los principios que se analizaron el día de hoy.
Material de lectura para el alumno
-
Hechos 10:38; Mateo 5:9–12, 21–24, 38–41, 43–47; 6:14–15; 7:1–5.
-
Jeffrey R. Holland, “El costo —y las bendiciones— del discipulado”, Liahona, mayo de 2014, págs. 6–9.