Seminario
2 Corintios 1; 4


2 Corintios 14

“[C]onsolados por Dios”

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Dos jóvenes sentadas juntas en una banca. Una de las jóvenes parece estar angustiada, triste o preocupada por algo. La otra joven muestra preocupación y parece que trata de consolar a la otra.

Todos experimentamos penas y sufrimientos, contratiempos y obstáculos, molestias y enfermedades. Cuando el pueblo de Corinto experimentó dificultades, Pablo escribió a los miembros de la Iglesia allí para ofrecerles apoyo y consejo continuos. Testificó del consuelo y la paz que podían obtener por medio del Padre Celestial y Jesucristo (véase 2 Corintios 1:3–4). Esta lección puede ayudarte a entender algunas de las maneras en las que Dios brinda consuelo a Sus hijos y a reconocer maneras en las que puedes compartir Su consuelo con los demás.

¿Qué te trae consuelo?

  • ¿A qué o a quién acudes en busca de consuelo durante los momentos difíciles?

  • ¿Qué o quién te brinda más consuelo? ¿Por qué?

1. Completa la lista siguiente en tu diario de estudio:

Haz una lista de situaciones de la vida actuales o futuras para las que podrías necesitar ayuda y consuelo a fin de superarlas.

Medita sobre las preguntas siguientes:

  • ¿Por qué puedes confiar en que el Padre Celestial y Jesucristo te consolarán por medio del don del Espíritu Santo durante esos momentos?

  • ¿Cuán bien crees que reconoces y recibes el consuelo que el Padre Celestial y Jesucristo ofrecen por medio del Espíritu Santo?

  • ¿Cómo podrías compartir con los demás el consuelo que Ellos ofrecen?

Al estudiar esta lección, busca respuestas a las preguntas anteriores.

Pablo quería consolar a los santos corintios en sus pruebas

Mientras estaba en Macedonia, Pablo recibió noticias de parte de un discípulo llamado Tito de que los santos de Corinto habían recibido bien su carta anterior (véanse 2 Corintios 2:137:5). Pablo también se enteró de los persistentes desafíos de esos santos y escribió otra carta (2 Corintios) para ofrecerles consuelo y tratar sus problemas.

  • ¿Qué recuerdas acerca de Corinto y las dificultades que afrontaban los santos allí?

Lee 2 Corintios 1:1–4 y presta atención al modo en que Pablo comenzó su segunda carta a los santos corintios.

  • ¿Qué te llamó la atención de la introducción de Pablo a los santos?

  • ¿Qué nombres o títulos que utilizó Pablo para referirse al Padre Celestial te llamaron la atención?

  • ¿Qué te enseñan esos nombres o títulos acerca del Padre Celestial?

  • ¿Qué verdad enseñó Pablo en el versículo 4?

Recibir consuelo del Padre Celestial y ayudar a los demás a recibirlo

Es posible que hayas identificado una verdad del versículo 4 como la siguiente: Cuando recibimos el consuelo del Padre Celestial durante nuestras pruebas, podemos ayudar mejor a los demás a recibirlo también.

  • ¿Qué crees que significa “consolar a los que están en cualquier tribulación”? (versículo 4).

  • ¿Por qué crees que se espera esto de los discípulos de Jesucristo?

2. Responde las preguntas siguientes en tu diario de estudio:

  • ¿Cuándo han recibido tú o alguien que conoces ayuda y consuelo del Padre Celestial durante una prueba?

  • ¿Qué aprendiste tú o qué aprendieron ellos de esa experiencia?

  • ¿Qué crees que puedes hacer para recibir más consuelo de Dios cuando lo necesites?

Lee la declaración siguiente del presidente Spencer W. Kimball (1895–1985):

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Retrato del presidente Spencer W. Kimball.

Dios nos tiene en cuenta y vela por nosotros; pero por lo general, es por medio de otra persona que atiende a nuestras necesidades. Por lo tanto, es vital que nos prestemos servicio unos a otros en el reino.

(Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball, 2006, pág. 92)

Si está disponible, mira el video “Dios nos apoyará” (4:58) en LaIglesiadeJesucristo.org. Cuenta la historia de una joven llamada Brittany que halló consuelo al servir a los demás y confiar en el Señor en lugar de centrarse en su propio problema médico.

  • ¿Por qué crees que el Padre Celestial a menudo nos utiliza para ayudar a otros a sentir Su amor y consuelo durante sus pruebas?

Piensa en alguien que conozcas que esté pasando por dificultades. Con espíritu de oración, considera cómo podrías ayudarlo a sentir el consuelo que el Padre Celestial ofrece mientras haces lo siguiente:

  1. Piensa en lo que has aprendido de 2 Corintios 1:1–4 que podría ayudar a esa persona.

  2. Lee dos o más de los siguientes grupos de versículos, los cuales contienen las enseñanzas adicionales de Pablo a los corintios en cuanto a las pruebas. Busca una frase o versículo que sientas que sería significativo para la persona que escogiste.

  3. Haz algo ahora para ayudar a esa persona a sentir el consuelo del Padre Celestial. Considera orar por ella, así como los santos de Corinto oraron por Pablo (véase 2 Corintios 1:11). Además, podrías escribir un mensaje alentador para esa persona, como hizo Pablo para los corintios, aunque tu mensaje podría ser un mensaje de texto, un correo electrónico o una nota en vez de una carta. (Considera incluir lo que aprendiste de 2 Corintios 14 en esta lección, así como cualquier experiencia personal que pudiera ayudar).

  4. Haz planes adicionales para ayudar a esa persona. El Padre Celestial puede inspirarte a realizar otras acciones, como visitarla o servirle de alguna manera. Asegúrate de anotar todos los planes que se te ocurran en un lugar que te recuerde que debes cumplirlos, por ejemplo, en tu calendario, en tu teléfono o en un papel que puedas consultar más tarde.

3. Resume lo que aprendiste en esta lección y lo que planeas hacer ahora.

Opcional: ¿Quieres aprender más?

2 Corintios 1:4. ¿Por qué espera el Señor que tienda una mano y que consuele a las personas necesitadas?

El élder Gary E. Stevenson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo siguiente:

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Retrato oficial del élder Gary E. Stevenson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, 2015.

Desde el momento en que salimos de las aguas del bautismo, se nos llama a esta obra. Tendemos una mano de amor a los demás porque es lo que nuestro Salvador nos mandó que hiciéramos […]. Cada vez que nuestros vecinos tienen dificultades, ya sean temporales o espirituales, acudimos en su ayuda; llevamos las cargas los unos de los otros para que sean ligeras; lloramos con los que lloran; consolamos a los que necesitan de consuelo. Eso es lo que el Señor espera amorosamente de nosotros. Y llegará el día en que tendremos que rendir cuentas del cuidado con el que ministremos a Su rebaño.

(Gary E. Stevenson, “Pastorear almas”, Liahona, noviembre de 2018, pág. 111)

2 Corintios 4:17. ¿Qué quiso decir Pablo cuando se refirió a nuestros desafíos terrenales como una “leve tribulación”?

El élder Paul V. Johnson, de la Presidencia de los Setenta, enseñó:

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El élder Paul V. Johnson, del Cuórum de los Setenta, retrato oficial, 2021.

En medio de los problemas es casi imposible ver que las bendiciones que vendrán sobrepasan ampliamente el dolor, la humillación o la congoja que estemos experimentando en ese momento […]. El apóstol Pablo enseñó: “Porque esta momentánea y leve tribulación nuestra nos produce un cada vez más y eterno peso de gloria” [2 Corintios 4:17]. Es interesante que Pablo usase el término “leve tribulación”; eso venía de una persona que había sido golpeada, apedreada, padecido naufragio, estado en la prisión y quien había sufrido muchas otras pruebas. Dudo que muchos de nosotros califiquemos nuestras tribulaciones como leves; sin embargo, comparadas con las bendiciones y el crecimiento que recibimos al final, tanto en esta vida como en la eternidad, nuestras aflicciones son realmente leves […].

A veces queremos crecer sin desafíos y adquirir fortaleza sin tener que hacer ningún esfuerzo; pero el crecimiento no puede venir al tomar el camino más fácil. Entendemos claramente que un atleta que se resiste al entrenamiento riguroso nunca llegará a ser un atleta de prestigio mundial. Debemos tener cuidado de no resentir las mismas cosas que nos ayudarán a ser participantes de la naturaleza divina.

(Paul V. Johnson, “Más que vencedores por medio de Aquel que nos amó”, Liahona, mayo de 2011, págs. 79, 80)

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